Actualidad Espiritual Fe

La Fiesta de la Misericordia en tiempos de Pandemia.

imagen de la Misericordia

En su momento la revelación privada a Santa Margarita María Alacoque, influyó luminosamente para la Solemnidad del Sagrado Corazón en la estructuración del Año Litúrgico, así mismo; al Domingo de la Misericordia hemos llegado por las revelaciones que Jesús hace de su Corazón Misericordioso a Santa Faustina Kowalska.

“Deseo que esta imagen sea expuesta en público el primer domingo después de Pascua de Resurrección. Ese domingo es la Fiesta de la Misericordia” (DSF # 88)

Dios tiene como atributo mayor o más grande, su Misericordia, recordemos que todas las obras de Dios, las obras de sus manos están coronadas por su misericordia (DSF # 301).

En el centro del Misterio de nuestra salvación, y en consecuencia de este Domingo de la Divina Misericordia, está el movimiento amoroso del Padre Dios que se inclina rotundamente hasta el abismo y la miseria en la cual ha caído nuestra naturaleza caprichosa y rebelde; ese inclinarse lo reconocemos en el Misterio de la Encarnación y en el Misterio de la Redención, específicamente en la Cruz.

Dios Padre ofrece al mundo una respuesta contundente que brota de sus entrañas, su respuesta es amorosa; y así entrega al hombre el remedio indicado para la enfermedad del pecado y sus consecuencias de muerte que generan la innegable y dolorosa separación de Dios, hemos de decir sin ningún rodeo: sin gracia de Dios la distancia es abismal. Esa respuesta que ha anulado tal distancia abismal es el poder y la fuerza redentora del Misterio Pascual de Cristo que hoy nos pide conversión.

Celebrar nuestra Fe con la confianza que nos recuerda la firma de Jesús en la Imagen; “Jesús en tí confío”, como victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, es el núcleo de nuestra Fe como Católicos; esa insustituible celebración del Misterio Pascual de Cristo es el núcleo de la fe, y nuestra Santa Madre la Iglesia nos invita a prolongarlo como un gran Domingo de Resurrección que dura ocho días en la Octava de Pascua.

En este Domingo prolongado celebramos de manera especial la irrupción salvífica del Proyecto Misericordioso del Padre a favor de toda la humanidad; y consideremos en el contexto que afrontamos como humanidad, que es la vitalidad que brota de Cristo Resucitado la garantía que tenemos para vencer la muerte del pecado y destruir la infestación maligna que parece doblegar nuestra sociedad que degrada en una subcultura de muerte, y que hoy es azotada por la dolorosa Pandemia que afrontamos.

En su momento la revelación privada a Santa Margarita María Alacoque, influyó luminosamente para la Solemnidad del Sagrado Corazón en la estructuración del Año Litúrgico, así mismo; al Domingo de la Misericordia hemos llegado por las revelaciones que Jesús hace de su Corazón Misericordioso a Santa Faustina Kowalska, una religiosa polaca, canonizada en el año 2000 por San Juan Pablo II; el Papa de la Misericordia.

Santa Faustina obediente a Jesús Misericordioso y al confesor y director espiritual que le orientaba, consigna en cuadernos lo que será su Diario “La Divina Misericordia en mi alma”, dejándonos conocer sus encuentros con Jesús y sus reflexiones que constituyen un tratado de espiritualidad en torno al más grande atributo divino. Santa Faustina en su propia vida nos permite reconocer que el mensaje y la espiritualidad de la misericordia es una forma concreta de encarnar el Evangelio.

Así mismo, hemos de destacar en la estructuración litúrgica de este Domingo de la Misericordia, la intervención directa del entonces Cardenal Karol Wojtyla en el proceso de Beatificación de Faustina, y luego como Papa en la canonización de Santa Faustina, lo cual implicó directamente la revisión y aprobación eclesiástica de los escritos de la Santa y su divulgación para los fieles en general. Fue el amado Papa San Juan Pablo II quien instituyó este segundo domingo de Pascua como domingo de la Misericordia.

Esta Fiesta de la Misericordia hace parte de la única y gran celebración de la Pascua ubicada al final de la octava de Pascua, conectándonos directamente con la sacramentalidad de la Iglesia mediante la celebración de los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión para obtener la indulgencia plenaria que Jesús solicitó en sus revelaciones a Santa Faustina, y que el Papa Juan Pablo II, tuvo a bien conceder al pueblo católico.

No olvidemos queridos hermanos que al Amor Misericordioso de Dios, debemos dar una respuesta verificable de conversión en la vida personal y en nuestra manera de relacionarnos con nuestros hermanos. (Ver DSF # 163) Bendecida Fiesta de la Misericordia 2020.

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