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El sermón final, providencial y memorable.

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El sermón final, providencial y memorable.

Este sábado 30 de noviembre se cumplieron cincuenta años de la implementación y entrada en vigor de la Constitución Apostólica Missale Romanum del Papa Pablo VI, por la cual se modificaba el Misal Romano y se permitía el Novus Ordo Missae o Nuevo Orden de la Misa, que se convirtió en el Rito Ordinario, mientras que el Rito Extraordinario sería, en adelante, el Vetus Ordo Missae, es decir, el de la Santa Misa Tradicional, también llamada Misa Tridentina, Misa de siempre o Misa de San Pío V –por ser este Papa el que la promulgó, en 1570, mediante la bula Quo Primum Tempore–. Así pues, los católicos que, por una u otra razón, quisieron mantenerse en la Santa Misa Tradicional pudieron hacerlo, y el 2 de julio de 1988 se creó la Pontificia Comisión Ecclesia Dei (hoy día, sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe), para el diálogo con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X –que había entrado en cisma dos días antes– y con todos los católicos tradicionales que nunca han estado en cisma y, por el contrario, constituyen, hoy, un pulmón espiritual que alimenta a la Iglesia peregrinante, reza por la purgante y se encamina a la triunfante.

El pasado 24 de noviembre, los católicos tradicionales celebramos el Domingo XXIV después de Pentecostés, cuyo Evangelio fue Mateo 24, 13-25, en el que Nuestro Señor Jesucristo habla de la abominación desoladora en el Lugar Santo, recordando una profecía de Daniel y que se refiere al Fin de los Tiempos o Fin del siglo, concepto escatológico que difiere, radicalmente, de Fin del Mundo, ya que el primero indica el fin del período en el que se difunde la Revelación, pero que está bajo el príncipe de las tinieblas y sus esbirros de la Masonería, mientras que el segundo señala al Juicio Final y a la conclusión definitiva de la Historia humana.

El silencio del actual clero sobre la Escatología, rama esencial de la Teología Católica, es la raíz principal de la crisis moral contemporánea.

En lo sucesivo, quisiera comentar algunos fragmentos de un sermón que suelo escuchar domingo a domingo. Este sermón es predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub, sacerdote de la sección Ecclesia Dei ya referida. El R.P. Basilio tocó asuntos de primerísima importancia en vistas a la situación mundial en las dimensiones religiosa y política, siempre conectadas. Hoy vemos desmoronarse la estructura eclesiástica, aunque la Iglesia de Jesucristo, en su sentido eterno y trascendente, se mantenga y, también, vemos remecerse los cimientos de la Civilización Occidental por causa del comunismo, creado por la Masonería internacional para lograr sus perversos fines. Una de las causas de esta lamentable situación en la Iglesia, el R.P. Basilio la atribuyó a lo que él denominó un diletantismo clerical, exegético:

“Hay un cierto diletantismo clerical, exegético… pretender saber sin saber, sin estudio, sin programación, sin principio y sin fin, nada más que para dármelas de erudito o de sapiente… pero que no tiene consistencia, cohesión, profundidad, envergadura… En la Teología, en la Exégesis y en la Filosofía eso no es permitido”.

Del sermón predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub, sacerdote de la sección Ecclesia Dei.

En mis treinta años de católico y unos veinte con mayor conciencia de mi fe, he podido comprobar que la crisis de la sociedad comienza por la crisis de la liturgia, en la cual, las pésimas prédicas a las que hoy asistimos conducen a una vivencia mediocre de la fe, pues la mayoría de los fieles no tienen clara la doctrina católica, que debería enseñárseles, de modo especial, desde el púlpito; y, es por eso, por lo que podemos preguntarnos, como tantas veces lo hizo el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira a lo largo de su vida de apostolado católico: “¿quién todavía es católico apostólico romano dentro de ese inmenso magma cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos habitualmente tenidos como miembros de la única e imperecedera Iglesia de Dios?”. Acerca de la corrupción de la jerarquía y el clero, el R. P. Basilio añadió: “No estudian, no profundizan y así nos va. ¿Qué vamos a hacer? Y la corrupción de lo mejor da en lo peor. Y, minutos después, se refirió al Anticristo –personaje del Fin de los Tiempos–, acerca del cual el modernismo teológico se niega a hablar, pero hacia cuyo gobierno político y religioso caminamos a pasos agigantados:

“El Anticristo religioso no es más que un lacayo de Satanás dentro de la jerarquía de la Iglesia y dentro del culmen de esa jerarquía que es el Papa… La abominación de la desolación en el lugar santo predicha por San Daniel, el profeta Daniel, ¿qué es? ¿Cuál es la abominación en el Templo? ¿Para qué está el Templo? Para adorar a Dios en espíritu y en verdad; y el Templo del Nuevo Testamento, ¿a quién tiene? Al sagrario, y el sagrario viene de la Misa, de la transubstanciación sacrificial; entonces, no puede ser otra cosa la abominación de la desolación sino el falso culto, la idolatría, habiendo desplazado el verdadero y perpetuo sacrificio de Nuestro Señor, realizado en la cruz y renovado sacramentalmente sobre el altar.

Del sermón predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub.

Sin embargo, lo más revelador de este apreciable sermón fue que, según el R.P Basilio, aun cuando la Santa Misa Tradicional es un rito aprobado por la Iglesia, pareciera que llegan tiempos en los cuales, por la influencia de la Revolución anticristiana en la estructura eclesiástica, “deja de existir oficialmente, es perseguida la Misa Tridentina oficialmente.

Pasando a un plano más político y jurídico, pues la prédica católica puede y debe incluir estos aspectos, ya que el cristiano vive en comunidad (en la polis) y según el Derecho –sería absurdo excluir estos ámbitos de la catequesis–, el R.P. Basilio realizó importantes anotaciones sobre la comprensión que hoy se tiene de los Derechos Humanos, usados por muchos para promover el vicio y condenar la virtud, como ocurrió hace un tiempo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que quería desmilitarizar varias regiones del país promoviendo con ello el mantenimiento y la agudización de los disturbios promovidos por la izquierda. Este tipo de medidas absurdas y nocivas por parte de organismos creados para garantizar el bien común, surge de una confusión filosófica sobre los derechos y su fundamento metafísico y teológico. Al respecto, el R.P. Basilio indicó:

“El hombre tendrá derechos en la medida y consonancia que se compagine con la verdad (lo contrario es) inventado por la judeomasonería con una delicuescente jurisprudencia, con un concepto subjetivizado del Derecho, que es objetivo y, recíprocamente, a la objetividad del Derecho es que hay, subjetivamente, derechos en el hombre, de acuerdo a su estamento jurídico y social”.

Del sermón predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub.

El R.P. Basilio les reclamó a los abogados, incluso a los que son católicos tradicionales y, de modo más particular, a la Asociación de Juristas Católicos, el hecho de que no enseñen estas verdades, particularmente en Colombia, país en el que es tan necesario un estudio serio del Derecho, donde las facultades están tomadas, casi sin excepción, por el marxismo jurídico y, cuando no, por un positivismo duro propio del liberalismo clásico que se burla del Derecho Natural y legisla a favor de prácticas nefandas como el aborto, la sodomía, el consumo de alucinógenos y la impunidad de terroristas y abusadores. Acerca del Paro Nacional del 21 de noviembre que parece extenderse indefinidamente y de acuerdo a la Enseñanza Social del Magisterio Tradicional de la Santa Iglesia, el R.P. Basilio afirmó con una vehemencia hoy escasa y casi inexistente en los púlpitos:

“Que hagan toda la huelga que quieran, que bailen y chillen hasta que se cansen, pero ¡ojo con conculcar el orden público. Le meto ejército y policía para garantizar el orden social y jurídico, el respeto y la integridad a cada uno de los ciudadanos colombianos y no se me salen ni un metro más allá del perímetro establecido… para que le digan al gobierno todo lo que le quieran decir que tampoco es que ande muy bien, pero, de ahí a la violencia pública, a subvertir el orden y al vandalismo hay un trecho… Al pan, pan y, al vino, vino!”.

Del sermón predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub.
El uso de la fuerza por parte del Estado es un derecho y una obligación. Debe ser defendido en vistas a la protección del orden cívico, la vida y la integridad de los ciudadanos. La doctrina católica así lo sostiene.

En la recta final de su sermón, el R.P Basilio hizo referencia al relativismo, a la necesidad de la verdad –que es objetiva y absoluta por naturaleza, pues no depende de nada ni de nadie, como bien enseñaba y con buen humor, el recordado Profesor Antonio Millán Puelles– y a los católicos débiles y modernistas que tienen miedo de vencer, de derrotar a la Revolución gnóstica, igualitaria y satánica.

Libertad de conciencia y de verdad, que cada uno tenga ‘su verdad’… Pero nadie puede decir que posee la verdad absoluta y, si la Iglesia no posee la verdad absoluta del único Dios verdadero, absoluto y trino, díganme: ¿Qué es la Iglesia? Una idolatría, entonces, como todo lo demás. A ese rango la ha bajado el ecumenismo herético… Es que es vergonzoso que estas cosas no se hayan dicho en su momento como debieron decirse, pero, bueno, ¿qué vamos a hacer? Hoy, ya, hay que decirlo… El imperio de la verdad no funciona en la Iglesia; es el pluralismo religioso, lo opinable, cada uno tiene ‘su verdad’. Pero nadie tiene la verdad porque la verdad absoluta no existe para estos modernistas, porque si existiera no dirían, ni pensarían ni obrarían como lo hacen”.

Del sermón predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub.

Según la opinión de este eminente sacerdote tradicional, la actitud tímida y pusilánime de muchos católicos –que temen hablar con la claridad que Nuestro Señor Jesucristo exige frente a los atropellos que sufre la Santa Iglesia– ya se dejaba ver en generaciones anteriores de católicos, con lo cual puede confirmarse que el proceso de autodemolición de la Iglesia viene de mucho tiempo atrás, no es de reciente comienzo y tiene mucho qué ver con una obra fundamental en el movimiento de la Devotio Moderna (acerca de la cual, recomiendo esta maravillosa conferencia del R.P. Javier Olivera Ravasi SE, titulada La Devotio moderna ¿espiritualidad tradicional?

Conferencia del R.P. Javier Olivera Ravasi SE, titulada «La Devotio moderna ¿espiritualidad tradicional?«.

La Devotio Moderna, a saberse, la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis, que, si bien tiene maravillosos elementos para la formación espiritual, tiene algunos errores y ha inoculado, desde el siglo XV, una actitud pactista, entreguista, conciliadora y poco viril en muchísimos católicos que, consciente o inconscientemente, creen que la lucha aguerrida contra el mal, contra el demonio, el mundo y la carne, hasta vencerlos definitivamente y humillarlos, es pecado o es un acto reprobable que les avergüenza:

“Toda esta generación de los años 20, los 40, los 60 eran tímidos. Habían sido educados en la timidez kempiana: ‘¡Ojo, prudente! Mira no te vayas a ir más para allá ni más para acá. Suavecito, porque si no, no tienes perfil de santo’. Eso es lo que pasó. Lo lamento…, somos soldados de Cristo, no ‘bobitos’ de Cristo. La confirmación me hace soldado, varón capaz de defender con las armas hasta la muerte. ¿O es que no hemos entendido por qué nos dan la cachetada cuando se nos confirma?.

Del sermón predicado por el Reverendo Padre Basilio Méramo Chaljub.

Realmente, yo, que he nacido en una época triste para la Santa Iglesia y que he visto, desde niño, la etapa final de su proceso de autodemolición, celebro que, todavía, haya sacerdotes que prediquen el Evangelio sin glosa y sin temor a ser políticamente incorrectos. La maldad cínica de muchos, empezando por una inmensa mayoría de  jerarcas católicos, gobernantes, funcionarios públicos y la incapacidad de los católicos para enderezar el camino de la sociedad tiene, en su raíz, la crisis de la prédica, como muy bien lo advirtió el Papa Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini sobre la Palabra de Dios en la Vida y en la Misión de la Iglesia, documento que el clero no haría mal en leer, superando el prejuicio infundido por la Revolución contra el pontífice emérito, modelo de exégetas y predicadores, pese a las diferencias puntuales que puedan tenerse con él en materia de Filosofía y Teología.

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