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Soñar en grande porque la meta es el cielo

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Escrito por Sin Medida

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“La esperanza es audaz, así que animémonos a soñar en grande”

Papa Francisco

Por: Angélica María Contreras Pérez

Abogada especializada en derecho administrativo y militar.
28 años. Integrante del Movimiento Interuniversitario Sin Medida.

¿Se vale Soñar?

La respuesta es ¡claro que sí! y sobre todo soñar en grande.

“Cuando no soñamos, estamos viviendo el infierno en la vida.”

Durante nuestra vida podemos tener un listado de falsas mentiras que nos hemos creído a causa de las heridas de nuestro corazón, incluso si ya han sido sanadas pueden seguir latentes en el día a día influyendo en las decisiones que tomamos. Aquellas mentiras como “no creo ser lo suficientemente bueno para…” “no debería demostrar lo que siento” “no soy digno” “yo soy así y punto” “tengo que trabajar para no depender de nadie” “piensa mal y acertarás” “nadie es perfecto” “Si los demás ven que eres inocente, querrán aprovecharse de ti” “merezco poco” “nadie me ha regalado nada” “tal vez es mejor no soñar con cosas tan grandes” entre otras, generando resistencia y esas falsedades son enemigos de nuestros sueños y sin sueños… perdemos la esperanza, dejamos de vivir, de crecer, de creer y sin creer no hay cielo que alcanzar.

“Juan 3,18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.” Dios nos enseña a que creamos en Él, pero además de creer en Él como nuestro Dios, nos invita a creer en la verdad, en la justicia, en lo santo, lo perfecto y eso hace parte de soñar “Mateo 5, 48. Vosotros pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.” de hecho, el estar llamados a la santidad nos promueve a ser perfectos y ahí mismo se desvirtúa la mentira de “nadie es perfecto” pues Jesús es modelo de perfección y ser como él es la gran meta. “Levítico 19,2. Habla a toda la comunidad de los israelitas y diles: Sed santos, porque yo, Yahveh, vuestro Dios. soy santo.” ¡Así que vamos a ser santos!

Ahora bien, es claro que tenemos una condición que nos aleja de esa perfección la cual hay que reconocerla y aceptarla. Esa es el pecado, además de aquellos defectos que debemos trabajar por el resto de la vida, pero para esto Jesús nos ayuda con su gracia y nos da herramientas para lograr esa perfección “Mateo 19, 21. Si quieres ser perfecto, anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos; después, ven y sígueme”.

Si Jesús sueña, nosotros también.

Jesús tiene un sueño divino, es el gran sueño de oro ese es que logremos juntos la fraternidad “Juan 13, 34 Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Como yo los he amado”:

El mismo Jesús sueña y sueña en grande nos quiere santos, nos quiere completos, y nos da los recursos para soñar. Además, nos dejó el ejemplo de cómo debemos soñar, pues cada sueño, debe estar cargado de amor. En resumen, soñar nos lleva a amar a poner en práctica el amor, así que, a amar de mil formas y maneras, ¡se dijo!

Jesús también hizo realidad varios sueños cuando era hombre “convirtió el agua en vino para que sus amigos celebraran el amor, multiplicó comida para que todos se saciaran” y así, materializado la felicidad plena en la tierra para llenarnos de esperanza y prepararnos para el cielo.

No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.”

Juan 14, 1

¿Pero cómo se si mi sueño es bueno? Necesito preguntarme.

  1. ¿Qué quiero?
  2. ¿Lo que quiero me construye y me acerca a Dios?
  3. ¿He orado por ese sueño? ¿Ha tenido un discernimiento? ¿Va acompañado de un guía espiritual?

Si nos hacemos estas preguntas y el resultado final es un sí, lo último que habría que hacer es accionar para alcanzar ese sueño y el mejor método es hacerlo con pequeñas acciones diarias, manteniéndose en gracia para poder discernir y ver la luz. “Porque al final los sueños más profundos de nuestro corazón coinciden con los de Dios” él también quiere eso que anhelamos para nosotros, como ser felices, amar, sentirnos amados, perdonar, encontrar el sentido de la vida, trabajar en lo que nos gusta, practicar hobbies, comer, reír, bailar, cantar, viajar, orar, servir, ayudar a los demás, formar una familia, ser sacerdote entre otros. Algunos sueños son más grandes que otros, pero no dejan de ser sueños y si nos damos cuenta ya hemos cumplido varios de ellos. 

Si tu sueño ésta libre de pecado es Santo.

Reitero, para lograr ese sueño y al resolver las preguntas anteriormente formuladas hay un paso importante a cumplir y es el de mantenerse en gracia bajo el sacramento de la confesión.

Los sueños cuando son santos son altamente atacados, trasgredidos con una tendencia a ser corrompidos, por eso hay que velar por nuestros sueños, una gran tentación es no trabajar por ellos y dejarlos pasar incluso llegando a un punto en el que ese sueño muere, ¡que no les suceda esto! A pesar de los obstáculo sigan adelante, no paren de soñar que llegará el día en que con mucho esfuerzo veremos ese sueño cumplido.

¿Sueño o idealizo?

Altos ideales sí, idealización no.

Perfección sí, perfeccionismo no.

La idealización es lo opuesto a los sueños que Dios ya implantó en nosotros, lo que buscar es engrandecer algo por fuera de la realidad, enalteciendo una persona o situación, exagerando por medio de la fantasía un proyecto por realizar, pero ojo no queremos eso, no queremos viciar las virtudes, es por eso que a través de la gracia y discernimiento lograremos ese sueño santo.

Que la idealización no nuble los sueños y que los sueños no se pierdan en la idealización.

Debemos trabajar por los altos ideales, ellos son semillitas implantadas en el corazón del hombre por Dios que permite soñar en cosas que aún no existen, Pero ¿Cómo un sueño grande se puede lograr con algo tan pequeño?

El secreto es la perseverancia, Nuestro Señor Jesucristo pone la meta muy alta, al ser un modelo de vida, de perfección, de santidad, de entrega total, de paciencia, de humildad y sobre todo de amor, nos llena de esperanza, no obstante, también puede llegar a ser un poco abrumador cuando nos reconocemos pecadores y vemos que estamos lejos de parecernos a él, aun así, podemos ser como él, recuerden estamos llamados a la perfección.

Tampoco estamos hablando de las altas expectativas de la sociedad sino de las que ordena Dios.

Algo que quiero enfatizar es en la importancia de Soñar en grande, pues los sueños cuando son muy grandes inspiran, mantienen un alto ideal santo, la motivación. Recuerden el truco está en las pequeñas acciones diarias, pues al final lo grande y lo pequeño están entrelazados uno del otro, así como lo divino y lo humano. Con el tiempo iremos construyendo ese sueño.

“¡Nosotros también tenemos esta gran misión de anunciar al Señor y de cumplir nuestros sueños de su mano!”

No lo olviden, la meta es el cielo.

Ange 2
¡Atrévete a soñar!

Referencias:

Imágenes:

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