Celinés de los Ángeles Díaz Rodríguez compuso su primera canción a los 10 años. Foto: Koji Waki. Tomada de www.celinesdr.com.
La dominicana Celinés Díaz, de 33 años, hace parte de la generación de cantantes católicos que está marcando la pauta en Latinoamérica, incluso en Norteamérica. Su vida es un fiel reflejo de que ser cristiano implica avanzar por el camino estrecho, con la certeza de que con Dios todo es posible. Su embarazo de dos meses es prueba de ello.
4:30 de la tarde del 31 de mayo. Se abrieron las puertas del ascensor de la Catedral Basílica de Manizales (Colombia) y aparecieron la cantante Celinés Díaz, sus dos “comadres” -como ella llama a sus compañeras del ministerio musical- y un joven que les contaba la historia del templo declarado monumento nacional. La sonrisa de Celinés “delataba” su disposición, y al mismo tiempo la expectativa, por la entrevista pactada para ese día en el café de la Catedral.
Detrás de su sonrisa hay una historia de fe atravesada por la incertidumbre y el dolor, como también por la alegría y la confianza. Quizás esto fue lo que quiso transmitirles el día anterior a los cerca de 20 mil asistentes al estadio de la ciudad, donde la Arquidiócesis celebró la fiesta de Pentecostés.
Nacida hace 33 años en Santo Domingo (República Dominicana), esta joven cantautora tuvo su conversión hace 10 años, en un retiro espiritual. Aunque era bautizada y recibió de su familia la formación católica, se alejó de la fe en su adolescencia y juventud, cuando estaba más centrada en sus estudios universitarios (de psicología clínica) y en su prominente carrera musical, llegando a grabar su primer álbum con una discográfica internacional.
A promover la música católica
Razón+Fe: Pareciera que hay un renacer de la música católica frente a la fuerte influencia de la música cristiana protestante, ¿qué nos puedes decir al respecto?
Celinés Díaz: Ya lo hemos hablado en otros países. Creo que hay una mayor conciencia en los ministerios católicos de darle lo mejor al Señor en cuanto a calidad musical y espiritual, no solo por equipararnos a los cristianos evangélicos, sino también para llegar a lo secular, que es lo que escucha el mundo. Por eso buscamos que el material que escuchen sea muy atractivo, que así algunas personas no vayan a la Iglesia al escuchar una buena canción se acerquen a Dios. Lo bueno es que hay muchos ministerios, ya tenemos de donde escoger y dar a conocer.
R+F: En el himno de la Jornada Mundial de la Juventud de hace tres años, en el cual participaste, hay al menos 30 cantantes de países latinoamericanos. Pese a la variedad, no son tan conocidos todos, ¿será por falta de publicidad o por falta de cultura de los mismos creyentes de escuchar música católica?
CD: Diría que un poco de ambas razones. En mi caso, por ejemplo, es cierto que no invierto en publicidad, pues no cuento con una compañía discográfica que lo haga, como sí puede suceder con cantantes seculares y evangélicos. Bueno, ahora están las redes sociales, que son mundiales y nos permiten llegar a muchas personas. También creo que se debe cultivar esa conciencia y que como católica diga: “voy a buscar música católica”. No estoy a favor de criticar lo que no es católico, pero si vamos a promover música que sea la nuestra, la de la casa.
[mks_pullquote align=»left» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]Todas las canciones han surgido de un momento de oración, soy una persona muy orante, necesito tener mi tiempo con el Señor así no haga nada más.[/mks_pullquote]
R+F: ¿Cómo es el proceso de composición de las canciones? A veces, cuando estamos en una obra de Dios, nos podemos creer autosuficientes, pero en el fondo sabemos que no es así…
CD: Tengo ya dos producciones, “Canto para ti” y “Dios es fiel”, y les comparto que no sabía componer canciones para el Señor, pero Él empezó a regalarme la inspiración. Todas las canciones han surgido de un momento de oración, soy una persona muy orante, necesito tener mi tiempo con el Señor así no haga nada más. Me encerraba en mi habitación con una guitarra y la biblia, y en oración Él me regalaba una melodía a partir de un versículo o de mi propio testimonio, y empezaba a componer. Mi primera canción, “Al perdonar”, surgió así: le presenté al Señor esa persona que no podía perdonar, diciéndole: “préstame tu corazón, que yo no puedo”. Cuando nos abrimos al perdón llueven bendiciones.
Canción del álbum «Dios es fiel», inspirada en Isaías 43.
Llegó la prueba reina
R+F: Hace 10 años fue tu encuentro personal con Cristo, tu conversión. ¿Todo ha sido color de rosa desde que decidiste entregarle tus talentos?, ¿qué te ha mantenido firme?
CD: Lo del color de rosa solo está en los cuentos (risas). Cuando tenemos el encuentro con el Señor, ese enamoramiento, esa unción del Espíritu, creemos que todo va a estar bien y que ser cristianos es estar exentos de las pruebas, y precisamente debemos estar preparados para ellas, porque el Señor nos lo dice. Él mismo, el maestro, fue crucificado. No es para asustarnos, sino para saber que las pruebas son un medio para santificarnos, purificarnos, hacer crecer nuestra fe. Y la oración nos ayuda a perseverar, como los sacramentos. Nuestra fe no es de sentimientos, porque independientemente de que sintamos o no sabemos que Dios lo merece todo, porque Él nos lo ha dado todo.
R+F: ¿Hay alguna prueba en particular que nos quisieras compartir? y ¿cómo Dios te fortaleció en ese momento?
[mks_pullquote align=»right» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]En las pruebas Dios se glorifica, y cuando le creemos a Dios vemos milagros[/mks_pullquote]
CD: Que quede grabado, me pasaron una servilleta… ¡es que lloro! (risas). En el 2014 tuve un problema de salud muy fuerte. De manera repentina tuve una hemorragia, mi sangre llegó a 4, cuando lo mínimo es 12 (gramos de hemoglobina por decilitro) y me hicieron una transfusión de emergencia para estabilizarme. Descubrimos que tenía hiperplasia endometrial con atipias celulares, prácticamente la fase de precáncer de endometrio. Estaba comprometida para casarme, amaba a los niños y quería formar una familia. La doctora que Dios me puso en el camino nos dijo, con mucho pesar, que el tratamiento más seguro era la histerectomía, es decir, sacarme el útero. Incluso mi novio, hoy mi esposo, que tuvo sus momentos, estaba dispuesto a que adoptáramos bebés con tal de cuidar mi salud y eso fue una verdadera muestra de amor. En las pruebas Dios se glorifica, y cuando le creemos a Dios vemos milagros. Personas que no me conocían, mi familia, amigos estaban orando por mi salud, y en lugar de irnos por lo más “seguro” optamos por un tratamiento de seis meses, pero a los cuatro mi organismo lo rechazó. La doctora me dijo: “Celi, vamos a reintentar, pero si no funciona, retiraremos tu útero para evitar el cáncer”.
R+F: ¿Y aun así seguiste creyendo para ver el milagro de tu sanación?
CD: El tratamiento de la oración, de la intercesión, nunca falla. Cuando fui a hacerme nuevamente la biopsia, no solamente tenía la sangre en 14, sino que también tenía mi útero limpio, totalmente sano, y para mí eso fue una prueba de que cuando creemos en Dios, y confiamos en Él, nos deja ser testigos de su poder. Eso fue hace un año (2015) y justamente en febrero de este año, ya casada, tuve una recaída… pensé: “caramba, Dios me había sanado, que mi fe no dude, ¿por qué está pasando esto?”. Teníamos que empezar un tratamiento para ver si en mayo, tomando hormonas, podíamos concebir. Para sorpresa nuestra nos dimos cuenta de que, justo finalizando Semana Santa, el Señor nos dio el regalo de quedar embarazados sin necesidad del tratamiento. Para mí fue un milagro; aunque ya no tengo hiperplasia endometrial, era difícil que quedara en embarazo por los niveles bajos en mi sangre, lo que me obliga a tomar medicamentos de por vida. Dios nunca deja de sorprendernos, el testimonio ahora está completo. Él me dice: “no solamente te sané, también te doy el fruto de mi amor, te doy todo”.
R+F: En tu historia se ve la interesante relación entre razón y fe, pues la primera dice que uses todos los medios médicos disponibles y moralmente lícitos, y la segunda que confíes plenamente en Dios, como lo hiciste. Según tu cuenta de Twitter, eres además psicóloga clínica. ¿Ejerces la psicología?
CD: No, directamente. Sí, indirectamente, porque en este apostolado y en cualquiera se necesita la psicología para trabajar con las personas. En este camino me encuentro con muchas personas que piden consejo, recomendaciones, y ahí la aplico.
R+F: Precisamente, desde tu experiencia, ¿cuál crees que es el papel que le corresponde a la psicología y cuál a la fe en el desarrollo de la persona?
CD: Cuando terminé mis estudios de psicología, tuve mi encuentro con el Señor y opté por dedicarme a la evangelización. Aprendí que la psicología es muy importante, porque no es tanto para las personas que ya tienen un trastorno, sino para ayudar a los demás a evitar dicho problema. Entendí, sin embargo, que con Dios no hay quien pueda. Si con la psicología supe que tal trastorno o conducta puede superarse con psicoterapia en un periodo determinado, aprendí que en la fe cristiana con una oración que se haga con fe Dios puede liberarte y sanarte completamente. La psicología sin Dios no es plena. Lo he hablado con psicólogos amigos: cuando estás conversando con alguien, Dios te revela palabras, las pone en tu boca, para ayudar a esa persona, y para que Dios pueda hablarle a esa persona. Les recomiendo a todos los psicólogos que se pongan en las manos de Dios para que vean milagros, no solamente pacientes sanados, sino personas salvadas. Psicología y fe son un buen complemento.
Desde su corazón
R+F: Eres esposa, hija, amiga, te dispones para la maternidad, ¿cómo conjugas estas facetas con la entrega como misionera católica a tiempo completo?, ¿cuál es la clave para tener tiempo para todo?
CD: Hace mucho escuché esta frase y hoy la vivo 100 %: “cuando Dios es el centro de tu vida, Él se encarga de poner todo en su lugar, todo”. También cuento con una familia católica practicante, incluido mi esposo, que se convirtió y bautizó siendo adulto. Tengo su apoyo, y de no ser así tendría mi corazón dividido. Desde un principio hemos dicho que Dios es el mánager de este ministerio, que Él nos confió hasta cuando quiera. Ahora no me preocupo preguntándome: “cuando llegue mi hija o mi hijo, ¿dejaré de servir?” ¡No! Sé que Dios siempre se va a encargar de distribuir el asunto. De mi parte estaré siempre dispuesta, incluso si Él quiere que le sirva de otra manera, porque ahora entiendo que mi primer ministerio es mi familia. Precisamente crecí en una familia de servicio, mis padres nos llevaban a las prédicas y sé que se puede servir en pareja y en familia.
R+F: Sobre tu noviazgo y matrimonio, ¿cómo fue el proceso con tu esposo, si ni siquiera era bautizado?
CD: Koji y yo nos conocimos desde el colegio, aunque estuvimos incomunicados por siete años mientras él hacía sus estudios universitarios en Japón (es dominico-japonés). Un día volvimos a contactarnos, por correo electrónico. Hablando como amigos, me dijo: “Celinés, todavía te amo”, y pasó que en ese momento fue mi conversión, así que teníamos visiones muy diferentes. Se lo presenté al Señor, pidiéndole que si Koji iba a ser un obstáculo en mi servicio lo alejara, pero en oración sentí que me respondía: “si tú decides estar con él, te voy a apoyar”. Dios no impone. Nos vimos personalmente tres años después de haber retomado el contacto, y ese día se le ocurrió pedirme que fuera su novia y a mí se me ocurrió decirle que sí (risas). Esto fue en un aeropuerto, en la primera misión que tuve, ¡qué lindo!
[mks_pullquote align=»left» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]Estaba enamorada de su corazón, veía en Koji a ese hombre bueno, a pesar de no conocer de Dios, y pensaba: “cómo será este hombre enamorado del Señor”.[/mks_pullquote]
El proceso sí fue difícil, porque como Koji no tenía ese ardor, esa experiencia de Dios, no me podía entender, pero como yo había sido rescatada por el Señor no podía exigirle, como no puedo exigirle a nadie… sé que Él tiene su proceso con cada persona. Esto era lo que me hacía esperar. Además, llegamos a un trato -los japoneses cumplen lo que dicen- y me dijo: “Celinés, no voy a hacerme católico por complacerte, voy a conocer, y si de verdad quiero entonces me hago católico”. Estaba enamorada de su corazón, veía en Koji a ese hombre bueno, a pesar de no conocer de Dios, y pensaba: “cómo será este hombre enamorado del Señor”. Empecé a involucrarlo, mi hermano nos acompañaba a las misiones y lo invitaba a él, y cuando íbamos a misa le explicaba lo que sucedía, por ejemplo, en la consagración del Pan y del Vino. Él no entendía nada, pero se fue enamorando de la fe hasta que recibió los sacramentos del bautismo, la confirmación y la primera comunión en un triduo pascual. Fue un largo proceso, duramos seis años de novios, gracias a Dios, porque durante ese período Él nos fue preparando. Hoy en día Koji trabaja con Claudia, la coordinadora general del ministerio musical, en una fundación católica evangelizando a jóvenes y niños con revistas. Te garantizo que el hombre con el que me casé, hace 10 meses, es una persona totalmente diferente a aquella con la que empecé mi noviazgo aquel día. Desde que nos casamos oramos juntos todas las noches, así estemos guapos (enojados). También hemos visto el poder de la oración que renueva el amor.
R+F: Encontramos en nuestro contexto relaciones más cortas e inmaduras, y sabemos que la lucha de los adolescentes y jóvenes para vivir la castidad es más fuerte. ¿Qué les recomendarías a ellos para que se decidan a vivirla?
CD: Nuevamente les digo: todo lo que hablo, lo hago desde mi experiencia. Les diría a los jóvenes, incluso a los que no son tan jóvenes, porque las tentaciones se presentan en cualquier edad, que es muy importante que Dios sea el centro de la relación. El Espíritu Santo es quien nos da la fuerza y con que uno de los dos quiera firmemente agradar al Señor, basta. Desde mi conversión pedí la gracia de la pureza, ¡se puede pedir!, así se hayan tenido otras relaciones. Dialogué con Koji, porque tiene que haber comunicación, y aunque para él fue difícil en un principio, lo aceptó. Esta es la verdadera prueba del amor: quien te ama te espera y, sobre todo, te respeta. Koji me decía que cuando él me veía predicando, sirviendo, él pensaba: “si de verdad ella le sirve a Dios y predica lo que predica, sé que no puede hacer una cosa contraria”.
[mks_pullquote align=»right» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]Dios nos dijo: “ustedes esperaron, fueron fieles, ahora quiero ser fiel con ustedes para que disfruten”. Vale la pena esperar.[/mks_pullquote]
R+F: ¿Entonces valió la pena vivir la castidad?
CD: ¡Claro! Hubo momentos en que temía que nuestra relación terminara, porque pensaba que Koji ya no me veía atractiva, pero Dios es tan fiel, que cuando uno le entrega la intimidad, Él se desborda en las demás áreas. El noviazgo es para conocer, para hablar de lo realmente importante en el matrimonio, entonces Koji y yo tuvimos la gracia de Dios… y qué te digo (risas), el Señor no da caramelitos, sino que nos deja ver con sus detalles que está alegre con nosotros. Cuando nos casamos, como misioneros, no teníamos dinero, y Él nos proveyó con todo, incluso de la luna de miel, no solamente una semana, sino con el hotel y la suite que queríamos, sin que las personas (un sacerdote y otras personas de la parroquia) que nos la regalaron supieran que ese era nuestro sueño. Dios nos dijo: “ustedes esperaron, fueron fieles, ahora quiero ser fiel con ustedes para que disfruten”. Vale la pena esperar.
Rápidas
¿La mejor clave para creer?
La esperanza.
¿La mejor clave para amar?
Ser amado.
¿Con qué sueña Celinés Díaz?
Hacer la Voluntad de Dios.
[mks_pullquote align=»right» width=»300″ size=»24″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]“Si no le hubiese dicho que sí al Señor, me habría perdido de ser testigo de lo que Él hace”.[/mks_pullquote]
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