Testimonios

Las llagas de Jesús lo sanaron de la depresión, la brujería y una vida de oscuridad

Carlos Julian Pedraza

“Cuando hice la consagración al Inmaculado Corazón de María ofrecí mi vida, mi pureza, mi castidad”, relata Julián.

Carlos Julián Pedraza es un colombiano de 35 años de edad, quien nació en un humilde hogar de Guatavita (Municipio del Departamento de Cundinamarca). Su infancia estuvo marcada por mucho dolor y sufrimiento:

—Hubo algo muy difícil que me marcó: fui abusado. En este instante no puedo decir por quién, pero sí tuve un abuso sexual cuando niño, –recuerda con dolor Julián.

Esa herida clavada a sus nueve años de edad transformó el desarrollo normal de su infancia y adolescencia:

—Eso que me sucedió, me llevó a ser una persona muy insegura, con mucho miedo… Tuve muchos problemas de aprendizaje en el colegio, entró en mí la morbosidad y, debido a eso, pues muchos vacíos, –nos comenta.

Entornos difíciles, pero con esperanza…

Sin embargo, en el entorno en el que vivía Carlos Julián –como suele ocurrir– no faltan algunos acontecimientos que aumentan el dolor:

—Fuimos personas muy pobres… Entonces, cuando uno empieza un proceso de sanación, se viene y revuelve de nuevo todo eso…, –afirma Carlos Julián.

A pesar de tantos flagelos con los que este joven tenía que afrontar la vida, el camino de la Fe no estaba tan lejano:

—Mi mamá sí oraba mucho, ella no tuvo mamá, la mamá de ella se fue cuando ella tenía unos dos años… Pero mi mamá sí tuvo la fortuna de tener una abuelita que le enseñaba los valores cristianos, mi bisabuela: ella sí tenía un altar y se arrodillaba frente al altar y rezaba por unas tres horas, –relata.

Soñaba con ser DJ

La adolescencia de Julián llegó con miedos, dudas e inseguridades, pero –a la vez– con ganas de cumplir sus propios sueños:

—Me gustaba el ‘trance’, el vallenato, la salsa, el merengue. Yo tenía un sueño de ser ‘DJ’, siempre me gustaron las fiestas. También llegó el amor: yo me fui a estudiar a Sesquilé, y conocí a una muchacha allá; tenía 16 años, me apegué mucho a ella, me gradué y cada uno cogió por su lado…, pero entonces ahí empecé a sentir que yo estaba muy apegado a ella, –afirma.

Ese amor de adolescencia marcó y aumentó los vacíos que Julián ya traía desde la niñez:

—Empezó un dolor muy fuerte dentro de mí, yo empecé a llorar y sentía una atracción muy fuerte hacia ella. Mi mamá, al verme tan mal, me dijo: “Vamos a Buga, yo quiero ir a Buga a hacer una promesa. Estando yo en la iglesia, escuché que Monseñor Gabriel dijo que ‘por las llagas de Jesucristo seríamos sanados’. A mí se me quedó grabada esa frase, –recuerda Carlos Julián.

La frase quedó grabada en el corazón y en la mente de este joven. Sin embargo, su cambio de vida aún no llegaba:

—Para el año 2019 ya empecé a no salir de la casa, a estar encerrado constantemente: “empezó a llegar a mí pensamientos y sentimientos de miedo”–, dice. Eso es como la primera etapa de la depresión; después de ese estado empiezan a llegar los pensamientos y las locuciones de suicidio, por lo menos en mi caso la voz que yo más escuchaba era que me degollara yo mismo, que cogiera un cuchillo y me degollara, esa era como la voz más fuerte que yo sentía en mí, –afirma.

Quiso sanar sus heridas con prácticas de brujería y espiritismo

En su afán y desesperación por la situación, Julián buscó ayuda en el lugar equivocado:

—La mamá de un amigo practicaba…, creía mucho en ‘Regina 11’ (Mentalista practicante de esoterismo) y en Hilda Strauss. Yo acudí a eso, y ella me decía: “Puede que esa muchacha le haya hecho brujería para atarlo y tenerlo sufriendo”; yo me creí ese cuento, no sé si pudo ser así, pero yo empecé a hacer las prácticas que ella hacía”, –nos comenta.

Continúa relatando Julián:

—La señora me decía que tocaba hacer un proceso más largo para que “llegara la luz”, y nombraba unos espíritus que me imagino eran los ángeles caídos.

Las bases espirituales que había inculcado su madre le despertaron la conciencia a Julián, y pudo identificar que no estaba yendo por buen camino, así que aceptó consejos y buscó ayuda en un psiquiatra:

—Yo fui a donde ese psiquiatra y él me dijo: “Hombre, si usted realmente no se agarra de Dios, usted no sale de esto, porque lo que yo le voy a dar tan solo es un medicamento; esto que le está sucediendo, si no busca ayuda de Dios, lo puede llevar a la locura, a la demencia”.

La tristeza aumentaba día tras día:

—Yo lloraba constantemente, duraba semanas enteras en que solo me paraba para ir al baño a hacer mis necesidades, sentía una opresión que no me dejaba parar… Entonces recuerdo que dije: “o Dios me sana o yo me muero, pero yo no puedo seguir en esta vida así”; entonces vino a mi mente un pensamiento: que si yo escuchaba algo de Dios, yo me iba a sanar”.

Carlos Julian Pedraza 2
Carlos Julián Pedraza

Por las llagas de Jesucristo hemos sido sanados

Fue así como Julián decidió buscar emisoras que hablaran de Dios, y encontró ‘El Minuto de Dios’:

—Yo me apegué mucho a la emisora, escuché el testimonio de Neil Vélez, un predicador católico que está en Estados Unidos: escuché que decía que «por las Llagas de Jesucristo hemos sido sanados», y yo me acordé de lo de Monseñor Gabriel. Esa frase se me había quedado y todos los días yo la repetía, porque obviamente no fue de la noche a la mañana que yo me sané, –manifiesta.

El acercamiento que poco a poco iba teniendo con las cosas de Dios le fue permitiendo identificar sus heridas y pecados:

—Empiezo a darme cuenta de que yo había caído en fornicación, masturbación, brujería… Entonces empiezo a acudir a la confesión. Pero eso también es muy doloroso, cuando Dios le abre la conciencia a uno.

La sanación ha sido progresiva, lleva casi 8 años en el camino, pero hoy su vida es totalmente diferente a lo que era antes de encontrar a Dios:

—Yo soy soltero: hace poco, cuando hice la consagración al Inmaculado Corazón de María, ofrecí mi vida, mi pureza, mi castidad. Entonces mi vida, de ahora en adelante, es una vida de oración, –concluye su testimonio Carlos Julián Pedraza.


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