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Mia Ashton, portavoz de la organización con sede en Ottawa Canadian Women’s Sex-Based Rights (caWsbr), ha llamado la atención sobre la necesidad de mantener los derechos de las mujeres frente a la ideología de género.
Ashton dijo que siente que a los maestros se les está dando luz verde para practicar una pseudo “psicoterapia” en estudiantes confundidos que tienen disforia de género, que es una contradicción entre su sexo al nacer y su identidad.
Según Ashton, la utilización de pronombres y nuevos nombres es parte de esta práctica.
La transición al sexo contrario del biológico que proponen como solución, hace “mucho más daño que bien”, especialmente porque la mayoría de los maestros y directores escolares no entienden realmente las ramificaciones de su “poderosa intervención psicoterapéutica”.
Entre los ejemplos de los métodos se encuentran carteles con imágenes de senos vendados y foros sobre sexualidad, con ideas demasiado complejas para niños .
Este activismo está siendo impulsado por grupos, como Egale en Canadá, que se están aprovechando de los beneficios que le dan a la población homosexuales, generando esterilidad entre los menores.
“Lo apoyan ciegamente porque tienen miedo de que los llamen intolerantes o transfóbicos”, dijo, explicando en su carta que la transición social es “vista como el primer paso en el camino hacia la transición médica”.
Según el nuevo discurso difundido por activistas trans, ya no se puede ser una lesbiana masculina ya que todas las “marimachos” se consideran “trans”.
Les generan la disforia de género
“Ya no puedes ser una chica que no confirme con su sexo… tienes que ser un hombre trans”, dijo.
Las estadísticas Ashton muestran un “gran aumento” en los adolescentes canadienses que se identifican como transgénero en la última década, en particular las niñas, convirtiendo la disforia de género en la pubertad en una verdadera “epidemia”.
Sin embargo, agregó, los expertos han demostrado que más del 80% de los niños en edad escolar que experimentan disforia de género aceptan el sexo con el que nacieron después de la pubertad, si no se les corrompe con este ideología.
“Al adaptarse a la transición social, las escuelas pueden estar privando a los adolescentes de la oportunidad de sentirse cómodos con sus cuerpos sin la necesidad de intervenciones médicas y cirugías médicas de por vida”, escribe Ashton.
Ocultar información importante a los padres sobre la salud de un niño, particularmente su salud mental, es una “traición a la confianza” por parte de la escuela, sentenció.
“Las escuelas los están poniendo (a los estudiantes) en el camino hacia las mastectomías dobles, las histerectomías y las hormonas de cambio de sexo”.
Ashton dice que la sociedad está lidiando con un contagio social transgénero y que la semilla se plantó en 2015 cuando se estrenó en la televisión el reality show “I am Jazz”.
El programa presentó a un individuo que se identifica como Jazz Jennings, quien a los 7 años comenzó a tomar bloqueadores hormonales de la pubertad, y ahora se identifica como mujer.
Ahora a sus 20 años Jennings ha reconocido que padece problemas serios de salud mental: “Claramente no está bien”, dijo Ashton. “Ella dijo en la televisión que sexualmente su cuerpo nunca ha sido funcional”.
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