La pérdida del sentido de lo sagrado de la reverencia en el trato con Jesús, alcanzado hitos insospechados durante la pandemia del coronavirus.
Más allá de los sacrilegios que se cometen en distintas parroquias en el trato con la Eucaristía, debido a las distintas medidas de bioseguridad, un sacerdote jesuita explicó su experiencia de lo bien que se sintió maldiciendo a distintas personas mientras hacía su oración.
El sacerdote Jake Braithwaite, SJ, escribió su experiencia en un blog:
Mientras explicaba cuán cómodamente esta escuela parecía estar manejando COVID-19, lo que había comenzado como decepción se convirtió en ira. Llevé esta rabia directamente a Jesús de nuevo en una letanía de maldiciones.
[Este es un sitio web familiar, así que usaré la propia palabra de Jesús, “ay”, en lugar de lo que realmente dije.]
¡Ay de los líderes políticos que no planificaron la reapertura de las escuelas durante el verano! Priorizaron pequeñas disputas interpersonales sobre el bienestar de los niños. ¡Ay de mis vecinos que han desafiado las órdenes de usar máscaras, han organizado reuniones masivas en interiores y nos han puesto a todos en riesgo! ¡Tu orgulloso desafío te condena! ¿No te preocupas por tu vecino? Ay de ustedes, estadounidenses que se han vuelto ciegos ante la desigualdad que nos rodea. ¿Cómo es justo que los estudiantes ricos continúen su educación sin problemas mientras los estudiantes más pobres luchan? ¿Has olvidado que nos pertenecemos el uno al otro?
Me sentí bien al expresar mi frustración tan claramente a Jesús. Había estado caminando conmigo desde que comencé a discernir esta misión. Ha escuchado con atención a lo largo de cada paso del camino. Confié en que escucharía bien estas frustraciones. A veces eso es todo lo que necesito de la oración, un momento para expresar sentimientos que el miedo, la ira o la cortesía me impiden expresar en cualquier otro lugar...
Y no estaba enojado conmigo por todas mis malas palabras. Ya las había oído antes.