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Mariano Baptista: el gobernante católico antimasónico y antisocialista del siglo XIX

Mariano Baptista en épocas de la Convención de 1880
Escrito por Gabriel Pinedo

Un día como hoy, 19 de agosto de 1896, terminó el gobierno de Mariano Baptista Caserta (1832-1907), político católico boliviano muy estimado en su país. Por este motivo, a continuación, reseñamos su vida y obra.

Pocas veces en la historia de nuestros países hispanoamericanos tenemos ejemplos de gobernantes dignos de rescatar, que hayan ocupado buena parte de su vida en favor de nuestra Santa Iglesia Católica. En el caso de Bolivia, afortunadamente, está el caso de José Mariano Baptista Caserta (1832-1907), abogado y político católico, conservador, antiliberal, antisocialista y antimasónico.

Baptista fue el 23º presidente de Bolivia, elegido constitucionalmente en 1892 y con un gobierno que duró hasta 1896. Fue amigo cercano de personas de notable ortodoxia en su país, como el arzobispo de La Plata (Chuquisaca), Don Miguel de los Santos Taborga, o el eximio historiador católico tarijeño Luis Paz Arce.

El buen Baptista llegó a ocupar diversos cargos importantes, como ser: ministro, senador, diputado y diplomático. Hoy conoceremos un poco de su vida y obra como eminente católico, devoto y coherente con sus ideas.

Su trayectoria política

Retrato del católico Mariano Baptista Caserta, por el caricaturista beniano Jorge Coimbra

Retrato del católico Mariano Baptista Caserta, por el caricaturista beniano Jorge CoimbraNacido en Calchani (provincia Ayopaya, departamento de Cochabamba), el 16 de julio de 1832, hijo de José Manuel Baptista y Petrona Caserta, estudió Derecho en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca. Lo llamaban ‘El Mago’ por su capacidad de convencimiento en la tribuna; era un gran orador. Se casó con Gabina Terrazas Urquidi, con quien tuvo cuatro hijos: Javier, Luis, Adriana y Rita.

En su juventud, El Mago fue uno de los fundadores de la Sociedad Católica-Literaria en la ciudad de Sucre el año de 1851. La Sociedad dio como resultado periódicos católicos potentes, como El Amigo de la Verdad (1852-1854), La Fe Católica (1870-1871) y El Cruzado (1867-1873). En ellos tuvieron gran participación los franciscanos Manuel Murga y Mamerto Esquiú, este último un gran argentino que residía en Bolivia durante esa época.

El grupo se enfrentó fuertemente contra el positivismo y el liberalismo. Según afirma acerca de la Sociedad el historiador Josep. M. Barnadas en su libro La Iglesia Católica en Bolivia: «Por primera vez en Bolivia, surgía un grupo militante católico, con la participación de laicos y con clara voluntad de dar consistencia intelectual a su fe».

El año de 1856, Baptista obtuvo el cargo de diputado a sus 24 años de edad. Fue amigo del dictador civil José María Linares, de quien se dice que puso orden en el país, pues Bolivia había sido víctima gobiernos militares caóticos y conflictivos durante décadas desde su fundación.

El celo del Mago por la Iglesia fue tal, que en 1864, pronunció un discurso muy fuerte contra un proyecto de ley que pretendía someter los delitos de los eclesiásticos a los tribunales civiles. En otras palabras, se opuso a la intromisión del Estado en los asuntos de la Iglesia.

Convicciones contra el socialismo

Barricada en la Comuna de París

Barricada en la Comuna de París

Mariano Baptista estuvo en Francia durante algunos años en misión diplomática, y fue ahí que vivió los horrores de la Comuna de París. Este evento, que tuvo lugar en 1871, conmovió al Mago, quien vio los incendios, persecuciones, asesinatos masivos y sacrilegios que los socialistas y comunistas cometían sin pena alguna.

«Así han llegado a simplificarse, a definirse los dos términos de la lucha, el materialismo ateo, la fe victimada», sostenía Baptista. Él fortaleció sus convicciones contra los enemigos de la Iglesia gracias a la experiencia francesa: entendió con mayor razón que nunca por qué la doctrina cristiana era incompatible con las ideologías.

En 1872, Baptista retornó al Parlamento, y posteriormente recibió el nombramiento de ministro por el también católico presidente Tomás Frías. Durante este tiempo, Baptista estudió mucho el asunto de las relaciones internacionales y la resolución de conflictos con países vecinos.

La Convención Nacional de 1880 contó con la participación de Mariano Baptista, quien militaba en filas del Partido Constitucionalista. Los conservadores de tal partido combatieron férreamente al liberalismo, la ideología que amenazaba con implantarse desde el legislativo.

El Mago fungió como vicepresidente del conservador Gregorio Pacheco desde 1884 hasta 1888. A Pacheco le siguió Aniceto Arce, otro conservador con ideas afines a las de Baptista. Las elecciones de 1892 dieron como resultado el triunfo del Mago, quien venció al general masón Eliodoro Camacho por 7,000 votos y a Gregorio Pacheco con 15,000.

Su gobierno contra los masones y liberales

Mariano Baptista presidente 1892

Mariano Baptista, retrato ya como presidente en 1892.

De acuerdo con el historiador Augusto Guzmán, la presidencia de Baptista se caracterizó por el orden, la austeridad administrativa y la afirmación institucional. La templanza y severidad fueron virtudes que caracterizaron a este gobernante, situación aprovechada por sus enemigos para combatirlo ferozmente.

Cabe destacar que el Mago tuvo como secretario particular al padre Fernando Velázquez Valencia (1850-1907). Este presbítero, natural de Charazani y polemista antiliberal, escribía bajo el seudónimo de ‘Weimar’.

Aniceto Arce, quien gobernó antes que Baptista, había decretado estado de sitio, debido al alboroto gestado por los liberales. Luego de algunos meses después de ser elegido presidente, Mariano Baptista redujo los efectos de tal situación suspendiendo medidas rigorosas contra sus opositores, advirtiéndoles que debían respetar el orden legal y evitar conspirar.

En otras palabras, el Mago decretó la amnistía para los revoltosos y suspendió el estado de sitio. Naturalmente, esto fue aprovechado por los liberales, quienes despreciaban a los conservadores, católicos convencidos de que el liberalismo es una ideología condenada por la Iglesia.

Zoilo Flores Aponte retrato 2

El masón Zoilo Flores Aponte, fundador de la Gran Logia de Bolivia.

El célebre masón Zoilo Flores Aponte, enemigo acérrimo de Baptista y director del periódico El Imparcial, combatió duramente contra el gobierno de este. Flores fundó la Gran Logia de Bolivia, consolidando así que, por primera vez en la historia de este país, la masonería goce de articulación nacional; antes de eso, las distintas logias en el país no estaban unificadas.

Las sectas masónicas habían sido condenadas por la Iglesia Católica casi desde un principio: se fundaron en 1717, iniciando con la Gran Logia de Inglaterra. Si bien fue recién en 1884 que el Papa León XIII publicó su carta encíclica Humanum genus: sobre la secta de los masones, que condenó y refutó sistemáticamente a la doctrina de estos grupos, ya había condenas a la masonería realizadas en reiteradas oportunidades en los documentos pontificios, entre ellos:

  • Clemente XII, Constitución apostólica In eminenti (24/04/1738)
  • Benedicto XIV, Constitución apostólica Providas (18/05/1751)
  • Pío VIII, Constitución apostólica Ecclesiam a Iesu Christo (12/09/1821)
  • León XII, Constitución apostólica Quo graviora (13/03/1825)
  • Pío VIII, carta encíclica Traditi, (21/05/1829)
  • Gregorio XVI, carta encíclica Mirari Vos (15/08/1832)
  • Pío IX, carta encíclica Qui Pluribus (09/11/1846), alocución Multiplices inter (25/09/1865)

La condena de la Iglesia a la masonería sigue vigente en nuestros días y nunca va a caducar. La doctrina masónica se opone a la doctrina cristiana mediante varios errores filosóficos, entre ellos el naturalismo, el racionalismo y el voluntarismo. El naturalismo exalta a la naturaleza metafísica y niega el orden sobrenatural divino, el racionalismo niega a la fe y exalta a la razón, y el voluntarismo exalta a la voluntad humana como dueña y señora de todo.

Administración territorial y exploración

Al comienzo de su gobierno, una de las primeras medidas implementadas por Baptista fue la ampliación de los límites del Vicariato Apostólico del Beni, una de las divisiones eclesiásticas de Bolivia como territorio bajo jurisdicción de la Iglesia Católica. Mediante la ley de 4 de octubre de 1892, Baptista anexó al vicariato beniano las Misiones de Caupolicán en el departamento de La Paz y las de Yuracarés en el de Cochabamba.

Además, el Mago logró algunos tratados de límites con Argentina, Chile y Paraguay. En el primer caso, gracias al diplomático Santiago Vaca Guzmán, se resolvió la cuestión de Tarija con los argentinos. Hasta entonces, existía cierta incertidumbre sobre si el departamento tarijeño pertenecía en su integridad a Bolivia o a Argentina, pero gracias a la estrategia de la diplomacia boliviana, se logró que formalmente Tarija, zona chaqueña, figure como región boliviana.

En 1894, el gobierno de Baptista firmó el Tratado Ichazo-Benitez con Paraguay, que aclaraba algunos límites difusos en la zona del Chaco. Esto es muy importante, porque el gran chaco al sudeste de Bolivia era una zona en disputa, que daría origen unos treinta años más tarde a la cruenta e intensa Guerra del Chaco (1932-1935) con el Paraguay.

Por otro lado, el tratado con Chile resultó firmado en 1895: mediante tal documento, Bolivia reconocía a su vecino país la soberanía sobre el departamento boliviano del Litoral, ocupado por tropas chilenas desde la Guerra del Pacífico (1879-1884). Sin embargo, tal documento también exigía que Chile se comprometa a otorgar a Bolivia un puerto a orillas del Océano Pacífico (en Tacna o Arica). Lamentablemente, la diplomacia chilena archivó ese tratado porque no le convenía.

Asimismo, Baptista ordenó explorar militarmente el noroeste de Bolivia (actuales Pando y La Paz). Los expedicionarios tomaron posesión efectiva de estos territorios y establecieron la administración nacional en tal lugar. En 1895, gracias al gobierno del Mago, se demarcó límites con el Brasil en la línea Madera-Yavarí. Durante la administración Baptista también creó la Delegación Nacional del Noreste, y esto permitió la fundación de Riberalta en el departamento del Beni, un pueblo importante que hasta hoy gozaría de mucho flujo viajero.

Educación católica y los salesianos

San Juan Bosco con los primeros salesianos

San Juan Bosco con los primeros salesianos

El gobierno del Mago favoreció a la causa católica de diversas maneras: una de las más interesantes medidas de su gobierno fue la creación del Banco Francisco Argandoña, mediante la Ley del 22 de Octubre de 1892. Mediante dicha norma, se autorizó al banco la emisión, descuento, préstamo y depósito de la moneda. El banco, nombrado así por un célebre personaje muy católico y empresario minero como lo era el sr. Argandoña, abrió sus puertas al año siguiente, con central en la ciudad de Sucre.

Según señala sobre Baptista el historiador Enrique Finot en su libro Nueva historia de Bolivia: «Era el abanderado del catolicismo en la lucha de principios que libraba contra las avanzadas radicales». Puntualmente, cabe destacar que Mariano Baptista logró que los salesianos ingresen a Bolivia por primera vez.

Cuando Aniceto Arce gobernaba Bolivia, le pidió a Mariano Baptista (su ministro plenipotenciario en Buenos Aires) contactar al padre Santiago Costamagna, misionero salesiano en Argentina. Este aconsejó a Baptista escribir al Papa en Roma al respecto y al sr. Rúa, superior general de los salesianos.

Baptista siguió tal consejo y además, ya como presidente, se esforzó al máximo y logró su cometido. El gobernante católico consiguió que Don Rúa envíe a misioneros salesianos a las ciudades de La Paz y Sucre en 1895.

«Encomiendo a Dios y al alma de Don Bosco el favorable resultado de esta mi tentativa, como que la hago en espíritu cristiano, con el que soy su atento y seguro servidor», decía Baptista al padre Costamagna en una carta fechada el 18 de abril de 1893. Más adelante, Baptista mostró interés en instalar en Bolivia los Colegios de Artes y Oficios dirigidos por los salesianos, lo cual se logró en 1896. Según asegura sobre Baptista Alberto Aramayo Zalles en su libro Los salesianos en Bolivia: «Desde la llegada de los primeros Salesianos hasta su muerte, se ha mostrado en todo momento como uno de los Cooperadores más generosos y decididos por los Salesianos».

Otra de las medidas más destacadas del gobierno del Mago es que facilitó cursos preparatorios para impulsar la educación secundaria en toda Bolivia, así como también el Instituto Médico de Sucre y la Escuela Normal de Tarija para la formación de maestros. Baptista creó también colegios fiscales, muchos de los cuales eran administrados por los salesianos de Don Bosco.

Y entre otras medidas importantes, el Mago consiguió que se brinde el servicio de agua potable a Cochabamba y Tarija. Además, bajo su administración, se construyó el Palacio de Gobierno en Sucre, que en ese entonces era todavía la capital efectiva del país y se fomentó y organizó varias sociedades científicas. Más adelante, tras la Guerra Civil que inició en 1898, la ciudad de La Paz pasaría a albergar la sede de gobierno y Sucre ser la capital solo en los papeles.

El 19 de agosto de 1897, Baptista transfirió el mando de la república al también católico y conservador Severo Fernández Alonso. El Mago fallecería más adelante en Cochabamba, el 19 de marzo de 1907, a la edad de 75 años.

Algunas frases de Mariano Baptista

Mariano Baptista 1896

Mariano Baptista en 1896

Fuente: Mariano Baptista, Páginas escogidas. Editorial Los Amigos del Libro. La Paz, 1975.

Cuando las cuestiones se debaten en cierta altura, cuando su carácter es social y filosófico, todas las razones que se aduzcan, tienen un carácter de verdad absoluta o de absoluto contrasentido. No hay medio entre la verdad y el absurdo en cuestiones de elevación metafísica. (…)

Pág. 55

(…) Volved la vista atrás, volved la vista a lo largo de nuestra historia, a los cuarenta y siete años que llevamos de existencia. ¿Y qué véis allí, a derecha e izquierda de nuestro camino, sino un largo y profundo surco donde la sangre estalla? Pronunciamientos de cuarteles, motines, actas, falta total de programas, y tal carencia de ellos, que las llamadas revoluciones, en la imposibilidad de dar nombre a sus tendencias, han acabado por bautizarlas con fechas y con nombres de los meses, tan vacías son de todo sentido político. (…)

Pág. 69

El país es esa grande raza tan dulce, tan dócil, tan hospitalaria que, si defectos tiene, son los amargos que produce la victimación. El país es esa grande raza india cuyo sudor y cuya sangre dan movimiento a Bolivia. El país son esas muchedumbres oscuras de artesanos, de obreros que santifican el trabajo, que se mueven en el desinterés y el respeto. El país es la juventud ardiente, generosa y noble, que acepta todo sacrificio, que se arrebata por todo progreso, que todo lo cree, que todo lo espera. El país, ¿por qué no decirlo todo? El país es la mujer boliviana, la madre, la esposa, la hija, tan abnegadas, tan heroicas, tan llenas de valor, tan resignadas. Esa es la patria, que es grande, no por sus fuerzas, no por sus riquezas, sino por las condiciones de su simpático y elevadísimo carácter. (…)

Pág. 70

En las comunicaciones de individuo a individuo, lo mismo que en cualesquiera otras, el mutuo respeto dignifica igualmente al que corrige y al que acepta la corrección.

Pág. 75

Creo poco en la afirmación que, de la prensa periódica, de la libre discusión que ella suscita, surgirá la verdad. Yo no acato mucho ni esta afirmación ni esta esperanza, y me basta observar que ese cotejo y esa comparación, casi nunca se hacen y nunca aprovechan a la generalidad a la casi totalidad de los lectores de periódicos. Aun en el choque de densas sociedades, cada lector está hecho a la imagen y semejanza del periódico, al cual está suscrito. Esa hoja que consulta al despertar, o bajo cuyas inspiraciones dormita, formará toda su conciencia de la niñez hasta la vejez. Será toda su política, toda su filosofía, toda su historia, toda su religión. Su guía en los caminos de la ciencia o del bien, es la empresa o el redactor de la hoja. La afirmación constante de éste, afirmación sin contradicciones, deslizándose cada mañana o cada tarde, formará el credo de innumerables masas. Nadie compara.

Pág. 84

La denominación histórica del municipio acompaña más o menos todo esfuerzo consumado para destruir los privilegios, para conquistar la libertad civil, para obtener la igualdad ante la ley, y hacer del derecho, el patrimonio de todos. Para esta obra común han concurrido las tradiciones del municipio romano, los comunes, la ciudad, las cartas, los contratos, las costumbres del bárbaro, iluminado todo, sostenido con el influjo latente y transformador de un nuevo principio religioso. Así, en diversas veces, la acción municipal ha sido el conjunto de todos los esfuerzos democráticos y su tol ha sido eminentemente político. Los ayuntamientos españoles representaron los incidentes de esa lucha. Los campos del Villalar fueron otra cosa que la gerencia del barrio o del cantón.

Págs. 91-92

(…) la pasión del día no es el voto del pueblo, ni en su generalidad ni en su juicio. Digo que el hombre público, el servidor de su país, que no sabe arrostrar esas tempestades de la hora, no es digno de servir a su país; porque carece de convicción, porque no tiene fe, porque no sabe encararse a su propia conciencia y sacar de ella fuerza contra el vendaval que le azota.

Pág. 106

¡La popularidad! Sabemos lo que ella es. Polvo perdido en los caminos de la vida, cada uno en nuestra modestísima esfera, cada uno en nuestra evolución de átomos, tenemos sobre nosotros, a una inconmensurable distancia; peso lo tenemos para seguirlo, el gran luminar del mundo. Sabemos que Él, en la hora de su pasaje, en el momento de su labor terrestre, fue impopular hasta el Cadalso… (…)

Pág. 107

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