El mundo entero ha condenado, y con justicia, el ataque violento que 5 jóvenes adolescentes llevaron a cabo contra una pareja de mujeres en un bus en Londres.
Las fotos de las mujeres sangrando impresionaron e indignaron a la opinión pública, y rápidamente recibieron la solidaridad de la policía y de personalidades tanto dentro como fuera de Inglaterra.
Cinco adolescentes de entre 15 y 18 años fueron capturados por el incidente, según las víctimas uno de ellos tenía acento español y los demás británico.
No se ha revelado la identidad de los asaltantes, quienes ya están en libertad bajo fianza, por lo que las redes especulan que serían de alguna minoría étnica o racial, ya que para protegerlos de «xenofobia» o «islamofobia» los medios de comunicación tienen prohibido revelarla.
Sin embargo, los grandes medios de comunicación han aprovechado para presentar el incidente como un ataque homofóbico, y así sensibilizar a la opinión pública de manera favorable hacia la agenda gay.
La razón que se argumenta es que el ataque violento tuvo lugar cuando las mujeres se negaron a besarse, una vez los asaltantes se dieron cuenta que eran lesbianas.
Sin embargo, hasta donde se conocen los hechos, varios elementos no cuadran con esta versión del ataque «homofóbico».
En primer lugar, la investigación que adelanta la policía es por «robo y asalto agravado», un aspecto que se ha invisibilizado en las notas de prensa.
Por otra parte, al leer atentamente las declaraciones de las víctimas se evidencia que el ataque comenzó antes de que se dieran cuenta que eran una pareja lésbica. Les tiraron monedas y las acosaron y cuando se dieron cuenta por sus reacciones que actuaban como una pareja, les pidieron que se besaran e hicieran gestos sexuales «para que disfrutemos viéndolas».
Si según los medios y el discurso oficial de las autoridades públicas, las mujeres fueron atacadas por personas que «odian la homosexualidad», ¿porqué les pidieron que hicieran gestos lésbicos para «disfrutar»?
La explicación más sencilla es que los atacantes adolescentes también son adictos a la pornografía lésbica, y por esa razón además de robarles pretendieron hacer realidad la fantasía de ver una relación lésbica en vivo.
De hecho, muchas series de televisión «amigables» con la agenda «LGTB» se han esforzado para normalizar «imagenes» lésbicas en la mente de los adolescentes como los que realizaron el ataque, despertando en ellos la puerta para las fantasías y el porno homosexual, que luego canalizan de distintas maneras.
En esta ocasión, los adolescentes que muy seguramente provienen de contextos sociales deprimidos, con vacíos familiares, con grandes limitaciones en sus procesos sociales e intelectuales, reaccionaron de una forma violenta, como seguramente han aprendido a hacerlo en su vida en general, para ahora hacer realidad las fantasías impuestas por una sociedad pornificada.
Seguramente en los próximos días se sabrá más información sobre los hechos, pero no nos extrañaría que en cuanto surja información que contradiga el discurso de la supuesta «homofobia», los medios pierdan interés en el tema, de modo que la incómoda realidad no termine afectando una buena historia para hacer avanzar la ideología de género.