«Si has perdido el vigor interior, los sueños, el entusiasmo, la esperanza y la generosidad, ante ti se presenta Jesús como se presentó ante el hijo muerto de la viuda, y con toda su potencia de Resucitado el Señor te exhorta: ‘Joven, a ti te digo, ¡levántate!'» (Lc 7,14).
Papa Francisco
*Por Ángela Umaña – Estudiante de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario y miembro del movimiento inter-universitario católico Sin Medida.
Tengo 21 años, mi camino de fe comenzó hace 3 años y desde ahí mi vida comenzó a tener sentido. En una Eucaristía de domingo del año 2016, recibí un llamado que Dios me hizo a través de un joven, muy decidida comencé a asistir al grupo juvenil de la parroquia del barrio. El grupo apenas estaba comenzando y la motivación fue mayor, asistían muchos jóvenes y con la mayoría nos entendíamos bien.
Inicialmente era un buen ambiente, jóvenes animando a otros jóvenes a compartir la fe, a seguir caminando juntos con un mismo propósito. Esto sonaba muy bien para cualquier padre de familia, generaba confianza y causaba alegría que encontraran un lugar donde compartir la fe. Pero eso sucedió los primeros meses, luego el ánimo de muchos por asistir se fue apagando y dejaron de ver un propósito en el grupo, porque surgieron bastantes problemas. Algunos miembros de la comunidad permanecimos, otros se fueron y fue notorio el cambio, entonces un versículo nos llamó la atención: “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). Resumía muy bien lo que nos estaba ocurriendo, aunque fuimos motivados casi al tiempo, no todos tomamos el mismo rumbo.
«Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes- afirma el Señor-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón.
Me dejaré encontrar- afirma el Señor-, y los haré volver del cautiverio. Yo los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares a donde los haya dispersado, y los haré volver al lugar del cual los deporté», afirma el Señor (Jeremías 29, 11-14).
Motivada por el amor, el servicio y la fraternidad que se fue formando, permanecí en el grupo, aun no teníamos nombre, tampoco misión, ni visión, pero sí el anhelo de conocer más de Jesús. Luego de un año, tuvimos el primer retiro, sin entender bien qué me pasaba comencé a llorar cuando estábamos orando. Me demoré un poco en entender lo que sucedió esa noche, compañeros en la fe me explicaron y sin duda alguna entendí que Dios estaba obrando en mi vida.
Allí comencé un camino diferente al que llevaba, no fue radical, pero las cosas de Dios se volvieron prioridad en mi vida, pasaba más tiempo en la iglesia, la Eucaristía del domingo se volvió indispensable, así como el grupo los sábados.
Salí del colegio, tenía en mente una carrera y una universidad, pero la elección de la universidad no salió como lo esperaba. Esto me causó mucha frustración y tristeza, vivía llorando, no veía salida a lo que estaba viviendo. Justo en el momento cuando veía más tormenta llegó la calma y, gracias a esa bendita tormenta, pude ver que Sus planes eran mejor que los míos. No fue la solución inmediata a mis problemas, pero pude confiar en Dios aun en medio de mi poca fe. Inicié mi carrera, con ideas básicas sobre lo que iba a estudiar, además en la universidad que siempre quise, pero que por un impedimento económico no veía posible.
Un sueño se volvía realidad y sin pensarlo mucho, comencé a servir también en mi universidad. Encontré un espacio que abría la Decanatura del Medio Universitario para compartir un poco la fe. Una herramienta de evangelización tocó mi corazón para continuar un camino de fe en el claustro universitario. Allí conocí algunos amigos, unos convencidos de su fe, otros comenzaban a indagar más. Estábamos convencidos de encontrar, en la comunidad universitaria, muchos más jóvenes dispuestos a compartir la fe. Para ese momento surgieron propuestas y diferentes personas alzaron su voz para apoyar algún movimiento. Pocos días después, apareció una iniciativa sobre un movimiento católico interuniversitario, sonaba muy bien tomarlo como respuesta a lo que estábamos buscando hacer.
Lo más difícil es comenzar, con cada cosa por más pequeña que sea nos vemos limitados. Pensamos sobre el qué dirán, también en el tiempo, decíamos que no nos iba a alcanzar y al momento de iniciar Sin Medida en la Universidad del Rosario así pasó. Duramos cerca de un semestre mirando cómo implementarlo y con quiénes. En definitiva, con un poco de fe todo se fue dando y más de una vez llegué a pensar: “no lo vamos a lograr”.
Luego de ver cómo superamos el semestre y al mirar hacia atrás, puedo decir que es muy gratificante encontrar cómo servir en la juventud a Nuestro Señor. El objetivo es lograr que muchas almas sientan amor a Cristo y se puedan refugiar en él. Ese amor incondicional renovado cada día por el encuentro con Dios. Después de una caída, el ánimo de levantarse y seguir no es el mismo y es parte de lo experimentado en este 2019, en el cual lo vivido se convierte en experiencia y más adelante puede dar frutos.
Nuestro reto como jóvenes, seguidores de Cristo, comienza al guardar Sus Palabras y ser ejemplo para otros. Nos han dicho que es un camino difícil, pero la recompensa es grande y única, porque viene de Dios, esa es la verdadera motivación del servicio.
Así es como debemos convencernos de que el primer apóstol de un joven puede ser otro joven, motivado por la fe, por la esperanza. Y en el camino se irán presentando personas, luego se convierten en la mejor compañía en el proceso de fe, incluso un apoyo incondicional, aunque no estén pasando por la misma situación la asumen como propia. Así la motivación de ser un ejemplo para otros, se vuelve la tarea diaria, en la que ni los defectos se vuelven un impedimento, sino que nos movemos por amor. Para finalizar, quiero decir que vivir la fe desde mi juventud me ha ayudado a ver y proyectar mejor la vida, y la mejor motivación es saber que Jesús, el eterno joven, como lo dijo el Papa Francisco, me respalda y siempre ha estado ahí, aunque no lo haya notado.
Referencias
Francisco, P. (2019, Marzo 25). Vaticano. From Christus vivit, Vaticano: //w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html
Biblia, S. (2018). Su biblia. From Versículos bíblicos con consejos para los jóvenes: //www.subiblia.com/versiculos-consejos-jovenes/
Imagen 1: Esperanza, S. d. (2018, Mayo 19). Papa: “La fe siempre permanece joven, cuando se abre a la misión que Cristo nos confía”. Surcos de esperanza.
Imagen 2: Catholic-Link. (2019, Marzo 20). Catholic-Link Español. From Catholic-Link Español: //www.instagram.com/p/BvPbdR0gIqW/?igshid=a2gnncy9adbf
Imagen 3: Ruano, J. C. (n.d.). Pinterest. From Pinterest: //co.pinterest.com/pin/333618284891684487/?lp=true
Imagen destacada: JPC, P. (n.d.). Proxecto JPC. From //proxectojpcministery.emiweb.es/album-de-fotos/reflexiones-de-dios-para-jovenes-cristo.html