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Hija de Dios, periodista, provida y ¡virgen! Soy “mujermente” feliz

En el Día Internacional de la Mujer, el mismo que han querido ideologizar con el HT #JuntasAbortamos, quiero hablarte de un camino recorrido que va contracorriente, incómodo y que incomoda. Mi primera columna de opinión (a modo de testimonio) para Razón+Fe.

#HijadeDios Como católica reconozco que el “cordón umbilical” con mi Padre Creador son los sacramentos (especialmente la Eucaristía y la Confesión) y la vida de oración. No puedo vivir, razonablemente hablando, sin estos medios que me enseña mi Madre, la Iglesia. Esta intimidad con Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, cultivada desde pequeña a través del Rosario y asumida decididamente a mis 17 años, me ha confrontado con una realidad innegable: dependo totalmente de Dios y mi vida en la Tierra sí tiene consecuencias eternas, el Cielo o el infierno.

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#Periodista Convencida de que podría servir a los demás en “el oficio más bello del mundo”, encontré un camino apasionante, pero también contradictorio. Aprendí del periodismo “duro y puro” con María Teresa Ronderos (Semana), Fernando-Alonso Ramírez y Martha Lucía Gómez (La Patria), y con Juan Manuel Ruíz (RCN Radio). Luego, como directora de Razón+Fe, recibí el regalo de expresarme sin tapujos desde la Fe, sin la “esquizofrenia moral” de tener que callar o justificar los propios criterios -racionales, por cierto-. “La verdad los hará libres” (Mt. 8, 32).

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#Provida Algunos me llamarán “antiderechos” (o retrógrada, fanática, farisea y otros cuantos calificativos). Como dependo totalmente de Dios, empezando porque yo misma no me di la vida, solo quiero preocuparme por lo que pueda ofenderle a Él. Ser provida implica -necesariamente- promover y defender la castidad; la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el Matrimonio para siempre (hombre y mujer, ¡hoy toca aclararlo!); la apertura a la vida y un “no” rotundo a la anticoncepción, así como a la fertilización artificial, y también defender la libertad para educar a los propios hijos… “el amor en acción”, en palabras de Santa Teresa de Calcuta.

De las mayores lecciones que he recibido sobre “la cultura de la Vida” -que no es otra que “la cultura del Cielo” en la Tierra- la experimenté en Razón+Fe. No hubiera sido posible dar “el salto de Fe” a este emprendimiento periodístico sin la generosidad de laicos comprometidos, que invirtieron no de lo que les sobraba, sino incluso de sus ahorros vitales. Y llegó el momento en que no teníamos más fondos para que pudiera continuar 100% en el portal, pero Dios no dejó de sorprenderme: una familia -con deudas, como la tuya y la mía-, con dos hijos y un tercero en gestación, asumió mi pago por varios meses, mientras empezaban a llegar las primeras donaciones. ¡Ser provida es gratitud!

#Virgen Conozco a muchas mujeres (y también a hombres) que han apostado por el camino de la castidad, siendo solteros, novios y luego casados -sin olvidar el hermosísimo llamado a sacerdotes y religiosas de permanecer célibes como antesala a lo que todos, sin excepción, viviremos en el Cielo-. Incluso conozco a quienes, habiendo tenido relaciones sexuales antes del Matrimonio, han decidido apostar por una “segunda virginidad”.

En lo personal, me encanta cómo San Juan Pablo II define la virtud de la castidad: “no significa absolutamente rechazo ni menosprecio de la sexualidad humana: significa más bien energía espiritual que sabe defender el amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad, y sabe promoverlo hacia su realización plena”.

Que a mis 33 años no haya tenido relaciones sexuales (con noviazgos, incluso, hasta de cuatro años) no resulta para mí un “trofeo” del que pueda jactarme, porque comprendo la debilidad humana ante la fuerza del pecado que enceguece la potencia de la inteligencia y hiere la potencia de la voluntad, haciéndonos esclavos, ¡nunca libres! Debilidad que es posible superar siempre con la apertura a la Gracia y el esfuerzo constante por cultivar y practicar las virtudes de la templanza y la humildad.

Si justo hoy he decidido compartirlo públicamente obedece a una sola razón: nos estamos creyendo -incluso entre los mismos católicos- la absurda idea de que es más responsable enseñarles a nuestros niños y jóvenes a “cuidarse”, a disfrutar del “sexo seguro”, cuando lo más sensato y honesto con ellos es permitirles descubrir el por qué y para qué de su fertilidad, es decir, el sentido de su diseño humano, cuya realización plena implica un proceso gradual y un momento adecuado. ¡Para esto es esencial la formación previa en virtudes humanas y cristianas!

#SoyMujermenteFeliz Así que no vengan a decirme que ser mujer es ser autosuficiente, “igualada”, “degenerada”, esquizofrénica (es muy diferente ser femenina a feminista), promuerte y liberada sexualmente. ¡Ah! Mucho menos significa “ser dueña de mi cuerpo” -para justificar, además, el asesinato de personas indefensas-… #MujerEsVida

*** 

Mi ñapa: Le recuerdo a Margarita Rosa de Francisco que lo que ahorca la voz de la mujer no “son las trampas del lenguaje”, sino la amnesia colectiva de qué significa realmente ser mujer. Y por favor, ¡más respeto con la Virgen María y Nuestro Señor!

*Foto principal: Mirada “viva” de la Virgen María, Reina de La Paz. Foto tomada por Giuseppe Tomarchio en Medjugorje el 1 de agosto de 2009. 


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