Razón Vida

¿Qué prácticas evitan la eutanasia y la distanasia?

Eutanasia vs Distanasia
Escrito por Padre Henry Vargas

Objetivamente se pueden considerar algunas opciones para ayudarle a la persona enferma, diferentes a la eutanasia.

Ya sabemos que hay en los centros de salud personas enfermas, personas gravemente enfermas, muchas de ellas en estado terminal. ¿Qué hacer con estas personas? Está claro que hay que ayudarles. Hay que ayudar al que sufre; pero la ayuda no es eliminándolo ni permitiendo que desprecie su vida, como sí pretenden hacer los que defienden la llamada “eutanasia”, que quieren llamar ‘muerte digna’. ¿Pero un asesinato o un suicidio qué tiene de digno?

La eutanasia no soluciona los problemas de los enfermos, sino que destruye a la personas con problemas de salud. Está claro que hay que acabar con el sufrimiento humano, pero no al ser humano que sufre.

Es necesario asumir la muerte como parte de la vida que tiene su dignidad. La muerte no puede ir en contra de la dignidad de la vida ni de la persona. Hay que ayudarle a la persona que espere de la mejor manera el momento de la muerte cuando naturalmente le llegue.

Objetivamente se puede considerar algunas opciones para ayudarle a la persona enferma. Menciono tan solo algunas:

1.- El respeto por parte del médico al posible rechazo del enfermo a recibir un tratamiento que considere desproporcionado.

2.- La omisión o retirada de medios desproporcionados para prolongar artificialmente la vida de algún enfermo terminal.

3.- La aplicación de fármacos para aliviar síntomas en un paciente terminal, aunque ello pudiera implicar el acortamiento de la vida. Se busca el mal menor.

4.- El diagnóstico de muerte por cese irreversible de las funciones encefálicas o cardiorrespiratorias.

5.- Si fallan ciertos tratamientos tradicionales se puede recurrir a tratamientos más avanzados aunque todavía estén en fase experimental. Para esto se pide la autorización de la persona enferma o a sus familiares. Si funciona se le prestará, incluso, un servicio a la humanidad.

¿En definitiva, qué es lo que buscamos o necesitamos?

Todos los enfermos necesitan que se les trate el dolor y otros síntomas de modo eficaz.

Todos los enfermos necesitan vivir sin que se les prolongue artificialmente la agonía.

Todos los enfermos necesitan vivir sin que se les apliquen unos medios desproporcionados (obstinación terapéutica).

Todos los enfermos necesitan tener la ayuda solamente necesaria.

Todos necesitamos ser informados, oportuna y adecuadamente, sobre la enfermedad propia o ajena, el pronóstico y los tratamientos posibles, y así participar en la toma de decisiones.

En resumen, la limitación del esfuerzo terapéutico, el rechazo a un posible tratamiento que prolongue inútilmente una agonía y tener en cuenta los cuidados paliativos son actuaciones consideradas como buena práctica clínica, ya que van dirigidas a cumplir los fines de la medicina y la ética médica.

Hay que ayudar a vivir aunque no siempre sea fácil, y también habrá que dejar morir cuando la muerte ya es un hecho; pero matar, con o sin el beneplácito del paciente, no es la opción bajo ningún punto de vista.

¿Qué son los cuidados paliativos?

En esencia, los cuidados paliativos son los cuidados que buscan tratar el dolor y otros problemas físicos, psicológicos y espirituales; buscan la prevención y el alivio de aquello que le ocasiona sufrimiento a la persona enferma.

Por tanto:

1. Los cuidados paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal dentro de aquella; los cuidados paliativos ni adelantan la muerte (eutanasia) ni la posponen (distanasia).

2. Los cuidados paliativos proporcionan el alivio de los síntomas. Estos cuidados incluyen los aspectos psicológicos y espirituales de los pacientes, intentando llevar a cabo todos los cuidados en el entorno natural del paciente, su domicilio.

3. Los cuidados paliativos ofrecen un soporte para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como sea posible hasta la muerte, considerando la enfermedad en función del sufrimiento que provoca.

4.- Los cuidados paliativos incluyen la sedación paliativa. Esta sedación es la disminución deliberada del nivel de conciencia de la persona enferma mediante la administración de los fármacos apropiados con el objetivo de evitar un sufrimiento intenso.

Ahora bien, una cosa es la eutanasia y otra muy diferente es “la decisión de renunciar al llamado ‘ensañamiento terapéutico’, o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia… La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana ante la muerte”.

Evangelium Vitae, 65

“La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es rechazar el “encarnizamiento terapéutico”. Con esto no se pretende provocar la muerte; se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o si no por los que tienen los derechos legales, respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente”.

Catecismo, 2278

En resumen, hay que ser respetuosos con la vida y también con la muerte. Al final de la vida, se deben suspender los tratamientos que según los conocimientos científicos no van a devolverle la salud ni a mejorar el estado del paciente; y únicamente se deben mantener los calmantes, la hidratación, la nutrición y los cuidados ordinarios necesarios, hasta el fin natural de la vida.

P. Henry Vargas Holguín.


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