En una declaración ofrecida al medio de italiano Tempi el padre Arturo Sosa Abascal dijo: “existe como mal personificado en diversas estructuras pero no en las personas, porque no es una persona, es una manera de actuar el mal”.
Santos como el padre Pío, Santa Faustina Kowalska, el cura de Ars, Santa Teresita del Niño Jesús, San Francisco, y muchísimos otros, han dado testimonio de su lucha personal con el demonio
En el Evangelio de San Juan, Jesús mismo habla del diablo y lo define como el «príncipe de este mundo».
La iglesia siempre ha enseñado que es un ser espiritual capaz de actuar en el interior del hombre, por lo que su figura va mucho más allá de ser una simple «personificación del pecado y de la tentación».
Por el contrario las afirmaciones del padre Sosa son una herejía que bordea ideas maniqueas (el universo se debaten entre dos principios iguales son el bien y el mal), condenados por la Iglesia desde la antigüedad:
“no es una persona como lo es una persona humana. Es una manera que tiene el mal de estar presente en la vida humana. El bien y el mal están en lucha permanente en la conciencia humana, y tenemos modos de indicarlo”.