Un tatuador brasileño de 41 años, que se hace conocer como el «Orco», parecía un muchacho normal hasta los 15 años, cuando comenzó a hacerse tatuajes.
Ahora tiene ocho piercings, se ha realizado una bifurcación en la lengua a modo de reptil, se ha hecho dilataciones e implantes en la cabeza y se ha tatuado hasta los globos oculares.
Lo más llamativo fue que se implantó un par de colmillos en la mandíbula inferior, con el fin de parecerse a de parecer uno de los orcos del videojuego ‘World of Warcraft’.
A pesar de que su madre ha intentado aconsejarlo y sus amigos tampoco lo apoyan mucho, el brasilero encuentra respaldo en las redes sociales y la comunidad de tatuadores.
“Solo intento ser yo mismo. Estas son mis ideas, mi inspiración; y me sale del corazón. No me inspiro por nadie más”, dice el hombre que vive en Iguatemi (Brasil).
Tú, tu esposa y tus amigos somos como ángeles para mostrarnos lo mucho que estamos perdidos, adoctrinados y manipulados por el mundo, los cambios enseñan que la vida hay que vivirla y respetarla que la diferencia no nos hace malos, te permites sentir la vida desde diferentes ángulos para mostrarte no solo a ti mismo sino a todos que podemos superar los prejuicios y ser quienes queramos.
Fábio Jullen, seguidor del «Orco» en redes sociales
Su esposa es tatuadora y se hace conocer como la «mujer murciélago», y aunque no se identifican abiertamente como «trans», su intento de transformar su cuerpo para asumir identidades distintas a la humana (orco, murciélago), se enmarca dentro del movimiento «transhumanista».
En sus redes sociales presentan a su pequeña hija, quien afortunadamente luce muy distinta de sus padres:
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Este tipo de búsqueda existencial es propio de una sociedad nihilista, que vive de espaldas a Dios, afirmándose a sí mismos con la expresión de la voluntad sin límites.:
“La gente suele decirme cosas buenas, y esto me motiva para continuar…vive, sé feliz, viaja, ama. Haz lo que quieras. La vida pasa demasiado rápido y solo la muerte es algo seguro”, concluyó el «Orco».