Actualidad Fe

¿Cómo orar por nuestro país?

“En río revuelto, ganancia de pescadores” –dice el refrán–. Y estamos ante pescadores profesionales, que buscan desestabilizar el país y sus instituciones, para poner en su lugar a sus esbirros.

Por ello, ante el caos, en lugar de creencias, hay que poner nuestra fe y confianza en Dios

Jesús Crucificado. Jerusalén. Israel.
(Fotografía de Marcela Cardona Cano),

¿Cómo orar por nuestro país ‘a partir de hoy’? Tal vez de manera bien intencionada y con genuina preocupación, por todos lados se están publicando y llegan mensajes diciendo que «esta es la forma como debemos orar por nuestro país ‘a partir de ahora’».

Después, vienen una gran variedad de fórmulas y recomendaciones –algunas realmente atendibles–, supuestamente propuestas por sacerdotes reconocidos y/o por exorcistas. Pero, acto seguido, muchas de ellas comienzan a explicarnos cómo es que “el diablo traerá hambre, ruina y miseria” o cómo es que las hemos “decretado” con el uso de cacerolas, etc.

No es necesario recabar mucho ni hilar demasiado fino para percatarnos del caos y de cómo comienzan a imperar la incertidumbre y la confusión, en un contexto en el que los referentes sólidos son cuestionados y los marcos de referencia que han sustentado el orden social están siendo ridiculizados y demolidos.

A partir de todo esto, cabe preguntarse: ¿Qué nos pasa? ¿En qué creemos? ¿En dónde están puestas nuestra fe y confianza?

En tales mensajes, escasamente se habla del Padre Nuestro o de las oraciones propias del católico, de la Adoración Eucarística, ni se menciona la Santa Misa, mucho menos se habla de Ella como de la Suprema Oración.

Medalla Milagrosa:
“¡Oh, María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”.

¿Acaso han perdido dignidad, carácter, entidad o un ápice de validez los Sacramentos? ¿Ha dejado de ser verdad que al participar de la Santa Misa en estado de Gracia, y por actualizarse en Ella el santo Sacrificio de Jesús, su Muerte y su Resurrección, ésta es la más digna y elevada forma de Oración, es decir, de dirigirse al Padre?

¿Acaso hemos perdido de vista que la Liturgia Eucarística, la Santa Misa, lo obtiene TODO de Dios pues se hace “Con Cristo, por Él y en Él”, es decir, “ln Persona Christi capitis” (en la misma Persona de Cristo, la Cabeza), con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad?

“Por eso, nosotros que recibimos un reino inconmovible, hemos de mantener la gracia y, mediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con religiosa piedad y reverencia“.

Hebreos, 12, 28
Papa Benedicto XVI postrado ante la Sagrada Eucaristía.

Así es como se le pide al Padre “en el Nombre de Jesús”:

“Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”.

Juan 14, 13

Esta verdad nos la recuerda y enfatiza el apóstol San Pablo:

“Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre“.

Filipenses 2, 10 – 11

Conviene recordar que, también bajo estas circunstancias, está vigente y aplica la sentencia Divina:

“Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”.

Mateo 6, 33

Sobre todo, estas palabras:

“Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo.

Juan 16, 33

De modo, pues, que tenemos un perfecto compendio de citas bíblicas y, sobre todo, de Oraciones Bíblicas, como el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria, enseñadas por el mismo Señor, o recitadas por la Santísima Virgen María, por los Santos y por los mismos Arcángeles que tienen acceso a la Presencia de Dios, al Trono del Altísimo. Oraciones que conforman el Santo Rosario, la Corona de Rosas que, a través de María, la Omnipotencia Suplicante, todo lo obtiene de Dios. Ese es Su Privilegio.

Sí, hay una amenaza persistente: algunos quieren derrocar el Orden en nombre de una falsa “libertad”; algunos quieren sembrar el caos para instaurar un idealismo totalitario.

Pero hoy, como en Betania, el Señor nos dice:

«Marta, Marta, te preocupas por demasiadas cosas, y sólo una es importante. María ha escogido la mejor parte, y no se la quitarán».

Lucas 10, 41 – 42

Por eso, si quieres orar de una manera efectiva por el país, anda, confiésate, y ve a la Santa Misa a entregarle todo y a poner tu vida y la de nuestra Patria en las Manos del Señor.

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