Espiritual Fe

La perfección implica encuentro con Dios Padre para sanar.

Solo lograremos crecer, madurar y desarrollar nuestras potencialidades en el vinculo con el Padre Dios y jamás al margen; el hijo prodigo nos ha dado testimonio que es imposible vivir dignamente a distancia de su calor y Amor, por lo contrario: la criatura lejos del Creador se diluye, el hijo fuera de su Casa se hace esclavo de las cosas, olvida su grandeza y deviene en esclavo de sus egoístas caprichos y apetencias, se hiere así mismo frecuentemente.

“Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”

Mt 5, 43-48

Muchos Católicos que entramos al seguimiento de Jesús y a su servicio en la parroquia o en la comunidad, vemos afectada y apocada nuestra adhesión a la propuesta del reino por situaciones dolorosas vividas, ofensas, maltratos, heridas y pecados que han marcado nuestra historia y han terminado por condicionar la respuesta que damos al Señor en el presente; por ello en el discurso programático de Jesús que nos ha presentado San Mateo -(Cap 5)- se nos invitará a amar de forma extraordinaria: venciendo las resistencias o las fuerzas opositoras que interiormente pretenden convencernos de la violencia, el rencor, la indiferencia y el odio como caminos legítimos, los cuales finalmente buscan impedir que entremos en un camino de mayor donación, de perfección cristiana.

Todos estamos llamados a sanar interiormente nuestra historia pasada y superar los condicionamientos que roban realismo y verdad al esplendor de nuestra vida cristiana y su respuesta de fe; ese camino será posible sí redescubrimos y restablecemos el “vínculo con el Padre Dios que es fuente de restauración y plenitud. La perfección cristiana está en volver a los brazos del Padre Dios que nos sana y reeduca en la entrega, su abrazo cura nuestras heridas, enseñándonos a justificar y encontrar así un sentido de justa medida a los procesos de cruz que afrontamos en el trasegar humano.

Encontrar al Padre Dios y tenerlo por referencia, será la ocasión luminosa para vencer en nuestro corazón las vías dañinas que nos separan de los semejantes para recuperarlos como hermanos que merecen nuestra oración, aunque el error, el pecado y la mentira, los hubiese convertido en nuestros perseguidores y enemigos.

Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”; es una llamada a restablecer nuestro vinculo filial con Papá Dios que nos capacita así consecuentemente a restablecer los vínculos en nuestro entorno, solo lograremos crecer, madurar y desarrollar nuestras potencialidades en Él y jamás al margen de él; el hijo prodigo nos ha dado testimonio que es imposible vivir dignamente a distancia de su calor y amor, de lo contrario la criatura lejos del Creador se diluye, el hijo fuera de Su Casa se hace esclavo de las cosas, olvida su grandeza y deviene en esclavitud de sus egoístas caprichos y apetencias.

El Amor Paternal de Dios nos lanza a amar cristianamente, sin el seremos portadores de una afectividad estéril, egoísta o selectiva. Entrar en su perfección que incluso es filial o familiar, por que está en la genética cristiana, es comprender y someternos a la dimensión del Amor que hace salir el sol sobre justos e injustos, es abrirnos al caudal que colma nuestros vacíos y cura hasta una multitud de sufrimientos.

Al experimentar la paternidad amorosa de Dios seremos libres de complejos, prejuicios, y superaremos la ofensa recibida de cualquier persona, familiar, amigo, superior o aquellas que nos hemos causado a sí mismos, dejaremos de lado el resentimiento y el complejo de la culpa que nos paraliza y juzga, para dar un servicio y una respuesta de reino adecuada en la familia, la comunidad y la sociedad.

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.