Testimonios

Brasilero gana beca de medicina, estudiando seis meses en el baño de una estación de gasolina

Escrito por Redacción R+F

La de Guillermo es una historia admirable de generosidad, superación y trabajo duro. En gran ejemplo para los jóvenes, en una época en la que priman las exigencias sin mayor sacrificio.

A pesar de tener todo en contra, el joven Guillermo Nobre, de 19 años, logró una beca para estudiar en una de las tres mejores universidades de Medicina de Brasil,  la escuela Ribeirão Preto de la Universidad de San Pablo.

Admiración y gratitud intergeneracional con el personal médico y de enfermería

Nobre se apasionó con la medicina a raíz de las constantes visitas médicas que hizo con su papá, quien sufre de hidrocefalia. Al su padre debieron hacerle al menos cinco cirugías para ponerle y quitarle válvulas de la cabeza, retirarle los líquidos con mucho dolor, e incluso llegó a quedar en coma. 

Precisamente su papá le puso su nombre como homenaje a un médico, y siempre le habló a Guillermo con mucha admiración de los profesionales de la salud, porque salvaban vidas y las hacían más gratas para las personas.

Estudiar, estudiar y estudiar…y luego trabajar

Desde noveno grado de secundaria  comenzó a estudiar un cursillo preparatorio para aprobar el examen de admisión de la universidad. En ese entonces estudiaba en el colegio por la mañana, en una escuela técnica por la tarde y el cursillo lo hacía por la noche.

Luego de la escuela iba hasta la estación donde su madre trabajaba vendiendo gasolina,  y se encerraba en el baño durante horas estudiando para el examen de admisión.

“Fui a presentar el examen con la certeza de que mi abuela  velaba por mí”

Sin embargo, no fue suficiente porque en 2016 no alcanzó el puntaje necesario en su primera presentación del examen.

Cuando estaba en el último año del colegio, se dio cuenta que necesitaba matricularse en un curso preparatorio de mejor calidad, pero era bastante caro y no tenía los recursos para hacerlo. 

Fue entonces cuando conoció  a la profesora de literatura y redacción, Elena Limonti (en la foto principal),  quien le dio la oportunidad de limpiar los baños y organizar los salones donde dictaban el curso preparatorio,  dos veces a la semana a cambio del valor de la matrícula.

En 2017 volvió a presentar el examen y aunque le fue mejor tampoco pasó, de modo que repitió el cursillo el año siguiente.

La tercera fue la vencida

Pero 2018 tampoco fue un año fácil. Su abuela, de 84 años, tuvo un paro cardiorrespiratorio y  estuvo inconsciente por seis meses.  Guillermo se dedicó a velar por ella en el hospital, y mientras la acompañaba, llevaba los libros para estudiar toda la noche a su lado .

Guillermo en el primer día de universidad.

Lamentablemente, tres días antes de presentar el examen su abuela falleció. “Fui a presentar el examen con la certeza de que mi abuela  velaba por mí”, dijo Guillermo a un medio de comunicación brasilero.

En enero de 2019 recibió la primera  buena noticia: había aprobado en la universidad Federal del Paraná, una de las 10 mejores del Brasil.

Pero lo mejor estaba por llegar. Unos días después supo que había logrado una de las cuatro becas en la Escuela Riberao Preto, de la Universidad San Pablo, una de las tres mejores en medicina de ese país.

Junto a su novia, quien también ingresó a su misma universidad, pero a otra facultad.

“Fue como si me hubiera ganado la lotería”, contó.  Y lo primero que hizo fue llamar  al primer aspirante que estaba en lista de espera para la Universidad del Paraná, para contarle que no iba a tomar su cupo. “Me puse en su lugar y me imaginé que a él también le gustaría saber que su sueño iba a volverse realidad”, narró.

Sus planes ahora son convertirse en un neurocirujano, para ayudar especialmente aquellos que no tienen dinero ni esperanza.

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