Roy Barreras y la bancada de izquierda levantaron la sesión de la Comisión de Paz en la que se escuchaban a las víctimas de la Corporación Rosa Blanca, quienes apoyan las objeciones de Duque a la Justicia Especial para la Paz, dando testimonio de las historias de explotación sexual infantil, aborto forzado con sus terribles secuelas que sufrieron por parte de la comandancia de las FARC. Delitos que quedan en la impunidad al ser tratados como un simple delito político.
.@JuanitaGoe Buena parte de las víctimas se ven amenazadas por el régimen de La Habana, marginadas de la justicia que debería ayudar a sanar sus heridas.
Las objeciones de @IvanDuque ayudan a que las víctimas tengan la esperanza de ver «algo» de justicia. #ApoyoLasObjecionesJEP pic.twitter.com/YdzFabo28c— Razón + Fe (@razonmasfe) 14 de marzo de 2019
— kasandra (@2654526645) 13 de marzo de 2019
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El detonante del altercado que llevó al levantamiento de la sesión fue la expresión «narcoterrorista» usada por la senadora Paloma Valencia, cuando le pidió a Barreras el mismo tiempo que tuvo Pablo Catatumbo, con el fin de explicar su apoyo a las objeciones a la JEP:
Lo qué pasó durante la Comisión de Paz. pic.twitter.com/TymS8ey5Dz
— Senadora Paloma Valencia (@PalomaSenadora) 13 de marzo de 2019
Mucho Indignado porque @PalomaValenciaL le dijo narcoterrorista a Pablo Catatumbo. ¿Cómo llamar a alguien con 41 ordenes de captura, procesado por delitos de lesa humanidad, narcotráfico, secuestro y condenas por más de 40 años de prisión? ¡Cínicos! #PabloCatatumboNarcoTerrorista pic.twitter.com/yJ1bRlqSPR
— Andrés Fernando Portillo (@andresportillo_) 13 de marzo de 2019
Lo más indignante de todo el episodio fue la soberbia con la que el senador de las FARC respondió: «Soy un senador de la República, como lo es ella, así le duela. Nosotros hicimos la paz y ostentamos una curul en el Congreso…Yo le quiero decir a la senadora Paloma Valencia que no soy ningún narcoterrorista, hoy soy un ciudadano que hice la paz con el Estado colombiano”.
La respuesta de Catatumbo, quien tiene condenas penales que suman más de 250 años de cárcel por los delitos más atroces, pero suspendidas gracias a los Acuerdos de La Habana, es bastante diciente la forma de pensar de su organización: para las FARC su violencia les mereció el premio del poder político, mientras sus deudas con las justicia se saldaron con la firma de un papel.
Si ni las FARC creen que deben pagar una deuda con la justicia por los procesos que aún tienen pendientes ante la JEP, mucho menos van a esperarlo de ese tribunal el resto de los colombianos.
¿Cómo así que no se le puede decir asesino o terrorista a alguien que ha sido condenado a 242 años de cárcel por esos delitos?
Ojalá y la “comisión de paz” defendiera a las mujeres de @CorpoRosaBlanca con el fervor que defienden al guerrillero.#PabloCatatumboNarcoTerrorista pic.twitter.com/1xEZWPpynz
— Hernán Ariza (@HernanArizaG) 13 de marzo de 2019
También fue muy diciente la actitud de María José Pizarro, hija del líder guerrillero Carlos Pizarro, quien dijo estar del lado de «todas las víctimas» mientras en solidaridad con Pablo Catatumbo abandonaba el recinto donde quedaron las víctimas de la Corporación Rosa Blanca.
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