Comparimtos esta excelente reflexión, que describe de manera muy precisa el irenismo, y concluye con claridad las consecuencias de admitirlo:
Si Jesucristo hubiera sido irenista, las puertas del Paraíso seguirían cerradas.
La herejía del Irenismo es una de las tendencias modernistas que más daño ha causado a la Iglesia.
El Irenismo es un movimiento que dice servirse de la razón para buscar la conciliación y la paz. En principio suena y queda muy bien, pero ya Pío XII, en la Encíclica «Humani Generis«, en la polémica sobre el Modernismo, advertía en el «Irenismo» un peligro muy real.
IRENISMO = PACIFISMO = ERASMISMO = RELATIVISMO = PROGRESISMO = MODERNISMO.
Esta herejía tiene un afán excesivo de conciliar y de diálogo, pero en detrimento de la fe. Destruye la identidad católica.
Hay en el «Irenismo» una búsqueda de consenso, de diálogo, de relativismo y de espíritu ecuménico, que hace que el Dogma de la Fe o las Verdades Fundamentales pasen a un segundo plano.
El «Irenismo», con su mano tendida y apertura a «posiciones progresistas» o «conciliadoras», no es amigo de poner «los puntos sobre las íes», ni de refutar falsedades/errores, ni de afirmar la verdad de la realidad.
Esta mentalidad puede ser nociva al Bien Común porque con la apariencia de comprensión y reconciliación, disimula la verdad y autoriza el error.
En el año 2007, el Cardenal Giacomo Biffi, haciendo eco de las palabras del Obispo Mons. Fulton Scheen, advirtió esto:
«El anticristo será pacifista, ecumenista y ecologista».
Card. Giacomo Biffi
Quizás si hubiera dicho irenista, lo habría descrito con una sola palabra.
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