“Espíritu de Lobo” (Wolfwakers) es la tercera parte de una “Trilogía Folclórica Irlandesa” creada por el animador Tom Moore, estrenada de Apple en diciembre pasado. Nominada a los premios Oscar 2021, ha recibido una gran acogida de la crítica y del público general.
Narra la historia de Robyn, una niña inglesa que llega a Irlanda con su padre, un cazador de lobos al servicio del déspota y cristiano fervoroso, Oliver Cromwell, Lord Protector de Inglaterra durante la campaña de los republicanos en Irlanda durante 1649.
Robyn se resiste a hacer las tareas del hogar que le encomienda su padre, y sueña con ser una cazadora de lobos como él. Tampoco acata sus instrucciones de permanecer en la casa, ante los peligros de la ciudad en la que viven, en donde son vistos con resentimiento por una población irlandesa sometida con mano de hierro por el ejército inglés.
Su rebeldía le permite vivir grandes aventuras en un misterioso bosque, gobernado por una pequeña bruja que comanda una manada de lobos, y de quien Robyn finalmente se convierte en aliada y amiga.
Lo que más impresiona de la película es la riqueza de sus ilustraciones, de una belleza original e impactante, muy efectiva al reflejar la exuberancia de la naturaleza, como si hubiera sido sacada de un libro antiguo y encantador.
“Espíritu de Lobo” es una eco-fábula que transmite un mensaje sobre la superioridad de la naturaleza frente a los intentos del hombre por controlarla, invita a la solidaridad con los perseguidos, a vencer los propios prejuicios, y denuncia la violencia del cristianismo frente a la sabiduría de la hechicería y las creencias paganas.
Cuestiones éticas relevantes de la película:
Religión:
La religión tiene un papel protagónico en “Espíritu de Lobo”. Desde el inicio de la historia los campesinos irlandeses, que son representados como torpes e ignorantes, manifiestan su fe católica con expresiones como “Señor, Sálvanos”, “Dulce madre de Dios, protégenos y sálvanos”, “Jesús, María y José”. El villano, Oliver Cromwell es un cristiano devoto que sólo quiere hacer la Voluntad de Dios; los protagonistas, Robyn y su padre Bill Goodfellowe, son implícitamente agnósticos (no expresan ningún tipo de fe), mientras que los personajes secundarios, Mebh y su madre, son hechiceras que se transforman en lobos, controlan a los animales con poderes hipnóticos y curan las heridas con rituales de sanación.
El villano, que poco antes parece “crucificar” a la protagonista con su autoritarismo, muere pronunciando la jaculatoria: “en tus manos encomiendo mi alma”.
La escena sugiere un mensaje especial: mientras se encuentra en las fauces de Goodfellowe, que se ha convertido en un wolfwalker, y está recibiendo la magia que lo llevaría a convertirse en uno de ellos, Cromwell prefiere soltarse de su cinturón, consciente de que significa morir cayendo en el vacío.
La escena parece implicar que el villano prefiere morir con su fe ciega, antes que recibir la sabiduría y magia que le ofrecen los Wolfwakers.
Cultura:
La vida en la ciudad es mostrada de forma asfixiante, sobrepoblada, peligrosa y apestosa, mientras que el bosque es alegre, armonioso y perfecto. Detrás de este contraste está la cuestión de la civilización y el progreso técnico, condenados por el ecologismo radical.
En el enfrentamiento del hombre con la naturaleza, reflejada en la amenaza que los lobos representan para la vida y los bienes de los pobladores, la película toma partido con los lobos, que sólo son comprendidos por las brujas, quienes hacen de ellos una fuerza para el bien.
Mientras que el propósito de controlar la naturaleza, representada en el intento de Cromwell de “domar” a la lobo mayor, de talar árboles para hacer cultivos y finalmente de matar a toda la manada de lobos, es presentado como pura violencia irracional, fundada ni más ni menos que en una visión cristiana del mundo.
Modelos de conducta:
Los consejos y órdenes razonables que Bill le da a su hija Robyn, son desoídos por ella de forma insistente, así como aprovecha también cualquier oportunidad para rebelarse contra la autoridad (Lord Protector y su ejército), gracias a lo cual logra la amistad de Mebh (la pequeña bruja-lobo) y finalmente la libertad que siempre ha anhelado.
Robyn rechaza trabajar en el hogar, indispensable dada la soledad y el trabajo de su padre, así como en las tareas comunitarias, que son vistas como una forma de opresión.
La protagonista entiende la libertad como el seguir su voluntad y sus instintos, sin nada que se interponga, en lugar del mayor bien que puede elegir en sus circunstancias concretas (ayudar a su padre y a la comunidad con su trabajo).
Por otra parte, Robyn ama a su padre y quiere ayudarle, pero a su manera, primero intentado cazar lobos y luego, trabajando con la bruja para que se vayan a otro lugar.
La protagonista sólo acata la autoridad cuando su padre es amenazado con la cárcel, y en ese sentido la obediencia es una opresión de la que al final logran librarse.
El trabajo es oración
El mensaje más insidioso de la película, es la distorsión de la cultura de trabajo cristiana, reflejada en la expresión “Work is Prayer” (“El trabajo es oración”, que es traducida como “el trabajo es una bendición”).
La secuencia que comienza y termina con esa frase, dicha por el padre de Robyn y la matrona del castillo, muestra en realidad una situación casi de esclavitud y de explotación infantil, sin ningún tipo de satisfacción personal, enfocada en el tedio del esfuerzo, además del desprecio de los hombres hacia el trabajo de las mujeres, representado por un pelotón de soldados que, sin ninguna consideración, embarra los pasillos que las mujeres acaban de limpiar.
Si bien muchos de los mensajes de la película pueden pasar desapercibidos para los niños y parte del público, es evidente su ánimo anticristiano y la distorsión que logra de conceptos fundamentales, como la libertad, el trabajo y la civilización, al tiempo que apuesta por la magia (hechicería) y por un planteamiento ecologista radical.