La campaña «Love Is Love» (El amor es el amor) recibió duras críticas de la sociedad civil y del establecimiento político de Hungría, país modelo en cuanto a legislación provida y profamilia.
Gracias a las políticas del Primer Ministro Orbán, como la promoción de la adopción, el país ha logrado reducir un 33% el número de abortos.
También declaró ilegales los estudios universitarios en ideología de género, y logró cerrar la universidad de George Soros en ese país.
La multinacional de bebidas azucaradas utilizó su publicidad para estigmatizar a los defensores de la familia acusándolos de prejuiciosos, a través del eslogan «cero azúcar, cero prejuicios».
En el punto más alto de la polémica, cuando el diputado István Boldog del gobernante partido Fidesz, invito a la ciudadanía a un boicot contra la bebida, la empresa decidió retirar la publicidad, aunque aseguraron que hacía parte del calendario original.
En redes sociales se ha celebrado el retiro de esta publicidad como un triunfo provida, el cual se suma a las debacles económicas de Netflix, por su promoción del aborto en EE.UU. y Gillette, por su campaña de publicidad tóxica, así como a la reacción en varias regiones de Polonia que han sido declaradas libres de «ideología de género» como respuesta a las políticas pro gay del actual alcalde de Varsovia.