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El Padre Fortea contrae el Coronavirus y hace esta impresionante reflexión sobre el 4° Jinete del Apocalipsis

El padre Fortea reconoce que hay incluso obispos a los que no les gusta que se hable de estas cosas, pero recuerda que el Apocalipsis se lee en las iglesias durante el año.

Y vi aparecer un caballo amarillo. Su jinete se llamaba «Muerte», y el Abismo de la muerte lo seguía. Y recibió poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, del hambre, de la peste y de las fieras salvajes. 

Apocalipsis 6, 8.

Señala que hay un mundo espiritual y angélico que tantas veces detiene las desgracias, que naturalmente podrían ocurrir pero que no suceden porque el Señor dice “¡No!”.

Pero hay momentos en los que el tiempo del perdón ha pasado y no tiene ningún sentido y lo que debe venir es la expiación.

Aunque reconoce que estas palabras pueden cumplirse en distintas épocas de la humanidad, el padre Fortea considera que esta peste es un umbral, es la puerta de entrada que hemos atravesado para entrar en un tiempo de tribulación.

Una sociedad que se olvida de Dios, que ha despreciado sus Mandamientos, que tiene su propio Becerro de Oro y que le ha dicho de muchas maneras “¡no te necesito!”.

¿Por qué no iba a ser un tiempo de castigo?

Por supuesto que morirán justos e injustos, pero desde una perspectiva bíblica lo que se busca es la salud, la restauración de la sociedad.

Dice que comienza una etapa de tribulación larga, que puede durar 15 años, pero no debería ser mucho más porque Dios tiene prisa por evitar que el mundo se convierta en una “factoría de degradación de las almas”, que es lo que está sucediendo con la destrucción de los matrimonios, de los hijos, quitando la gracia de Dios a todas las almas.

La de hoy es una sociedad pagana, como la de los egipcios en tiempos de Moisés. Pero al final vendrá una nueva Pascua.

Pero el mecanismos será gradual, para que tengamos posibilidad de comprensión, de arrepentimiento.

El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.

Salmo 147

Lo que hay que hacer, como David, es un altar: ir a las iglesias donde sea posible a honrar a Dios, porque Él es quien puede detener la pandemia. Pero lo más importante es que las almas no sigan cayendo en el Infierno.

Debemos saber leer el signo de los tiempos: esta sociedad inicua que habla de la tolerancia y los derechos humanos perseguirá a todos los cristianos, pero al final Cristo restaurará todo.

El mal hoy en día es global y la solución tiene que ser global.

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