Presumir de catolicismo desde un cargo público, o a la hora de aspirar a él, parece ser el «santo y seña» de quienes trabajan al servicio de la masonería, pues en un ambiente tan hostil a los valores religiosos sólo suelen atreverse a presumir de ellos, quienes están decididos a trabajar en su contra.
Ese parece ser el caso de la profesora de Derecho Constitucional Magdalena Correa Henao, quien por enésima vez aspira a ser magistrada de la Corte Constitucional, impulsada por el poderoso lobby de la Universidad Externado de Colombia, una de las principales plataformas políticas de la masonería en el país.
En la presentación que hizo ante la sala plena del Consejo de Estado el pasado 2 de julio, Correa fue la única en declarar haber sido formada en valores católicos.
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Un supremo acto de hipocresía, pues si por algo es reconocida esta profesora de El Externado en el ámbito jurídico, es por su radical activismo a favor de la agenda gay y del aborto, como puede verse en su intervención pidiendole a la Corte Constitucional la creación del mal llamado «matrimonio homosexual», o en su reciente carta publicada en El Tiempo en la que le pide al tribunal una mayor liberalización del aborto.