Así es, tal como se lee. El hecho tuvo lugar en Colombia. El mismísimo Jueves Santo, al parecer en una parroquia de Bogotá.
Quienes dan cuenta de este tipo de hechos –en todos los casos– no pueden ocultar su sorpresa, desconcierto, decepción y preocupación. Un círculo de sensaciones y de sentimientos que cobran mayor relevancia si consideramos que ésto ocurrió durante la celebración de la Eucaristía en la mañana del Jueves Santo, ante la expectativa propia de lo que la Iglesia celebra en dicho día: la institución de la Eucaristía, del Sacerdocio y del Mandamiento del Amor.
Una “pequeña” herejía, en pleno Jueves Santo.
La denuncia, publicada en la red social “facebook” (ver aquí), literalmente dice:
¿De casualidad alguien ha visto alguna anomalía por parte de los sacerdotes en esta Semana Santa? Lo digo porque mi madre asistió a la Eucaristía esta mañana y el sacerdote dijo que la gente no tenía necesidad de confesarse para recibir la Comunión sino sólamente recibir la unción de los enfermos. Varias personas comulgaron sin haberse confesado antes y sólo recibieron la unción en lugar de la confesión. Que yo sepa, para comulgar se necesita estar en gracia y para esto es el Sacramento de la Confesión.
Se sabe que quien esté en estado de gracia no necesita confesarse cada vez que vaya a comulgar. Y, aunque posiblemente los hechos hayan ocurrido durante la Misa para los enfermos que normalmente las parroquias hacen la mañana del Jueves Santo y en la que algunos sacerdotes acostumbran ungirlos, dicha declaración suscita, cuando menos, perplejidad en los fieles y amerita no sólo ser debidamente aclarada sino corregida, debido al equívoco doctrinal que afirma y a la ambigüedad y errores a los que induce.
Con respecto a ello, podemos puntualizar:
- En primer lugar, un sacramento no sustituye a ningún otro. Y la confesión (arrepentimiento, confesión de los pecados y penitencia o satisfacción de obra) es requisito esencial y el único medio idóneo para estar en “estado de Gracia”, es decir, para recibir la Gracia Sacramental, la Gracia Santificante del Espíritu Santo.
Así por ejemplo, quien vaya a hacer la Primera Comunión, debe estar en gracia, es decir, debe confesarse. Si va a recibir otro sacramento, y aún no la ha hecho, en cualquier caso, sus padrinos deben estar en gracia, como ocurre con los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación[1].
A partir de la Comunión, la confesión obliga para la recepción de los demás sacramentos.
- En segundo lugar, porque es Doctrina Sagrada que se debe estar en estado de gracia para comulgar.
Dice el texto bíblico –narrando precisamente los hechos acaecidos durante la Santa Cena de la Institución de la Eucaristía y del Sacramento del Orden Sacerdotal– que «todos estaban limpios, menos uno» (Juan 13, 1-15). Y después, cuando Jesús da la comunión al que no estaba limpio, dice: «Y detrás del pan entró el demonio en él» (Juan 13, 27).
San Pablo afirma: «El que come y bebe indignamente el Cuerpo y la Sangre del Señor, come y bebe su propia condenación» (1 Corintios 11, 27-29).
¿No hay que confesarse y estar en gracia para comulgar?
[1] Esto, en caso de que la Confirmación se administre antes de la Primera Comunión, cosa muy poco usual hoy día, pues suele hacerse ya en la adolescencia, con posterioridad a ésta.