Luego del espectacular éxito de la película infantil Frozen (2013), Disney sabía que iba a ser bastante difícil satisfacer las expectativas generadas con su secuela, Frozen 2.
Pero si se juzga por el éxito de taquilla, habría que decir que Disney logró su objetivo, coronándose con una recaudación de 350 millones de dólares como una de las películas con mayores ingresos en su semana de estreno.
‘Frozen 2’ exceeded all expectations in its debut, including setting a slew of new box office milestones. https://t.co/jbGujr4tFg
— billboard (@billboard) November 28, 2019
Sin embargo, la crítica no ha sido tan unánime, destacando por una parte los soberbios avances técnicos de animación, el vestuario de las princesas o la belleza de los paisajes escandinavos, mientras por otra, critican la falta de una canción que pueda tener el arrastre de «Libre Soy» y la complejidad de la trama, que la hace poco apta para el público infantil.
Poco apta para los niños más pequeños
Según la clasificación realizada por la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, por ejemplo, esta película recomendada para un público de adultos y adolescentes, por ser bastante miedosa para los más pequeños (con las manifestaciones de los espíritus del bosque y las batallas que se producen a un ritmo vertiginoso), así como por los contenidos míticos y la magia de los elementos básicos (tierra, aire, agua y fuego), que podrían ser confusos para los espectadores más impresionables.
La estética de la película es además bastante oscura, y la trama compleja al punto que los niños más atentos seguramente saldrán con varias inquietudes sobre la forma como se termina desenvolviendo la historia.
Desde ese punto de vista, se podría decir que Disney pensó en dirigir la secuela al público original de Frozen, ahora adolescente, antes que los niños en general.
Elsa y Anna: preocupaciones de adolescentes
La solidaridad y afecto sincero entre las hermanas es lo más destacable, humanamente, de la película.
En especial de parte de Anna quien es el polo a tierra y un apoyo indispensable para una Elsa ensimismada, en permanente búsqueda de su identidad y de encontrar su verdadero lugar en el mundo.
La apuesta de Disney de enfrentar cuestiones morales y emocionales complejas, puede interpelar efectivamente a las niñas que vieron Frozen hace 6 años y hoy son adolescentes.
Muchas jóvenes pueden sentirse identificadas con las protagonistas, quienes tienen que descubrir oscuros secretos familiares, tomar decisiones transformadoras en sus vidas, y tratar de establecer qué es permanente en un mundo donde los sentimientos son cambiantes, lo cual implica, en ocasiones, una separación de sus seres queridos.
Incluso las canciones marcan un contraste con las de la película anterior, pues por su exigencia vocal y su función narrativa, son más propias de un musical que de una película infantil.
Esta es la banda sonora completa de la película:
Olaf y los efectos visuales aseguran la diversión
A pesar de las debilidades argumentales, Frozen 2 logra entretener al público gracias Olaf, un hablador hombre de nieve que recuerda al burro de Shrek con su imprudencia y sus toques de humor genial.
Olaf también sirve de puente entre la primera parte y la segunda, recapitulando puntos importantes de la historia para quienes no vieron la entrega anterior.
Los efectos visuales no decepcionan, y junto a Olaf se roban el show en una historia que nunca termina de convencer.
Ecologismo, indigenismo y feminismo: adoctrinamiento político que enreda la trama infantil
De otra parte, para los padres católicos lo más importante a la hora de escoger una película para sus hijos es, sin duda, su valor pedagógico.
Y este es el aspecto más problemático de Frozen 2.
Es poco común en los cuentos para niños que el villano sea un miembro de la propia familia, y sólo los villanos más perversos mueren de forma violenta.
Sin embargo, ambas cosas suceden en esta historia.
En Frozen 2 el villano es el abuelo de Elsa, el Rey Runeard, quien traiciona la generosidad de un pueblo indígena y les hace la guerra, motivado por su ambición de poder y el temor que le producía la magia que practicaba el pueblo indígena.
Frozen 2 refleja plenamente la visión política indigenista promovida con entusiasmo por la izquierda contemporánea, mostrando a los pueblos indígenas como ideal de sabiduría, pacifismo y armonía con la naturaleza, con la cual tienen una relación mística y mágica.
Mientras que por el contrario, el hombre occidental con sus paradigmas implícitamente cristianos, representa la ignorancia, la soberbia y la ruptura con la naturaleza.
Para muchos niños (y adultos con sentido común) será difícil digerir que la solución de la historia consista en destruir una enorme represa, a sabiendas que causará una inundación que destruirá por completo la ciudad de Arendelle.
Pero sin profundizar en razonamientos, resulta que esa es la única forma de «liberar el bosque», encerrado en una neblina impenetrable desde la guerra iniciada por el Rey Runeard.
Y la princesa Anna, quien toma la decisión de destruirla, logra convencer a los guardianes de Arendelle en participar de su idea, a sabiendas de que inevitablemente terminará arrasando con la ciudad (la población ya está a salvo en las colinas).
«Arendelle no tendrá futuro hasta que no hagamos lo correcto«, es el argumento final. Pero no queda claro porqué destruir la presa es lo correcto, ni qué futuro podría tener la ciudad luego de ser destruida por la avalancha.
#Frozen2 es tan vacía, nada interesante, canciones nada pegajosas, y la bendita inclusion, Dios mio ??♂️ totalmente innecesario, incluso mi sobrina de 6 años comprendió el final y no se explicaba porque.
— rafa (@cocaenbolsaa) November 23, 2019
Algunos críticos han señalado la audacia de Disney de utilizar la trama entrar a terciar en el actual debate político en Estados Unidos sobre indeminizaciones económicas para la población negra («reparations»).
Es un tema electoral muy álgido, en el cual los políticos de izquierda más radicales exigen que el Estado pague una enorme suma de dinero a la población negra e indígena, para compensar la opresión postcolonial que sufrieron en ese país.
Finalmente, hay que resaltar que Disney chequeó todas las expectativas de la corrección política feminista, menos la del lesbianismo de Elsa.
Las princesas descubren que tienen sangre indígena (inclusión racial), al tiempo que las mujeres tienen el liderazgo, son las mejores guerreras y muestran una sabiduría superior a la de los hombres.
Y en la escena que Elsa parecería que va a encontrar por fin el amor que tanto anhela, detrás de los cantos de una sirena, al final se encuentra con los recuerdos de su pasado y la imagen de su madre.
Elsa: icono gay con una gran incógnita hacia el futuro
A pesar de que fue una gran decepción para la comunidad LGTB, el que Disney no haya hecho de Elsa la primera princesa gay en Frozen 2, tampoco se cerró esa posibilidad.
A pesar de todo Elsa sigue siendo un ícono queer para los LGTB, muchos de los cuales ven esta última entrega mensajes ambiguos, que mantienen la expectativa de que una relación lésbica en Frozen 3.
Elsa from Frozen is a lesbian, and I can prove it https://t.co/KflQzw8QdI
— Emily CrimCramWerff (@tvoti) November 22, 2019
elsa said im gonna live my best lesbian life in the woods with my girlfriend and our kids pic.twitter.com/X346UuWeFR
— frozen 2 spoilers (@letsbians) November 23, 2019
these two scenes were made to look the same, feel the same and give off the same subtle romantic undertones. this wasn‘t a coincidence. this was done on purpose. pic.twitter.com/pjcWc8s827
— elsa‘s lesbian rights *spoilers frozen 2* (@Cece_is_A) November 28, 2019