Análisis Fe Iglesia

De nuevo, Benedicto XVI muestra el camino a la Iglesia

Benedicto XVI Entrevista a Herder Korrespondenz

EL PAPA EMÉRITO VUELVE A HABLAR, Y SUS PALABRAS RESUENAN PARA TODA LA IGLESIA, NO SÓLO PARA LA DE ALEMANIA.

Un párroco le enseñó la importancia de estar en el confesionario todos los días, porque “era mejor pasar una hora allí sin confesar que alejar a alguien de la confesión por un confesionario vacío”.

Dice que experimentó “muy de cerca cuánto espera la gente al sacerdote, cuánto espera la bendición que viene del poder del sacramento”.

Luisella Scrosati, columnista adscrita a La Nuova Bussola Quotidiana de Italia (En Español, Brújula Cotidiana), ha destacado este singular hecho en un artículo titulado “Benedicto XVI muestra el camino a la Iglesia (no sólo alemana)”, publicado el pasado 31 de julio en la sección ECCLESIA del mismo diario.

A continuación destacamos algunos apartes de su columna, dado el interesante punto de vista que plantea al señalar cómo, al final del texto de una reciente entrevista que respondió Benedicto XVI para Herder Korrespondenz (8/2021), de Alemania, éste no sólo se refiere a la Iglesia de dicho país, sino que cuanto dice tiene plena validez y aplicabilidad a la Iglesia Universal, y por ello sus palabras resuenan hoy como una clave, aunque para algunos quizás se trate de alguna “indirecta”.

Benedicto XVI Portada Herder Korrespondenz
Benedicto XVI – Portada Herder Korrespondenz

Benedicto XVI subraya la creciente distancia entre la auténtica misión eclesial y la “iglesia de oficina”, hecha de burocracia y documentos sin “corazón ni espíritu”, situación que alimenta “el éxodo del mundo de la fe”.

Habló de Alemania, pero –como suele ocurrir cada vez que se expresa– sus palabras tienen un alcance universal y resuenan para toda la Iglesia. Señala que sólo Dios es la respuesta contra el totalitarismo, pasado y presente.

Como era de esperarse, y cita la periodista, «Las “indirectas” de Benedicto XVI contra la Iglesia en Alemania […] ya han sido publicadas por todas partes».

El hecho de su pronunciamiento contrasta con el silencio del Vaticano, ante el desafío de la Conferencia Episcopal Alemana al bendecir las uniones de personas del mismo sexo, jornada a la que convocó en nombre “del amor”. Al parecer, la Santa Sede se conformó con la declaración emitida en febrero (“Responsum”) negando las bendiciones de las uniones de personas del mismo sexo, en respuesta a un “Dubium” en el que se preguntaba: ¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo? Esta respuesta fue ignorada, desatendida y desafiada abiertamente por el episcopado alemán.

En su artículo, Luisella Scrosati indica que las respuestas “más populares” –es decir, más llamativas y agudas– de Benedicto XVI, se encuentran al «final de la entrevista». ¿Pero, qué dijo exactamente el Papa Emérito?

Recordando «el año que pasó como capellán en la parroquia de la Preciosa Sangre en el barrio de Bogenhausen de Múnich (1 de agosto de 1951 – 1 de octubre de 1952) … En sus últimas líneasRatzinger saca las conclusiones de lo que pudo madurar gracias a aquella experiencia de hace setenta años».

Y nos recuerda cómo

«Siendo un joven sacerdote en su primera aventura pastoral ya se había dado cuenta de cómo la vida de fe se iba vaciando poco a poco, dejando en pie estructuras cada vez más incapaces de alimentar y sostener la fe. Un proceso, no demasiado lento pero sí inexorable, que ha desembocado en la llamada Amtskirche, una “iglesia de oficina”, de aparato, de burocracia, que permanece en pie como una fachada sin alma –como un simple cascarón, diríamos nosotros– y que no sólo es estéril, sino lo suficientemente farragosa como para sofocar los gérmenes de auténtica vida cristiana que intentan vivir y expandirse».

“La palabra ‘Amtskirche’ se acuñó para expresar el contraste entre lo que se exige oficialmente y lo que uno cree personalmente. La palabra ‘Amtskirche’ insinúa que existe una contradicción interna entre lo que la fe realmente requiere y significa y su despersonalización”.

Benedicto XVI

La periodista observa con agudeza cómo «Ratzinger/Benedicto XVI siempre ha insistido en que la verdadera reforma de la Iglesia y su auténtico renacimiento dependen de la santidad de sus miembros, de la fuerza de su testimonio». Pero en esta entrevista se hace especial hincapié en una tensión ahora radicalizada entre el oficio y el espíritu:

“Mientras en los textos institucionales de la Iglesia sólo hable el oficio, pero no el corazón ni el espíritu, continuará el éxodo del mundo de la fe”.

Benedicto XVI

Pero además de la tensión entre el oficio y el espíritu, el Papa señala otra aún más dramática y de orden fáctico:

“En las instituciones de la Iglesia –hospitales, colegios, Cáritas– hay muchas personas que ocupan puestos decisivos que no apoyan la misión interna de la Iglesia y, por tanto, a menudo oscurecen el testimonio de esta institución”.

Benedicto XVI

Esta última declaración cobra aún más fuerza si nos atenemos no sólo a ese proceso “lento e inexorable” de pérdida de la identidad y del sentido de la propia Misión, sino al cada vez más frecuente –y en los más altos cargos de los Dicasterios más importantes– nombramiento ya no sólo de seglares sino de reconocidos activistas y promotores de doctrinas contrarias a la enseñanza moral de la Iglesia, como la ideología de género, el homosexualismo, el aborto o la eutanasia, en cargos reservados hasta hace poco a Obispos y Cardenales.

Al respecto, la periodista destaca –siguiendo el razonamiento de Benedicto– que aunque «No pretende así “separar a los buenos de los malos”, como pretendía el donatismo en la época agustiniana; sin embargo, esto no significa que no haya una necesidad imperiosa de “separar a los creyentes de los incrédulos”». Y acota: «Un problema que hoy, según él, “se ha hecho aún más evidente”».

Entonces expresa su certeza de que «no es casualidad que Benedicto saliera de su silencio para hablar de ese año y pico de experiencia pastoral al comienzo de su vida sacerdotal. Entre un recuerdo y otro, relatado con ese sutil sentido del humor y la autoironía que siempre le ha distinguido, Ratzinger lanza importantes pistas al corazón y a la mente del lector. Habla de la destacada figura del párroco de Bogenhausen, el padre Max Blumschein, que le enseñó la importancia de estar en el confesionario (todos los días de 6 a 7 de la mañana, y los sábados por la tarde, de 4 a 8), porque “era mejor pasar una hora allí sin confesar que alejar a alguien de la confesión por un confesionario vacío”.

También dice que experimentó

“muy de cerca cuánto espera la gente al sacerdote, cuánto espera la bendición que viene del poder del sacramento […] Vieron en nosotros hombres tocados por el encargo de Cristo y capaces de llevar su cercanía a la gente”.

Benedicto XVI

No hay que ser muy inteligente ni aventurarse demasiado a leer entre líneas, para captar lo que el Papa Emérito denuncia: o bien los sacerdotes ahora actúan como “funcionarios”, reflejando esa tensión entre oficio y espíritu, o peor aún: han sido reemplazados por funcionarios sin alma ni espíritu, que no son esos “hombres tocados por el encargo de Cristo y capaces de llevar su cercanía a la gente” y que, por lo tanto,no apoyan la misión interna de la Iglesiay “oscurecen el testimonio de esta institución”.

Una vez dilucidada esta idea clave, la Periodista señala que «La vida sencilla pero laboriosa del capellán y del párroco hacía mucho más tangible la presencia de Cristo y la vida de la Iglesia que la plétora de documentos que a veces son como una espada (véase el reciente motu proprio Traditionis Custodes) y que desde hace años paralizan la vida de la Iglesia. Lenguaje, contenido y mentalidad que no vienen de Cristo, sino del mundo». Y luego reafirma el pensamiento y la enseñanza del Papa Benedicto XVI, indicando «que el proceso necesario de purgarse del mundo y de su lógica es el aspecto negativo pero necesario de una verdadera reforma de la Iglesia:

“La palabra ‘desmundanización’ indica la parte negativa del movimiento al que me refiero, es decir, salir del discurso y de las limitaciones de una época hacia la libertad de la fe”.

Benedicto XVI

Entonces concluye la Periodista:

No se puede pretender volar sin cortar los lazos que nos atan al suelo.

Luisella Scrosati

Tomando como referencia la biografía de Benedicto XVI escrita por Peter Seewald, saca a la luz un detalle de crucial importancia: «Su predecesor en la parroquia de la Preciosa Sangre fue el padre Alfred Delp, que fue ahorcado por la Gestapo en 1945 en la prisión de Plötzensee. Delp había dejado un diario y algunas frases, como ésta que había grabado en la pared de su celda, mientras tenía las manos atadas»:

“La hora del nacimiento de la libertad humana es la hora del encuentro con Dios. La rodilla doblada y las manos vacías extendidas son los gestos originarios del hombre libre. Debemos tener confianza en la vida, porque no la vivimos solos, sino que Dios la vive con nosotros”.

Padre Alfred Delp, predecesor de Joseph Ratzinger en la parroquia de la Preciosa Sangre, de Bogenhausen.

Estas expresiones, destaca la Periodista con respecto a Benedicto XVI, «quedaron indeleblemente grabadas en el alma del joven Ratzinger» y «revelan el significado antropológico de su insistencia como obispo, cardenal y Pontífice en la primacía de Dios en la vida del mundo y de la Iglesia».

Finalmente, concluye:

Benedicto XVI no se ha limitado a lanzar una “andanada” contra la Iglesia en Alemania; está intentando, por enésima vez, señalar la única salida de lo que se perfila cada vez más como el totalitarismo más mortífero de la historia. Sólo Dios, sólo el Crucificado es la única barrera real contra el mal.

Luisella Scrosati

Para apoyar el trabajo de R+F puedes hacer un aporte único o periódico con cualquier tarjeta débito o crédito:

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.