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Eutanasia en Colombia: lo que no te han contado y un testimonio providencial

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Eutanasia en Colombia: lo que no te han contado y un testimonio providencial

Si el caso del papá del caricaturista “Matador” hubiera pasado por el filtro de la legislación sobre eutanasia en Holanda -el primer país donde se despenalizó-, ni siquiera habría cumplido los requisitos y no le habrían aplicado la dosis letal como sí ocurrió en Colombia, en 2015.

Así lo sostuvo el anestesiólogo y paliativista Luis Garzón durante el foro “Eutanasia. Reflexiones desde la Antropología Filosófica, la Medicina y el Derecho”, realizado el 13 de septiembre en la Universidad Sergio Arboleda (USA). El también integrante de la Asociación Colombiana de Cuidados Paliativos agregó, de hecho, que ninguno de los casos de “eutanasia legal” efectuados después de la Resolución 1216 de 2015 del Ministerio de Salud –cerca de 40– habría pasado el filtro holandés, indicando que en nuestro país se está optando por el camino fácil.

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Esta y otras afirmaciones de los cinco panelistas “desnudaron” la práctica de la eutanasia en Colombia, que sobrepasó los límites nuevamente cuando en marzo pasado el Minsalud la reglamentó para los menores de edad por orden de la Corte Constitucional.

De ahí que la batalla por la cultura de la vida se dé, en primer lugar, en la conciencia de las personas, como le sucedió a Carmen*, quien hace tres meses había pedido la eutanasia al no soportar el dolor por un cáncer de seno que le hizo metástasis, pero luego desistió gracias al alivio de los cuidados paliativos, el acompañamiento de un sacerdote y de su familia.

“Empezamos a orar por ella y se convirtió en la bandera de esta causa. Me pareció muy providencial que en el corazón tuviéramos este caso y que justo el día del foro me informaran que acababa de fallecer”, afirmó la abogada Andrea Suárez, directora de la plataforma provida de jóvenes Choose Life y organizadora del foro.

Para Paola Morales, líder de asuntos jurídicos y bioéticos de la Fundación Theotokos, la otra entidad organizadora del foro, este tipo de eventos académicos son necesarios para “contrarrestar la ola desfogada en favor de los denominados ‘proderechos’ que han logrado, por ejemplo, que hoy el aborto sea una realidad”. En efecto el foro, respaldado por la Dirección de Investigación e Innovación de la USA, acogió a cerca de 120 asistentes, entre jóvenes, docentes, médicos e incluso políticos, como el representante a la Cámara Carlos Acosta (Colombia Justa Libres).

Razón+Fe dialogó con tres de los panelistas. Te compartimos lo más relevante.

De izquierda a derecha: Carlos Castillo, médico pediatra; Juan Rafael López, médico paliativista; Nubia Posada, Ph. D. en Filosofía, y Luis Garzón, médico paliativista.

*Dra. Nubia Posada. Enfermera, bioeticista y doctora en Filosofía. Vocal en Ciencias Políticas de la Fundación Colombiana de Ética y Bioética (Fuceb). 20 años asesorando proyectos de ley. 

Presión extranjera. “La influencia es principalmente de empresas internacionales, tanto para eutanasia como para aborto. Lo que hay detrás de esto es dinero. Hay estrategias geopolíticas muy claras, como la del Informe Kissinger (1974), una estrategia de Estados Unidos para menguar la población de 13 países de despensa o mejores reservas naturales a través de la esterilización, el aborto, los anticonceptivos, entre los cuales está Colombia, y así mantener su hegemonía. En toda la propaganda que se hace de aborto y eutanasia no existen argumentos científicos sostenibles”.

Sentido del sufrimiento. “Todo ser humano aspira a una felicidad que sacie todas sus ansias, que no canse, no termine y nadie se la quite. El cuerpo humano termina, se mantiene a través de ciclos de percepción de ansiedad y necesidad, de modo que no hay plenitud, y hasta el placer más grande estraga. Si hay una tendencia a aspirar a una felicidad así, es porque necesariamente hay una facultad distinta al cuerpo que no da ese tipo de felicidad. ¡Es el espíritu!

Ahora, si la vida biológica es corta y connatural a la sensibilidad que tiene el ser humano, entonces sufrir tiene un sentido. La pregunta a una persona que sufre es:

‘¿estás centrando tu atención en lo que te está costando el sufrimiento? En cambio, ¿cuál es el mayor bien que puedes lograr a través de ese sufrimiento?’

El mayor bien es el mismo que se puede lograr cuando se siente el placer más grande. Entonces: aprovecha lo que sucede para crecer en amor”.

El silencio cómplice cuando los médicos se acostumbran a matar. “La Revista Salud Pública, de España, publicó en 2012 una investigación realizada en Bélgica que evidenció que por cada paciente al que el médico le practica legalmente la eutanasia, hay otro paciente al que se la aplica, sin que este se la haya solicitado, cuando se prevé que morirá en un plazo de dos meses. Es decir, como médicos consideran que tienen más motivos razonables que el mismo paciente para aplicarle la eutanasia.

Si esto es un fenómeno social comprobado, cuál es la responsabilidad del Estado al promover la eutanasia, cuando no existe experiencia ni evidencia de que algún país haya logrado controlar que no se mate a los pacientes que no la pidieron. ¡Es imposible! Incluso hay pacientes que se han quejado de que el personal sanitario les insiste en que, como pronto morirán, le están causando un gasto injusto a la sociedad, y algunos terminan pidiendo la eutanasia agobiados”.

Encuentra aquí la presentación que la Dra. Nubia Posada realizó durante el foro.

*Juan Camilo Ramírez. Abogado provida, director ejecutivo de CathClick e invitado frecuente a debates en medios nacionales como La W Radio.

Eutanasia como derecho fundamental, un invento. “El derecho a ‘morir dignamente’ es de creación jurisprudencial, es decir, lo crearon seis magistrados que se impusieron a otros tres en la Corte Constitucional (1997) y luego dos magistrados, en contra de la voluntad de uno, decidieron que no solo era el derecho a ‘morir dignamente’, sino que también lo convirtieron en un ‘derecho fundamental’ con una protección constitucional especial (2014). Ninguna de estas dos cosas existe en nuestra legislación, pero se lo inventaron en la Corte. Lo que sí existe es el artículo 106 del Código Penal que establece el delito del ‘homicidio por piedad’. ¿Cómo un delito termina siendo un derecho fundamental?”.

Lo que puede hacer la sociedad civil. “Estamos frente a la dictadura de la Corte Constitucional, la peor que puede haber, porque es la de los jueces. Nos queda exigir que los jueces que se nombren no sean politizados ni ideologizados en contra de la vida y la familia. Para llegar allá, primero tenemos que informarnos; luego opinar en nuestras redes sociales, con familiares y amigos, haciendo sentir nuestra visión distinta; lo tercero, apoyemos a las entidades que trabajan en defensa de la vida y la familia en Colombia, desde replicarles lo que publican hasta financiarlas, y lo cuarto, ser muy prudentes a la hora de elegir a nuestros representantes”.

*MD. Juan Rafael López. Biólogo, médico paliativista. Líder del proyecto de la Clínica de Dolor y Cuidado Paliativo del Hospital Universitario Nacional (Universidad Nacional). Integrante de la Asociación Colombiana para el Estudio de Dolor y de las asociaciones Colombiana y Latinoamericana de Cuidados Paliativos.

La clave está en distinguir la sedación y la eutanasia. “El paciente que solicita la eutanasia es porque no tiene síntomas controlados, lo cual altera su calidad de vida y ese dolor se convierte en el todo de su vida, lo cual no es vivir. Pero si tú le logras controlar ese síntoma, la calidad de vida mejora y muchas veces la idea de eutanasia desaparece.

Cuando hago una sedación, es porque ese síntoma no se pudo controlar de manera adecuada, y lo que pretendo es que el paciente esté dormido para que el síntoma no lo incomode más. En la eutanasia se ponen dosis letales del medicamento para que la vida del paciente termine. En la sedación la intención es aliviar el sufrimiento intolerable; en la eutanasia, eliminar la vida del paciente. Los especialistas en cuidados paliativos somos vitalistas: promovemos la vida, sin desconocer que la muerte es un proceso natural”.

Hacen falta más paliativistas. “Hay que cambiar el chip de los médicos y su educación. Todos están formados para salvar vidas, y muy pocos para ayudar a morir y aliviar el sufrimiento, que es la especialidad que hago. Somos menos de 100 especialistas, aunque hemos estado creciendo: ya hay dos programas para médico general de tres años y otros que son fellows (segunda especialidad). Además, ¿saben de las 50 facultades de Medicina del país cuántas tienen cátedra del cuidado del dolor? Solamente las de las universidades Pontificia Bolivariana, Rosario, La Sabana y está empezando la Javeriana. En contraste, las cifras de cáncer en el país han ido creciendo”.

Necesidad de reglamentar la objeción de conciencia. “De las cuatro eutanasias que me han pedido los pacientes, tres desistieron al aplicarles los cuidados paliativos, y solo uno insistió, a quien trasladamos, porque además trabajaba en un hospital de una comunidad religiosa. Aquí se utilizó la objeción de conciencia individual. Considero, sin embargo, que son fundamentales la objeción de conciencia tanto de la persona natural como la institucional”.

*Se ha reservado el nombre real de la persona.

**Imagen principal: cortesía de la Fundación Theotokos.

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