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La Mentira Original Detrás del Aborto

Escrito por Redacción R+F

“Tenemos que proclamar la verdad que la criatura por nacer es un ser humano desde el momento de su concepción; que el amor a la mujer exige amor a su hijo; que hay alternativas al aborto que son concretas y salvadoras; y que existen consecuencias graves al aborto, tanto físicas como psicológicas y espirituales; que la opción nunca debe anteponerse a la vida en sí; y que la libertad se basa en acatar la verdad moral que viene de Dios, y no en tratar nosotros de ocupar el lugar de Dios”.

Por Revdo Padre Frank A. Pavone
Director Nacional, Sacerdotes Pro-Vida, USA.

Decir que únicamente Cristo, en y por Su Iglesia, puede finalmente vencer el aborto no es tan solo una trivialidad piadosa, ni tampoco es una manera delicada de decir “Jesús, ayúdanos a luchar contra el aborto.” Por el contrario, es una declaración sobre la naturaleza misma de Cristo y de la Iglesia, y sobre las razones por las que continúan los abortos al promedio alarmante de 4,400 por día, en los Estados Unidos solamente.

Cristo Deshace Las Obras de Satanás

Hay muchas formas de expresar el propósito de la misión de N. S. Jesucristo en el mundo. San Juan lo resume en su primera carta que dice: “Y para esto apareció el Hijo de Dios, para destruir las obras del diablo”. (I Juan 3:8). ¿Y cuáles son las “obras del diablo que Cristo destruye? El propio Cristo nos dice que el demonio “fue asesino desde un principio, y no se apoya en la verdad porque no existe verdad en él. Cuando miente, habla en carácter, ya que es mentiroso, y el padre de todas las mentiras” (Juan 8:44). En una palabra Nuestro Señor llama al demonio mentiroso y asesino. La mentira y el asesinato van a la par. Del único modo que el aborto puede continuar en tan horribles proporciones es cubriéndolo de mentiras, suavizándolo con negación y tergiversación de la verdad. Cristo ha venido a destruir las obras del demonio. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 1 4:6). Él es el camino de salvación, precisamente porque Él es la Verdad, haciendo añicos las mentiras del demonio; y porque Él es la Vida, deshaciendo la obra de muerte del demonio.

Mentiroso y Asesino Desde un Principio

Vemos que el demonio actúa en su carácter con mentiras y asesinatos desde las primeras páginas de la Biblia. Se les había dicho a Adán y Eva que podían comer de cualquier árbol del Edén “excepto del árbol de la ciencia del bien y del mal.”, y Dios les advirtió “el día que de él comieres, ciertamente morirás”.”(Gen 2:17). ¿Qué tiene de malo conocer el bien y el mal? ¿No se supone que conozcamos la diferencia entre el bien y el mal? ¿Por qué, pues, es este el árbol del cual no debieron comer nuestros primeros padres?

La respuesta radica en el hecho de que “la ciencia del bien y del mal” aquí no sólo quiere decir “conocimiento”. Significa que Adán y Eva pensaban que podían decidir la diferencia entre el bien y el mal, y que serían ellos los que podrían determinar qué estaba bien y qué estaba mal; es decir que ellos establecerían las normas de moralidad. He aquí la tentación original. “Yo soy quien determino lo que está bien o mal para mí… Tú determinas lo que está bien o mal para ti. No me impongas tu moralidad… Yo crearé mis propios valores. No tengo que rendirle cuentas a nadie, sólo a mi mismo”. En otras palabras, es mi decisión personal. El pecado original consiste en anteponer el derecho a elegir sobre lo que es bueno y verdadero. Es abusar de la libertad tratando de crear el bien, en lugar de someterse a él. En su encíclica “Veritatis Splendor” (El Esplendor de la Verdad), 6 de agosto de 1993), el Papa Juan Pablo II comenta sobre el Génesis 2:16-17. “Por medio de esta imagen, la revelación nos enseña que el poder de decidir cuál es el bien y cuál es el mal no le pertenece al hombre, sino únicamente a Dios. El hombre es ciertamente libre, pero esta libertad no es ilimitada, y ha de detenerse ante ‘el árbol de la ciencia del bien y del mal,’ ya que está llamado a aceptar la ley moral que Dios ha dado”. (VS#35)

Si nos rebelamos en contra de la verdad de la ley moral nos morimos. Dios le había advertido a Adán y Eva que morirían si desobedecían. El demonio tuvo que mentirles para introducir la muerte en el mundo. Y fue así que el mentiroso original se acercó a la mujer original y le ofreció la mentira original: “Ciertamente no moriréis. Es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.” (Gen. 3:4-5). Eva creyó la mentira, al igual que Adán, y así cometieron el pecado original. Entonces entró la muerte en el mundo, apoyada en una mentira.

Babel: Sigue la Mentira

Y continuó la mentira original en la Torre de Babel en Babilonia. Cabe señalar que “bab-ili” quiere decir “verja de los dioses”. Nuevamente, los humanos trataron de elevarse a la altura de Dios. “Vamos a edificarnos una ciudad y una torre, cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos” (Gen. 11:4). “Vamos a hacer”, dijeron, olvidando que es Dios quien dijo “Hagamos al hombre” (Gen. 1:26).

Viendo su olvido y su orgullo, Dios dijo, “Este es solo el comienzo de lo que harán, y nada de lo que se propongan les será imposible” (Gen. 11:6). Dios no estaba diciendo que Él se sentía amenazado. Decía que quienes crean la mentira de que ellos mismos son la norma de verdad y bondad pensarán que todo lo pueden, y al intentar esto sólo encontrarán destrucción. Si se perpetúa la mentira original, también se perpetuará la muerte. Sólo por Su infinita misericordia y amor dijo Él: “Bajemos pues, y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos a otros” (Gen. 11:17). Es preferible que se dispersen por la intervención de Dios, ¡a que se estrellen en las rocas de su propio orgullo! Dios confundió su lengua sólo después que las gentes la habían confundido primero en la mentira de que podían hacerse de un nombre, en lugar de someterse al nombre (la verdad) de Dios.

Regreso a Babel en 1992

Esta mentira continúa en nuestros días y, de hecho se ha convertido en la política oficial de América según la Corte Suprema (Maternidad Planificada contra Casey, 1992). En esta decisión sobre el aborto, en la que se mantuvo el error de Roe contra Wade, el Tribunal dictaminó que la persona debe “definir su propio concepto de la existencia, del significado, del universo, y del misterio de la vida humana. ¡Esta es una aseveración increíble! No podemos ni siquiera decidir el estado del tiempo, y pretendemos definir la existencia misma! Vivimos en un universo que no hemos creado, y sin embargo se nos declara creadores del significado de ese universo. No nos llamamos a la vida, pero tenemos libertad para definir el significado de la vida. Esto no sólo es absurdo, sino también es lamentablemente conocido: “Seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. “Nos haremos famosos”. “La verja de los dioses”. Tal vez la decisión del Tribunal debería llamarse “Regreso al Edén y a Babel”.

El Aborto Revestido de Mentiras

La mentira original conduce a la matanza continua de criaturas por medio del aborto. Se le dice a la madre: “Es su opción, es su libertad, es su cuerpo. Nadie le puede imponer su moralidad a usted”. Esta es la mentira: que la opción prevalece por sobre la vida misma.

El aborto continua también gracias a otras muchas mentiras. Las mujeres escuchan mentiras sobre la naturaleza de la criatura en desarrollo, y sobre los efectos del procedimiento del aborto. Carol Everett, que fuera víctima del aborto, y en otro tiempo también proveedora de abortos, escribe lo siguiente: “Como muchas otras, yo creí la gran mentira: ‘es sólo una masa de tejido -no es un bebé’. Fui víctima de todas las demás mentiras: el aborto está bien, después de todo yo los hago todo el tiempo. Es muy sencillo; tan solo una masa de tejidos. El procedimiento no tiene importancia, toma poco tiempo y todo seguirá bien. Puede hacerse el aborto el viernes en la mañana y regresar al trabajo el lunes.”(The Scarlet Lady, [La Dama Escarlata] Pág. 101.) Los empleados del centro de aborto están adiestrados para ofrecer la menor información posible, para que las mujeres no sepan la verdad.

El Elliot Institute de Springfield, Illinois realiza investigaciones en relación con los efectos que tiene el aborto sobre las mujeres, y recopila estudios de casos en que las mujeres describen qué fue lo que las impulsó al aborto y las consecuencias que siguieron. Caso tras caso demuestra que fueron víctimas de mentiras y medias verdades. Los esfuerzos realizados para establecer el aborto ilimitado en América se basaron en mentiras, como ha admitido el Dr. Bernard Nathanson, antes abortista y co-fundador de la Liga Nacional de Acción sobre Derecho al Aborto. Ahora convertido en firme defensor del derecho a la vida, escribe el Dr. Nathanson: “¿Cuántas muertes estábamos viendo cuando el aborto era ilegal? Siempre alrededor de 5,000 o 10,000 al año. Confieso que yo sabía que estas cifras eran totalmente falsas” (Aborting America [Abortando América], Pág. 193) Un número creciente de antíguos proveedores de abortos declaran cómo les mintieron a las mujeres antes de realizar los abortos, y ocultaron la evidencia de abortos fracasados, falsificando las historias clínicas.

Siguen las mentiras y sigue la matanza.

El Esplendor de la Verdad

La solución requiere que pongamos en alto la verdad. La verdad está de parte de la vida. Verdad y vida marchan a la par. Tenemos que proclamar la verdad que la criatura por nacer es un ser humano desde el momento de su concepción; que el amor a la mujer exige amor a su hijo; que hay alternativas al aborto que son concretas y salvadoras; y que existen consecuencias graves al aborto, tanto físicas como psicológicas y espirituales; que la opción nunca debe anteponerse a la vida en sí; y que la libertad se basa en acatar la verdad moral que viene de Dios, y no en tratar nosotros de ocupar el lugar de Dios. El Santo Padre le ha proporcionado a la Iglesia y al mundo entero la piedra angular de la cordura moral y la salvación en su encíclica Veritatis Splendor. Cristo nos ofrece la única vía de salvación en Si Mismo, pues El es la verdad y la vida.

Finalmente, el mundo se salvará de las cadenas del aborto y de todos los demás pecados poniendo a Cristo en alto. “Si permanecéis en mi Palabra seréis en verdad discípulos míos, conoceréis de la verdad, y la verdad os librará de la esclavitud. (Juan 8:31-32)

Revdo. Padre Frank A. Pavone
Director Nacional

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