Son las Hermanas de la Compañía de la Cruz, una congregación española y tienen permiso el Ministerio del Interior para seguir ayudando a los ancianos abandonados durante a crisis del coronavirus.
Ahora tiene que usar tapabocas y guantes de látex, pero siguen cumpliendo con su misión a pesar del riesgo que corren para sus vidas:
Tenemos un certificado del Ministerio del Interior italiano que justifica que vayamos a asistir a los ancianitos abandonados que no tienen para comer, que no se pueden asear solos, que no tienen a nadie… Si no vamos nosotras, ¿qué sería de ellos?
– Hermana María del Redentor
No no quieren publicidad porque es contrario a su carisma, que lleva a su comunidad desde hace 56 años a olvidarse de sí mismos para servir a quién más lo necesite.
Según explica la revista Alfa y Omega, la fundadora del Instituto de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, que fue canonizada por san Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003, dejó claro en sus Escritos íntimos que las monjas que la siguieran deberían procurar «la imitación de Cristo Crucificado en pobreza, humillación y mortificación», teniendo como base la fe y la caridad
Sor Ángela señalaba que el verdadero testimonio es el del ejemplo y no el de la palabra. Porque los testimonios silenciosos son los que hacen recapacitar a las personas y que caigan en la cuenta de que Cristo es más grande que nosotros, explica María del Redentor