Por: Antonio Francisco Quintero
El periódico La Esperanza inició su segunda época el 8 de diciembre de 2020, en la festividad de la Inmaculada Concepción. Desde entonces, ha llevado a cabo una inmensa labor formativa de los carlistas, que se agrupan en torno a la Comunión Tradicionalista. Esta organización se encuentra encabezada por Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón, legítimo rey de las Españas, católico y tradicionalista, quien también ha llevado una obra de caridad y humanitaria, así como ha visitado Hispanoamérica en más de una ocasión.
El renacer del periódico La Esperanza representa la continuidad de aquel periódico que apareció en 1844, patrocinado inicialmente por el brigadier Antonio de Arjona y dirigido por Pedro de la Hoz, diez años después de la usurpación liberal de la corona española. Esta primera época se extendería por treinta años hasta 1874, cuando el periódico sería clausurado tras el golpe de Estado de Pavía.
Se celebran dos años de inicio de un apostolado político ordenado a la difusión del pensamiento tradicional hispánico, y tiene por estandarte la restauración del Reinado Social de Cristo. El periódico La Esperanza recibe colaboraciones de los distintos círculos carlistas leales a la Comunión Tradicionalista, presentes tanto en la España peninsular como en Hispanoamérica y Filipinas. Su labor formativa consiste en propagar los principios del tradicionalismo, pero también ejerce una labor informativa, que involucra comentarios de actualidad política para ofrecer una visión católica de la realidad social.
De este modo, pese a la balcanización provocada en el mundo hispánico por las secesiones de la Corona —‘independencias’ hispanoamericanas—, La Esperanza consolida la unión de los tradicionalistas hispánicos más allá de las fronteras dibujadas por los estados actuales. Además ofrece un ideario y una serie de propuestas políticas para instaurar el Reinado Social de Jesucristo, que no se desapega de lo práctico y de lo actual. Esto lo hace sin ignorar los principios concretos del magisterio y la Doctrina Social de la Iglesia, así como la experiencia acumulada por el pensamiento de los escolásticos y la tradición política hispánica.