El difunto astro argentino Diego Armando Maradona, reconocido tanto por su genialidad futbolística como por los excesos en su vida personal y sus desvaríos verbales, dejó ver lo peor de su talante luego de la visita al Papa Juan Pablo II en los años 80.
Maradona pidió audiencia al Papa para visitarlo con su esposa Claudia Villafañe, su madre “Tota” y su hija Dalma.
Como es usual el Papa le dio un Rosario a cada uno de la comitiva y le dijo al futbolista que el suyo había recibido una bendición especial.
Varios años después, el argentino seguidor del sanguinario Ché Guevara y del dictador comunista Fidel Castro, aprovechó una entrevista realizada en Cuba para el programa argentino Punto Doc para burlarse e insultar al Santo Padre, desde su visión claramente comunista:
“Entré al Vaticano y vi el techo de oro. Y me dije cómo puede ser tan hij* de p*** de vivir con un techo de oro y después ir a los países pobres y besar a los chicos con la panza así. Dejé de creer, porque lo estaba viendo yo”, dijo en esa nota.
Sobre la audiencia privada con el Santo Pontífice Maradona dijo que cuando Juan Pablo II le dijo que su Rosario «era especial», él le habría respondido «No tiene nada de especial, es igual a todos los demás». El papa le respondió: «El tuyo está bendecido»; y una vez más, el astro lo cuestionó: «¿Y entonces los demás no están bendecidos?».
También su burló de los comentarios que el papa polaco le hizo sobre su experiencia con el fútbol:
«Encima me dijo que jugaba al fútbol, y cuando le pregunto de qué jugaba me dice: ‘Era el arquero’, tenía todas en contra el Papa».
El Arzobispado de Buenos Aires, que emitió un comunicado reaccionando a los insultos del futbolista:
«Sus dichos hieren profundamente la sensibilidad del pueblo argentino, que ama y respeta al Santo Padre», y agregó que esas palabras servían para «constatar con dolor los efectos terribles que la droga causa en una persona que, en este caso, fue creyente”.
Maradona también atacó al Papa Francisco por «no dar el Estado Vaticano a los pobres«:
Fuente: El día que Diego Maradona se le plantó al Papa Juan Pablo II: «Dejé de creer» – LA NACION