Los activistas proaborto argumentan que la legalización de esta práctica es indispensable para reducir la mortalidad materna, y publicaciones como la realizada por la Universidad de Colorado Boulder refuerzan la idea de que la tasa de mortalidad materna en un 24 % en los EEUU debido Dobbs, la sentencia de la Corte Suprema que anuló la legalización del aborto, y el pronóstico para las mujeres negras el aumento sería del 39%.
Sin embargo, en un artículo de opinión del New York Times, un académico británico contradijo esta afirmación usando datos europeos que muestran una realidad diferente.
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Países que restringen el aborto, que incluso lo prohíben por completo, tienen tasas de mortalidad materna mucho más bajas que en los EE.UU.
El profesor David Albert Jones, profesor de bioética en la Universidad St. Mary’s, Twickenham, y director del Instituto de Bioética Anscombe, en Oxford, escribe en su artículo:
“No hay una diferencia significativa en la mortalidad materna entre los países de Europa sobre la base de cuán restrictivas son sus leyes de aborto…Polonia, que tiene una de las leyes de aborto más restrictivas de Europa, tiene la tasa de mortalidad materna más baja de Europa: solo dos muertes por cada 100.000 nacimientos”.
“La evidencia de Europa demuestra que no es necesario ni inevitable que restringir el aborto conduzca a resultados adversos para la salud de las mujeres”.
Sin embargo, el profesor Jones hizo un llamado a los activistas pro-vida estadounidenses para trabajar más por mejorar las tasas de mortalidad materna en sus estados: “ocho de los 10 estados con la mortalidad materna más baja son estados azules [progresistas], mientras que ocho de los 10 estados con la más alta son estados rojos [conservadores]”.
“Si Mississippi y otros estados republicanos desean demostrar que son verdaderamente “pro-vida”, entonces deben abordar sus vergonzosos niveles de mortalidad materna. La primera prioridad es abordar la ‘desventaja concentrada’ entre sus ciudadanos más pobres, y especialmente entre las mujeres de color. Esta medida ha demostrado ser un determinante importante de la salud materna. En segundo lugar, es fundamental garantizar que las mujeres tengan acceso a la atención de la salud no solo antes y durante, sino también en las semanas posteriores al parto.
En tercer lugar, según la Organización Mundial de la Salud, los servicios de maternidad dirigidos por parteras brindan un enfoque basado en la evidencia para reducir la mortalidad materna. Actualmente solo hay cuatro parteras por cada 1000 nacimientos en los Estados Unidos, en comparación con 43 por cada 1000 nacimientos en el Reino Unido. Hay mucho que se podría hacer, pero no se está haciendo y la mortalidad materna en los Estados Unidos no está cayendo sino aumentando”.
Fuente: BioEdge
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