Iglesia Razón

La Iglesia: ¿Negra o rosa?

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Escrito por Sin Medida

Por: Andres Rozo

Arquitecto. 25 años. Integrante del Movimiento Interuniversitario Sin Medida.

“No nos retiremos de la Iglesia porque veamos que hay cizaña en ella. Únicamente hemos de esforzarnos en ser nosotros trigo”.

San Agustín (Ca 108,3.10)

Seguramente el lector sabe que: un conductor puede ser un secuestrador, un profesor puede ser un criminal, un presidente puede ser corrupto y un doctor puede ser un asesino. Sin embargo, y a pesar de saberlo, en su vida probablemente sigue tomando transporte terrestre, asistió o asiste a alguna institución educativa, tiene citas médicas y vive en un país democrático y no se ha escapado a una isla solitaria alejada. Todos los días se enfrenta a la certeza de la posibilidad de la imperfección humana y decide seguir adelante. Aun así, hoy en día por la sombra de algunas personas, otros quieren quemar metafóricamente (y a veces literalmente) a toda una institución u organización.

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Hoy en día, si pensamos en instituciones más aborrecidas, se piensa generalmente en el Gobierno Nacional, el Distrital o en las fuerzas armadas; sin embargo, es preciso resaltar también a una de las instituciones más antiguas sobre el planeta: la Iglesia Católica. ¿Por qué vivimos en un mundo lleno de instituciones y humanos imperfectos pero la aversión está enfocada en unos específicos? ¿Por qué solo puede ver blanco o negro la sociedad más multicolor de la historia?

Lo primero sería empezar a entender por qué, como humanos, tenemos la tendencia a veces de polarizar y reducir a dicotomías todo el rango de complejidad que podemos encontrar en nuestra vida. Una de las respuestas es evolutiva: de la misma forma como nuestro cerebro está programado para preferir la ruta de menor resistencia en todo tipo de situaciones, la ruta más fácil ante el análisis de un problema es la ruta totalitaria, “es o no es”, y nada existe más allá de eso. Así, el pensamiento dicotómico facilita la simplificación y permite evitar ampliar y revisar las posturas asumidas.

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La realidad: ¿en blanco y negro?

El pensamiento dicotómico puede ser útil para sobrevivir en la selva, o en una situación de guerra. Sin embargo, es un modelo de entendimiento que no se adapta a nuestra vida cotidiana y para ir más allá de, debemos ser conscientes de cómo a veces la mente humana tergiversa la realidad a través de las distorsiones cognitivas.

Algunas de las distorsiones más comunes pueden ser:

  • Pensamiento dicotómico (como ya vimos, clasificar la información en categorias opuestas sin tomar en cuenta los matices).

Ejemplo:Toda la Iglesia es malvada y ha causado solo daño a la sociedad.

  • Filtro mental (seleccionar sólo lo que es acorde con sus creencias e ignorar información contradictoria).

Ejemplo: Solo me informo de redes sociales y particularmente de páginas que son acorde a mi ideología /pensamiento.

  • Inferencia arbitraria (sacar conclusiones apresuradas o sin contar con la suficiente información).

Ejemplo: Como han existido casos de pederastia y corrupción, entonces todos los sacerdotes son así.

  • Razonamiento emocional (creerle más al sentimiento que a la evidencia).

Ejemplo: A pesar de la evidencia, mantengo la creencia de que la Edad Media fue solo oscuridad y perdición porque las películas o artículos que he leído me conmueven.

  • Debería” o “Tengo que” (pensar que se está obligado a actuar de manera contundente, en un sentido determinado).

Ejemplo: Pertenezco a un grupo que por sus ideales está abiertamente en contra de la Iglesia. Incluso si leo o encuentro evidencia confiable de que la postura o argumento de mi grupo está errada, persisto en sostenerla solo porque debería o tengo que hacerlo.

Estas distorsiones son sólo algunas de todas las que influyen en cómo interpretamos la realidad. Nuevamente, aunque pueden ser útiles para saber si se está o no en peligro y tomar decisiones ágiles, son insuficientes y engañosas ante situaciones como la cuestión de si la Iglesia es buena o mala (y evadiendo momentáneamente el dilema si el mal existe en sí mismo); una situación que requiere más complejidad que un sí o un no totalitario pero se ha visto permeada, como hemos visto en los ejemplos, de entendimientos errados. Cabe aclarar que esto no es una visión utópica dicotómica de la Iglesia, y en la que se pretenda decir que la Iglesia ha tenido una historia intachable llena de única y exclusivamente individuos con buenas intenciones. Sin embargo, que la leyenda rosa no exista no implica que solo quede la negra.

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Lo que vemos superficialmente, puede estar distorsionado (Imagen de Pixabay).

Precisamente, uno de los matices que hace compleja la situación es la inherente imperfección humana. Como se señaló al principio: donde hay personas, hay posibilidad de error o, en otras palabras, los humanos no son héroes o villanos, son falibles y a la vez capaces de los actos más virtuosos, y la Iglesia hereda la luz de los virtuosos y la sombra de los fieles que han fallado.

Si nos devolvemos a los orígenes, podemos encontrar esta misma realidad de una Iglesia fundada con una comunidad de apóstoles, la cual incluía desde quien traicionaría a Jesús hasta la cabeza de los Doce quien lo negaría tres veces. Sin embargo, a pesar de la humanidad de cada uno, Jesús demuestra que la confianza puesta sobre ellos, y por la acción del Espíritu Santo, se visibiliza con la Iglesia que todavía tenemos en pie hasta nuestros días.

En torno a esa misma Iglesia nacieron múltiples sectas en sus primeros siglos, pero a la vez una corriente de apologética para purificar la doctrina. Surgió un “oscurantismo” y crisis eclesial en la Edad Media, pero también santos como Francisco de Asís o Domingo de Guzmán y avances científicos y culturales en los monasterios. Viene la denominada reforma de Lutero, y a su vez la Contrarreforma y el Concilio de Trento. En el siglo XVIII, de la sociedad provienen críticas y ataques fuertes contra la Iglesia y al mismo tiempo se genera una renovación por medio del auge de las congregaciones. En el siglo XX viene la oscuridad de las grandes guerras y una crisis de fe, para luego ser renovada con el Concilio Vaticano II. Y en las últimas décadas inicia una crisis general de las diócesis europeas, mientras que en Latinoamérica y África se da un auge sin precedentes.

Esto es solo un abre bocas de la gran riqueza que podremos encontrar en la historia de la Iglesia más allá de alguna desinformación encontrada en redes sociales, o libros con motivaciones subjetivas de sus autores. Cabe recordar que se han esforzado mucho más por aislar o inflar sucesos negativos que por mostrar por igual los avances y aportes de la misma. La leyenda negra (ej. La edad media “fue oscuridad total impulsada por la Iglesia y no tuvo ningún avance”) puede tener algo de verdad, sin embargo es infantil asumir que eso describe completamente la realidad.

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La Iglesia Santa, conformada por pecadores, sigue en pie (Imagen de Pixabay).

También algo que tienen en común las instituciones mundiales es que precisamente por lo universales que son, son sometidas a mayor escrutinio, y pocas o ninguna existen en el mundo con la universalidad de la Iglesia Católica. Es más fácil creer en la perfección de un grupo pequeño, porque simplemente es estadísticamente posible que nunca encontremos un atropello o error humano a través del tiempo. Sin embargo, el mismo lujo estadístico no se puede dar una institución que está en casi todos los países del mundo y que ha existido por milenios.

En conclusión muchas veces, y especialmente en tiempos modernos, de la Iglesia se muestra solo la versión oscura, tergiversada, dramatizada para acumular likes y explotar algoritmos para Facebook e Instagram o para ganar más vistas en Youtube o Netflix. La exhortación no es a ignorar lo que se dice de la Iglesia, o a declarar ciegamente una perfección inexistente. Es más bien una invitación a ser críticos y no aceptar un solo artículo o un comentario como cierto a primera vista, es un llamado a investigar y corroborar con mayor seriedad académica y mayor consciencia propia para distorsionar menos la realidad y acercarnos más a la Verdad.

REFERENCIAS

  • Agustín, S. (1986). Obras completas de San Agustín. VIII: Cartas (1.o): 1–123 (NORMAL) (3.a ed.). Biblioteca Autores Cristianos.
  • Martinéz, H. (2016). El Enigma de la Iglesia (1.a ed.). Editorial San Pablo.
  • Riso, W. (2007). El Poder Del Pensamiento Flexible. De Una Mente Rígida, a Una Mente Libre Y Abierta Al Cambio (1.a ed.). Planeta.
  • Wohl, L. D., & Perruca, E. J. (2015). Fundada sobre roca: Historia breve de la Iglesia (Arcaduz) (4.a ed.). Ediciones Palabra, S.A.

Imágenes:

Imagen del Encabezado: “La Iglesia a blanco y negro” Recuperado de https://pixabay.com/es/photos/ajedrez-met%C3%A1fora-bordo-negocio-316657/

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