Unos días después de la profanación de la Catedral de Manizales, como parte de un trabajo de “investigación” realizada por un estudiante de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Caldas, un nuevo acto de odio anticristiano sacudió a la sociedad manizalita.
Yeico Fabián Campos, estudiante de tercer semestre de psicología de la Universidad de Manizales y becario del programa “Ser Pilo Paga”, apuñaló a Juanita Correa, una estudiante de medicina de 17 años, y la “degolló en honor a Satanás” en la residencia estudiantil donde ambos vivían.
Según las autoridades el crimen se debió a las creencias cristianas de la joven, por las cuales en días previos había recibido malos tratos y ofensas por parte del estudiante satánico, al cual le habrían pedido que abandone la residencia.
En la habitación del asesino se encontró un escrito con el plan del homicidio, según el cual Campos pretendía ir a sus clases de psicología y volver para descuartizar el cuerpo y deshacerse de sus restos.
Dos testigos que desarmaron al asesino e intentaron auxiliar a la víctima, narraron que el responsable no se resistió a ser sometido y que por el contrario rezó en un lenguaje desconocido, explicó que un demonio le ordenó matar a la joven y preguntó cómo se encontraba Juanita.
Luego de su captura, Campos reconoció que pertenecía a una secta satánica y que no dormía, mientras que un compañero de vivienda contó que el asesino se autolesionaba.
Más allá del sí el victimario tiene esquizofrenia o algún otro problema mental, lo cierto es que la creciente tolerancia social hacia prácticas e ideas satánicas, así como hacia un discurso violento anticristiano, termina empujando a las personas mentalmente más vulnerables, inestables y sugestionables, a cometer actos de violencia anticristiana como la profanación de la Catedral de Manizales, e incluso homicidios como el que se cometió contra esta ejemplar estudiante de medicina.