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¿Puede un revolucionario sexual salvar a Occidente?

¿Puede un revolucionario sexual salvar a Occidente?
Escrito por Redacción R+F

Douglas Murray ha publicado un excelente libro: “The War on the West” (La Guerra contra Occidente), a través del cual descubre a quienes quieren derribar nuestro pasado, todo lo que es europeo, heterosexual, masculino y blanco.

Sin embargo, el fundador CFAM, Austin Ruse, señala el punto ciego de Murray, y es que evita tocar lo que el escritor Michael Uhlmann llamaba la “constitución sexual” de los países.

Ruse lo explica así:

“La constitución sexual abarca lo que está permitido y lo que no está permitido. El divorcio fue un escándalo. El adulterio fue condenado. Las madres solteras se casaban a medias. Janet Yellen, sí, esa, publicó un artículo maravilloso sobre cómo las bodas forzadas desaparecieron en gran medida con la disponibilidad generalizada de la píldora anticonceptiva y cómo esto ha sido perjudicial para las mujeres. El gran proyecto de la izquierda es destruir esta Constitución sexual. De hecho, todo esto se ha revertido. Además del divorcio, el adulterio y mucho más, la constitución sexual no permitía la sodomía”.

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Pero Murray considera que esas críticas pertenecen a lo que él llama un “nicho” dentro del movimiento conservador.

Para él, además, la Guerra Cultural en Occidente comenzó en 1987, cuando en realidad comenzó varias décadas antes.

En 1962 la oración fue prohibida en las escuelas públicas, y la Biblia fue expulsada al año siguiente.

Ruse repasa los hitos de la revolución sexual en EE.UU.: “Hasta la década de 1950, la fornicación era ilegal en al menos 38 estados. El adulterio era ilegal en todos menos cinco estados. La sodomía era ilegal en todos los estados. Incluso la seducción se consideraba tanto un agravio como un crimen. La anticoncepción estaba prohibida en la mayoría de los lugares. Cada una de estas leyes reflejaba aspectos fundamentales de la enseñanza cristiana. Eliminar todo esto y mucho más fue una auténtica revolución en la  civilización. ¿Y qué siguió? La anticoncepción se hizo constitucional, seguida por el aborto legal, seguida por la sodomía constitucional, seguida por una redefinición del matrimonio”. 

La conclusión de Austin Ruse es que intentar defender a occidente, asumiendo al mismo tiempo la defensa de la revolución sexual anticristiana, es una pésima, pésima estrategia.

Fuente: Revista Crisis: ¿Puede un revolucionario sexual salvar a Occidente?

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