Fe

¿Cómo se ha atribuido la autoría de los evangelios?

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Escrito por Padre Henry Vargas

De los evangelios originales o de la primera redacción de los evangelios no hay nada, lo que hay, y se ha descubierto con el paso de los años, es uno que otro código o copias de diferentes dataciones. 

Lo que sí es cierto es que los mismos evangelios siempre han sido conocidos por la Iglesia primitiva que los ha usado en las celebraciones litúrgicas y conocidos obviamente también por los fieles quienes, durante las diez grandes persecuciones de los emperadores romanos y que terminaron con Dioclesiano, preferían morir antes que entregarlos a la autoridad pagana, junto a otros libros sagrados.

La atribución de cada evangelio a cada uno de los evangelistas se basa en la tradición de la Iglesia primitiva, la cual, de manera unánime, afirma que los evangelios, de una u otra manera, son obra de Mateo, Juan, Marco, Lucas.

El primer testimonio de esta tradición es Papías, Padre apostólico de la Iglesia y obispo de Hierápolis en la actual Turquía (60-130), el cual, escribiendo ‘La Explicación de los Dichos del Señor’ entre los años 125-130, nos dice que era su costumbre consultarle a los discípulos de los apóstoles para conocer sus enseñanzas.

Entre los interrogados por Papías está un tal presbítero Juan que pertenece sin duda a la época apostólica a través del cual ha sabido algunas noticias relacionadas con el evangelio de Mateo y de Marco. De Mateo, el presbítero Juan decía que él redactó en arameo los acontecimientos de la vida del Señor y de Marco, que fue discípulo de Pedro y escribió lo que él le dijo e hizo.

Se conservan pocos fragmentos de la obra de Papías, fragmentos en su mayoría citados por el historiador Eusebio de Cesárea en su Historia Eclesiástica.

Las menciones que ofrece Papías sobre el origen de los evangelios han sido muy utilizadas en el estudio del Nuevo Testamento.

Más tarde, en el año 170, San Ireneo, obispo de Lyón en Francia, recuerda a los autores de los cuatro evangelios, indicando también el orden con el que se les menciona hoy en día: Primero Mateo, mientras Pedro y Pablo evangelizaban Roma, luego Marcos y Lucas después de la muerte de ellos, y finalmente Juan.

La propuesta de Ireneo de mencionar en ese orden a los evangelios no tiene que ver con el orden cronológico en el que fueron escritos. El orden cronológico con el que fueron escritos los evangelios es: Marcos (68-73), Mateo (70-100), Lucas (80-100), Juan (90-110).

Hacia el año 200 lo mismo que dice San Ireneo es repetido por Clemente Alejandrino en Egipto y poco después por Orígenes, también en Egipto, y por Tertuliano en la provincia romana de África (el África proconsular).

Desde el tercer siglo esas noticias se convirtieron en patrimonio común y no despiertan oposición alguna.

El análisis interno de cada uno de los evangelios confirma lo que ya sabemos por la tradición. La abundancia de las profecías que hay en el primer evangelio (el de Mateo), indica que el libro fue escrito por un judío y está destinado a los judíos; la vivacidad del estilo del segundo evangelio (el de Marcos) confirma la relación del autor con Pedro, el conocimiento de la terminología médica del tercer evangelio (el de Lucas) hace pensar en un autor particularmente versado en la medicina, y la profundidad, finalmente, del cuarto evangelio demuestra la pluma de un apóstol que ha penetrado más que los demás en el misterio de Jesús.

La tradición no encuentra ninguna objeción por parte de los estudiosos de cada evangelio cuando se menciona a Mateo apóstol como autor de su evangelio, a Marcos, discípulo de Pedro, como autor del segundo evangelio, a Lucas, médico y discípulo de Pablo, como autor de su evangelio y de Juan apóstol como autor del cuarto evangelio.

P. Henry Vargas Holguín.

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