En respuesta a una solicitud de mujeres de barrios pobres de Buenos Aires, en la que le pedían al Papa que intercediera en contra del proyecto de legalización de aborto presentado por el presidente Alberto Fernández, en estos términos:
“nos ayude a poder expresar ante la opinión pública que nos sentimos presas de una situación donde está comprometida nuestra propia familia, nuestras hijas adolescentes y las futuras generaciones, que van creciendo con la idea de que nuestra vida es la no deseada y que no tenemos derecho a tener hijos por ser pobres”.
Al respeto, el pontífice respondió en una comunicación dirigida a la diputada Victoria Morales, en la que plantea dos preguntas:
“¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.
También señaló que el aborto “no es un asunto primariamente religioso” sino de “ética humana, anterior a cualquier confesión religiosa”.
El Papa agradeció la carta de las mujeres y les mandó un mensaje con la diputada:
“Por favor, dígales de mi parte que admiro su trabajo y su testimonio; que les agradezco de corazón lo que hacen, y que sigan adelante” porque “la patria está orgullosa de tener mujeres así”.