¡SEÑOR, TEN PIEDAD DE MÍ!
Oraciones para pedir protección, liberación y sanación
Si usted se cree atormentado por un mal espíritu o víctima de un maleficio, nunca recurra a brujos, adivinos, hechiceros, médiums, yerbateros, “parasicólogos”…; no use amuletos ni oraciones o prácticas supersticiosas: esto Dios no lo permite (Deut. 18, 10-12). Acuda a un sacerdote prudente para que le oriente y ore por usted. Organice su vida, haga una buena confesión, participe frecuentemente de la Eucaristía, lea la Palabra de Dios, sea devoto de la Virgen María y de los Santos Ángeles, perdone de corazón, haga obras de misericordia y penitencia, y dedíquese a una auténtica oración cristiana, para la cual puede valerse de las siguientes oraciones que le ofrecemos:
SALMO 91
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en Ti”.
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta,
te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
“Se puso junto a Mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi Nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación”.
INVOCACIONES A CRISTO I
- “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros” (Lc. 17, 13).
- “Señor, sálvame” (Mt. 14, 30).
- “Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David” (Mt. 15, 22).
- “Creo, ayuda a mi poca fe” (Mc. 9, 24).
- “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador” (Lc. 5, 8).
- “Señor mío y Dios mío” (Jn. 20, 28).
- “Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6, 68).
- “Rabuní, que yo vea” (Mc. 10, 51).
INVOCACIONES A CRISTO II
- Jesús, Hijo de Dios vivo. Ten piedad de mí (nosotros).
- Jesús, imagen del Padre.
- Jesús, Sabiduría eterna.
- Jesús, esplendor de la luz eterna.
- Jesús, Palabra de vida.
- Jesús, hijo de María Virgen.
- Jesús, Dios y hombre.
- Jesús, pregonero del reino de Dios.
- Jesús, camino, verdad y vida.
- Jesús, pan de vida.
- Jesús, verdadera vid.
- Jesús, hermano de los pobres.
- Jesús, amigo de los pecadores.
- Jesús, médico de las almas y de los cuerpos.
- Jesús, salvador de los oprimidos.
- Jesús, consuelo de los desamparados.
- Jesús, sumo Sacerdote.
- Jesús, que viniste a este mundo.
- Jesús, que liberaste a los oprimidos por el diablo.
- Jesús, que fuiste colgado en la cruz.
- Jesús, que aceptaste la muerte por nosotros.
- Jesús, que yaciste en el sepulcro.
- Jesús, que descendiste a los infiernos.
- Jesús, que resucitaste de entre los muertos.
- Jesús, que subiste al cielo.
- Jesús, que enviaste el Espíritu Santo a los Apóstoles.
- Jesús, que estás sentado a la derecha del Padre.
- Jesús, que vendrás a juzgar a los vivos y a los muertos.
INVOCACIONES A CRISTO III
- Por tu encarnación Líbrame (nos), Señor.
- Por tu nacimiento
- Por tu bautismo y santo ayuno
- Por tu cruz y pasión
- Por tu muerte y sepultura
- Por tu santa resurrección
- Por tu admirable ascensión
- Por la efusión del Espíritu Santo
- Por tu gloriosa venida
INVOCACIONES A CRISTO IV
Por el poder de la Cruz, sálvame Cristo Salvador que salvaste a Pedro en el mar, ten piedad de mí.
Por el signo de la Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Dios nuestro.
Por tu Cruz sálvanos, Cristo redentor, Tú que muriendo destruiste nuestra muerte y resucitando reparaste la vida.
Adoramos tu Cruz, oh Señor, recordamos tu gloriosa Pasión: Tú que por nosotros padeciste, ten piedad de nosotros.
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos,
que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
INVOCACIONES A CRISTO V
- Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Sálvame (nos).
- Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado
- Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía
- Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación y coronación de espinas
- Sangre de Cristo, derramada en la Cruz
- Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación
- Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón
- Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas
- Sangre de Cristo, vencedora del demonio
- Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires
- Sangre de Cristo, vigor de los confesores
- Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes
- Sangre de Cristo, socorro en los peligros
- Sangre de Cristo, ayuda de los oprimidos
- Sangre de Cristo, alivio de los afligidos
- Sangre de Cristo, consuelo en el llanto
- Sangre de Cristo, esperanza de los penitentes
- Sangre de Cristo, consuelo de los moribundos
- Sangre de Cristo, paz y ternura de los corazones
- Sangre de Cristo, prenda de vida eterna
- Sangre de Cristo, que libras a las almas del Purgatorio
- Sangre de Cristo, digna de todo honor y gloria.
INVOCACIONES A CRISTO VI
Oh, Jesús Salvador,
Señor mío y Dios mío,
mi Dios y mi todo,
que con el Sacrificio de la Cruz nos has redimido
y has derrotado el poder de Satanás,
te ruego que me liberes de toda presencia maléfica y de toda influencia del Maligno.
Te lo ruego en Tu Nombre,
te lo ruego por tus llagas,
te lo ruego por Tu Sangre,
te lo ruego por tu Cruz,
te lo ruego por intercesión de María,
Inmaculada y Dolorosa.
La Sangre y el Agua que brotan de tu costado
caigan sobre mí para purificarme, protegerme,
liberarme y sanarme. Amén.
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA
Oh augusta Reina del Cielo
y soberana de los Ángeles,
Virgen María,
a ti que has recibido de Dios
el poder y la misión
de aplastar la cabeza de Satanás,
te pedimos humildemente
nos envíes las legiones celestiales
para que bajo tu mando
persigan a los demonios,
los combatan por todas partes,
repriman su audacia
y los lancen en el abismo. Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la pelea. Sé tú nuestro amparo contra el poder y las acechanzas del demonio. Hágale oír Dios su voz imperiosa como rendidamente se lo suplicamos. Y tú, príncipe de la milicia celestial, armado del poder divino, precipita en el infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que, para la perdición de las almas, andan por el mundo. Amén.
ORACIÓN CONTRA EL MALEFICIO
(Del ritual griego)
Señor Dios nuestro, soberano de los siglos, omnipotente, tú que lo has creado todo y que todo lo transformas con tu sola voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno ardiente, encendida siete veces más, y que protegiste y salvaste a los tres jóvenes santos; tú que eres el doctor y médico de nuestras almas; tú que eres la salvación de los que a ti ruegan, nosotros te pedimos y te invocamos para que destruyas, arrojes y pongas en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o acción de personas maléficas o malvadas que han obrado sobre mí (o sobre tu siervo[a]…), y haz que en vez de la envidia y del maleficio pueda conseguir abundancia de bienes, fuerza, éxitos y caridad.
Tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes, y ven a socorrer y a visitar a esta imagen tuya, enviándole el Ángel de la paz, que es fuerte y protector del alma y del cuerpo, que mantendrá lejos y sacará cualquier fuerza del mal, todo peligro y magia de personas corruptoras y envidiosas, de manera que bajo tu amparo este suplicante, a quien tú has protegido, te cante lleno de gratitud:
“El Señor es mi ayuda, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salm. 118, 6; 27, 1-3; Hebr.‑13,‑6).
Y aún más:
“No tendré temor del mal porque tú estás conmigo; tú eres mi Dios, mi fuerza, mi Señor Todopoderoso, el Señor de la paz, el Padre de los siglos venideros”.
Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de esta tu imagen y sálvame (salva a tu siervo[a]…) de todo daño o amenaza provenientes del maleficio y protégeme (protégelo[a]) de todo mal por intercesión de la que es más que bendita, la gloriosa Señora Madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes Arcángeles y de todos tus Santos. Amén.
ORACIÓN PARA BENDECIR LOS LUGARES
DONDE SE VIVE O TRABAJA
Visita, Señor, esta casa (negocio, oficina, taller…).
Aleja de ella las insidias del enemigo;
que tus Santos Ángeles habiten en ella
y nos guarden en paz
y que tu bendición permanezca siempre con nosotros,
por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Señor Jesucristo que ordenaste a tus Apóstoles que invocaran la paz sobre los habitantes de las casas donde ellos entraran, santifica, te lo imploramos, esta casa. Recibe nuestra oración llena de confianza. Manda sobre ella tus bendiciones y la abundancia de tu paz. Llegue a ella la salvación así como llegó a la casa de Zaqueo cuando Tú entraste en ella. Encarga a tus Ángeles que la custodien, y aleja de ella todo poder del maligno.
Concede a las personas que la habitan agradarte a ti con sus buenas obras, de tal manera que merezcan, cuando llegue su tiempo, ser acogidas en tu casa celestial. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
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