Jesús no se reservó nada, lo dio todo; se vació para llenarnos a nosotros, y a su amor radical por nuestra salvación hemos de responder en igual dirección, con un amor de entrega, porque amor con amor se paga.
La oración sacerdotal del Señor Jesús que encontramos en el Evangelio hoy, previo a su partida (Jn 17), y la despedida de San Pablo ante los presbíteros en Éfeso para retornar a Jerusalén con la certeza de afrontar nuevas persecuciones, permiten advertir una característica común del Señor y sus seguidores auténticos: la entrega total. San Pablo lo deja claro: «no me he reservado nada», «sabéis que no he ahorrado medio alguno».
Los católicos comprendemos con un realismo insuperable esta entrega al contemplar y meditar en la Pasión dolorosa y Muerte del Señor. Cuando seguimos el camino trazado por la lanza que le atravesó el Costado hasta llegar a perforar su Sagrado Corazón, nos fijamos en un amor extremo que entregó hasta las últimas gotas de Sangre y Agua (Jn 19,34): Jesús no se reservó nada, lo dio todo; se vació para llenarnos a nosotros, y a su amor radical por nuestra salvación hemos de responder en igual dirección, con un amor de entrega, porque amor con amor se paga.
La entrega de San Pablo, que ha enfrentado las privaciones y persecuciones hasta negarse a sí mismo, también implicaba una orientación, una absoluta comunión. Para San Pablo no valía entregarse de cualquier manera si esa no era la que se ajustaba a la Voluntad Divina; ello lo deja claro al decir: “Nunca me he reservado nada; les he anunciado enteramente el plan de Dios”.
Anunciar enteramente el Plan de Dios, es superar las superficialidades de un anuncio amistoso con el mundo al grado del todo vale; es dejar de dar concesiones con tal de cuidar más el culto idolátrico a los hombres que a Dios Mismo; es superar la ambigüedad, la enseñanza líquida, y proponer a tiempo y a destiempo palabras incómodas como conversión, reparación, arrepentimiento, sacrificio, cruz y caridad, aunque estén en contravía del pensamiento único, la tolerancia necia y la dictadura del relativismo que pretende acobardarnos.
San Pablo hará una entrega contracorriente en un contexto religioso adverso como el judaísmo, en un contexto cultural complejo como el de los gentiles, y en un contexto político opresor y peligroso como el imperio Romano. Aquí anunció enteramente el Plan de Dios.
Miguel Salvador Fernández Misionero Casa de la Misericordia.