Las palabras del Papa Francisco a lo largo de su pontificado han propiciado bastantes y encendidas polémicas. Pero su cercanía a las doctrinas protestantes, invocadas como “factor de unidad”, ya no suscitan esperanza, sino inquietud. Aquí, un sucinto comentario a la nota de LifeSiteNews, traducida por “Verbum Caro” y publicada por InfoVaticana.
Es loable que al menos un Obispo, citando a un Sumo Pontífice anterior, a la Sagrada Escritura, a una encíclica de gran calado como “El Esplendor de la Verdad” (que enfatiza el carácter esencial de la Teología Moral y de su adecuada interpretación), y al Catecismo de la Iglesia Católica, es decir, en general, al Magisterio Eclesial, se haya pronunciado con respecto a unas declaraciones que –aunque dichas por el Papa durante una audiencia general– no dejan de suscitar dudas en materia de Fe y de generar confusión y desconcierto entre los creyentes.
Las palabras del Papa Francisco fueron textualmente las siguientes:
«¿Desprecio los Mandamientos? No. Los observo, pero no como algo absoluto, porque sé que quien me justifica es Jesucristo».
Papa Francisco, en audiencia general (Agosto 18/2021).
De acuerdo con lo explicitado por el Obispo Schneider, y escuchadas tales palabras pronunciadas durante la audiencia general, así como la explicación que las antecede, no cabe duda de sus implicaciones teológicas y doctrinales, que son de suma gravedad.
El asunto es extremadamente delicado porque éstas no sólo riñen con la enseñanza y la fe católicas, sino que se sitúan en las antípodas. Aún más, se adentran en los predios de la herejía, siguiendo la particular concepción de Martín Lutero sobre la fe y sugiriéndola como referente de “madurez” y camino de salvación.
Ver: Francisco dice que “Jesús justificó a TODOS los hombres”, pero…
Entre las consecuencias de admitir tal extraña interpretación, podríamos mencionar:
- Se pone en duda la enseñanza perenne.
- Su incorporación traería graves consecuencias para la Iglesia y para los fieles en su vida de Fe, la Vida Sacramental, la recepción de la Gracia Santificante y, en últimas, para la misma Salvación de las Almas (Ley Suprema de la Iglesia).
- Lo anterior, fundamentalmente por la presunción de una especie de “salvación automática”, debida a la concepción protestante de la “predestinación” y a la manera en la que entienden y presentan la llamada doctrina de la “Justificación”, invocada por Francisco al final de su audiencia.
- Se suscita inestabilidad y se le resta credibilidad a la exégesis bíblica aprobada por la Iglesia, pues –como ha pasado ya con algunas enseñanzas y pasajes de la Sagrada Escritura–, se pone una especie de “nuevo fundamento” exegético que prescinde de la Patrística y de toda enseñanza previa. Es lo que ha ocurrido al negar el hecho de la multiplicación de los panes y de los peces, diciendo que fue “un acto de solidaridad de la misma gente, que compartió lo que llevaba”; al decir que “Por las venas de Jesús corre sangre pagana”; y, ahora, cuando se afirma que los Mandamientos (“la ley”) “no son absolutos”, y se les presenta como algo propio del pasado (de una época), como un “recurso pedagógico” para personas “no maduras” en la Fe o que adolecen de lo que algunos teólogos modernistas llaman “Fe adulta”.
- La negación y el desconocimiento de la Ley Moral expresada en el Decálogo (Ley Moral Natural y Teología Moral).
- La rebaja y el relajamiento de la Norma Moral, como expresión calificada de los actos humanos, así como de la bondad o maldad intrínseca de los actos del hombre.
- El relativismo moral que supone.
- El consecuente debilitamiento de la Unidad Doctrinal, cuya mayor y peor consecuencia es la erosión de los Criterios de Verdad que fundamentan la custodia del “Depositum Fidei” y, con ella, la garantía de su validez: la Unidad en La Verdad.
- Desaparecen por completo la Doctrina del Mérito y la necesidad de la ascesis cristiana.
Cabría recordar que el propio Jesucristo, esposo de la Iglesia, su Cuerpo Místico, y Cabeza del mismo, dijo, entre otras cosas, las siguientes:
Y también:
Finalmente, el artículo hace alusión a la invitación del Papa a vacunarse, y a su argumento de que ello “es un acto de amor”. En esta invitación ya no cuenta si hay la duda sobre una cooperación remota con el mal: lo esencial sería hacerlo, sin más consideraciones. También en ello persiste un elemento no menos importante, que se erige de manera contradictoria con el Magisterio precedente, por su interpretación del Criterio de Valoración Moral que hace prevalecer.
Ver: Secretario adjunto de la Conferencia Episcopal reconoce el “derecho a no vacunarse”
Ver también: ¿Es razonable segregar a los “no vacunados”? A propósito de un trino controversial de Fray Nelson
En este sentido, y por seguir el mandato de Nuestro Señor Jesucristo, cabe afirmar que la “Correctio Filialis” (la Corrección Fraterna) del Obispo Schneider al Papa Francisco sí es un acto de amor, pues la Comunión y la Unidad en la Iglesia se dan en torno a La Verdad y a una sola persona, Jesucristo, quien es la Verdad en sí mismo, indefectible, y única garantía real de unidad:
A continuación, ofrecemos la nota completa traducida:
El obispo Atanasio Schneider ha respondido a la insinuación del Papa Francisco sobre el hecho de que los Diez Mandamientos no son absolutos. El obispo ha descrito las palabras del Papa como contrarias a las Escrituras, además de próximas a las enseñanzas del heresiarca Martín Lutero.
Schneider ha puesto de manifiesto en comentarios exclusivos para LifeSiteNews dos problemas principales que surgen de la negación del Papa de que el Decálogo sea de carácter vinculante. El primero de los problemas es que con esta afirmación contradice una encíclica del Papa Juan Pablo II, y el segundo problema es que contradice la enseñanza explícita del Catecismo de la Iglesia Católica.
El Papa manifestó esta problemática afirmación en su audiencia general del miércoles. La afirmación fue la siguiente: «¿Desprecio los Mandamientos? No. Los observo, pero no como algo absoluto, porque sé que quien me justifica es Jesucristo». Los comentarios del Papa eran la respuesta a una pregunta formulada por él y para sí mismo sobre si vive con miedo de que «¿si no hago eso o aquello iré al infierno?»
Hablando sobre esas palabras, Schneider apuntó sin ambigüedades que la afirmación del Papa Francisco «contradice la enseñanza de la Iglesia y se asemeja bastante a una enseñanza sola fide de Martín Lutero».
El obispo auxiliar de Astana, Kazajistán, explicó que la afirmación del Papa también «contradice la encíclica Veritatis Splendor del Papa Juan Pablo II».
Schneider citó al predecesor del Papa Francisco, el cual escribió que «ya en la antigua alianza encontramos admirables testimonios de fidelidad a la ley santa de Dios llevada hasta la aceptación voluntaria de la muerte. Ejemplar es la historia de Susana: a los dos jueces injustos, que la amenazaban con hacerla matar si se negaba a ceder a su pasión impura, responde así: “¡Qué aprieto me estrecha por todas partes! Si hago esto, es la muerte para mí; si no lo hago, no escaparé de vosotros. Pero es mejor para mí caer en vuestras manos sin haberlo hecho que pecar delante del Señor”. (Dn 13, 22-23)».
Las palabras del difunto pontífice continúan diciendo:
«Susana, prefiriendo morir inocente en manos de los jueces, atestigua no solo su fe y confianza en Dios sino también su obediencia a la verdad y al orden moral absoluto».
Schneider apuntó que el Catecismo de la Iglesia Católica también contradice de forma clara las recientes declaraciones del Papa Francisco, las cuales enseñan que los cristianos están siempre obligados por la proscripción de la ley. El obispo remarcó que en el número 2072 del Catecismo de la Iglesia Católica se puede leer lo siguiente:
También el miércoles, el Papa Francisco publicó un video en el cual animaba a la población mundial a vacunarse con una de las vacunas experimentales contra la COVID-19. El Papa Francisco no mencionó la conexión entre las vacunas y antiguos abortos, sino que se refería al hecho de vacunarse contra la COVID-19 como «un acto de amor». El Papa Francisco añadía que ayudar a alguien a recibir una vacuna contaminada de aborto también es «un acto de amor. De amor hacia uno mismo, hacia nuestros familiares y amigos, y hacia todo el mundo».
Para apoyar el trabajo de R+F puedes hacer un aporte único o periódico con cualquier tarjeta débito o crédito: