Más de 581 mil likes obtuvieron las fotos que la presentadora, modelo y empresaria colombiana publicó el 12 de diciembre en su cuenta de Instagram sobre el bautismo de su hijo, Matías, quien recibió el sacramento justo el día de la Virgen de Guadalupe -de las advocaciones marianas más “taquilleras”-. Detrás de la viralidad de este acontecimiento en las redes sociales, está la historia de fe de una famosa que reza el rosario todos los días, ¡sin falta!
A Carolina Cruz la hemos visto desde hace más de 15 años en la televisión colombiana, poco después de haberse convertido en la Virreina Nacional de Belleza, como presentadora de entretenimiento, magacines y reality shows, así como la imagen de importantes marcas. ¿Te la imaginas con los ojos cerrados y una camándula entre sus manos rezando el rosario?
¡Pues sí! Para esta famosa presentadora, con más de tres millones de seguidores en Instagram, su relación con la Virgen María ha sido fundamental para fortalecer la fe y acercarse más a Dios, en el camino constante de la conversión.
Razón+Fe habló con ella para conocer más a fondo las raíces de su devoción mariana, la cual empezó a inculcarle desde el vientre a su hijo Matías, que cumplió ocho meses.
Razón+Fe (R+F): ¿Por qué empezaste a rezar el rosario a diario?
Carolina Cruz (CC): Mi historia con la Virgen ha sido bien bonita. Estudié casi toda la vida en el Sagrado Corazón de Cali, un colegio de monjas, y tenía una cercanía muy grande con la Mater Admirabilis, que es la advocación de allá. Le orábamos todos los días e íbamos a misa una vez a la semana, y al salir del colegio ya iba muy de vez en cuando. Varios años después, cuando empecé a salir con Lincoln, mi suegra, súper católica de rosario diario, nos inculcó a los dos a ir a misa todos los domingos, sin importar el país donde estuviéramos.
Hace dos años, sin embargo, estaba pasando por un momento difícil en mi vida, y dos amigos míos, Paola y Diego, me llevaron a un grupo de oración en Bogotá donde la Virgen habla y me pasaron dos cositas bien especiales (manifestaciones) que me hicieron creer y acercarme más a ella. También viajé a Grecia y conocí en Éfeso la casa donde se dice que murió la Virgen María, y también fue muy especial. Ya, el día que nació Matías (8 de abril), le prometí a Ella que iba a rezar el rosario todos los días de mi vida por su salud y bienestar.
R+F: ¿En qué momento haces el rosario y cómo has hecho para perseverar?
CC: Le dedico todos los días 15 minutos para hacerlo de manera tranquila. Algunas veces lo hago en las mañanas, en el carro mientras voy al gimnasio, y la mayoría de las veces lo hago en mi cama, antes de dormir. ¡Cómo es posible que uno le saque tiempo a todo y no tenga esos 15 o 20 minutos al día para rezar el rosario con fervor!
R+F: ¿Cómo fue ese momento en el que le encomendaron su hijo a la Virgen de Guadalupe en el cerro de Tepeyac de México?
CC: Ya había ido varias veces a la basílica de la Virgen de Guadalupe, lugar que siempre me ha encantado, así como también fui a conocer el santuario del Niño Jesús de Praga. El año pasado estuvimos en México, aprovechando que Lincoln estaba grabando una serie allí, y con mi suegra fuimos adonde la “Morenita”, a quien le dije: “Virgencita, te entrego mi vientre, mi cuerpo, en el momento en que tú me quieras mandar un hijito para mí va a estar perfecto, tu tiempo es perfecto”, y a los dos meses ya estaba embarazada, en agosto.
Luego, la maquilladora que me estaba arreglando para Colombia’s Next Top Model me trajo agua bendita de allá y todos los días, durante el embarazo, me echaba en la barriga.
R+F: Se podría decir que le empezaste a inculcar el amor a la Virgen a tu hijo desde cuando estaba en el vientre…
CC: ¡Ahí viene la otra historia! En mi mesita de noche tengo una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa junto a otras de la Sagrada Familia y la Virgen de Guadalupe. Resulta que cuando Mati tenía cuatro meses y lo cargaba, sentía que miraba mucho esas imágenes, hasta que un día le pasé la imagen de la Milagrosa y se emocionó mucho, la empezó a abrazar, a coger y morder. Así que todos los días le paso esta imagen y si tú le pones la de cualquier otra advocación también la abraza, ¡para él no hay nada mejor!
R+F: ¿Cómo es vivir la fe católica en el medio de la farándula y el entretenimiento, donde a veces nuestras creencias son ridiculizadas?
CC: Cuando decidí contar la historia de Mati en Instagram, por ejemplo, muchas personas me escribieron y me dijeron: “bruta, el único es Dios, uno no puede adorar las imágenes, le está enseñando cosas que no son a su hijo, Dios la va a castigar”, algunos incluso me insultaron y mejor los bloqueé. En mi caso, puede que no esté de acuerdo con muchas religiones o culturas, pero otra cosa es entrar a criticar o juzgar a alguien por su religión o cultura, lo cual no haría. Igual sé que darle gusto a todo mundo en redes sociales es imposible, pero desde que uno esté tranquilo y feliz con sus creencias lo que diga la gente importa muy poco. Las personas más cercanas a mí, compañeros y demás colegas de trabajo admiran la historia, sin criticarme.
Sus regalos al Niño Dios
R+F: Has dicho que a ti el tema del matrimonio no te trasnocha, y cuando publicaste la foto con Lincoln y Matías el día de su bautismo también dijiste que se comprometían a enseñarle la Fe que Dios les mostraba a cada segundo. En el camino que empiezan a recorrer como familia, ¿de pronto empiezas a ver con otros ojos el matrimonio y así darle ese ejemplo de fe a tu hijo?
CC: No hemos pensado en eso. Es un tema que no nos quita el sueño. Siempre he dicho que, si se llegara el día de mañana y se pudiera hacer, buenísimo porque los dos diríamos que sí y estaríamos felices. Tampoco se ha vuelto una necesidad para seguir con nuestras vidas y familia. Si en algún momento se llegara a dar, seguramente daríamos el paso y lo haríamos felices.
R+F: A propósito de este tiempo de Adviento, ¿qué le vas a regalar al Niño Dios y qué le estás pidiendo?
CC: Le regalaré más fe y más tiempo para acercarme a Él y entregarme, así como a nuestro hijo, quien es el más importante ahora. Y le pido, ahora como mamá, vida y salud para nosotros, porque lo demás va llegando.
Imagen principal: Carolina Cruz, Lincoln Palomeque y su hijo Matías, el día de su bautismo. Archivo particular.
Me encantó el artículo, hay mucho por rescatar en la espiritualidad de personas con tanta influencia en la sociedad. Me cuestiona el tema del matrimonio, es en cierta parte incoherente, respetando su decisión y discernimiento es curioso que no lo haya considerado aún. También creo que es una invitación a orar por la unidad en su familia.
No es casada dentro la Iglesia, es una union libre. No es el mejor modelo para los demas. Hay parejas Catolicas, casados que tambien rezan cada dia.
Da tristeza leer esta publicación lazos de amor Mariano poner a esta mujer como modelo de amor a Dios y la virgen? solo porque bautizo a su hijo y dice rezar a «diario», No todo el que dice Señor Señor entrará al reino de los cielos! Ni por tener la imagen de la virgen y una camandula colgada al cuello, el señor quiere hechos de conversión y no palabras bonitas, pues de ser así es solo una Falsa virtud. Esta mujer no a dejado su vida de pecado , habla muy bonito de la virgen pero sigue siendo la misma mujer Vanal, Inpudica, que solo se exhibe sin pudor ni recato y dice amar a la virgen? Vive fornicación y ni hablar de los programas que a presentado en este mismo año dónde se degrada a la mujer.
Jesús está feliz al ver que una de sus hijas le dedica su tiempo y Amor a la Madre del cielo. Un bello ejemplo que nos muestra como el proceso de conversion es sumamente particular en cada uno.
No caigamos en la tentación de actuar como los fariseos que se dedicaban a mirar la paja en el ojo ajena y no veian la viga que tenian en el suyo.
Que entrevista mas absurda. Carolina ni catolica es, hace prácticas de nueva era, no se caso, sus embarazos son por fertilización in vitro. O sea totalmente contraria a la doctrina y a la fe católica. Ella misma dice q no le trasnocha vivir en santidad que no ve necesario el sacramento. Deberian quitar esta farsa de entrevista. Les hace perder credibilidad.