El diario inglés The Guardian hizo recientemente un trabajo periodístico, para dar a conocer el crecimiento de un grupo dentro de la comunidad sadomasoquista de ese país, cuyos integrantes se identifican como «Cachorros humanos», y sobre quienes se hizo un documental por parte del Canal 4 de ese país.
De acuerdo con el diario inglés, el documental es una «mirada positiva del mundo del juego de rol cachorro», el cual ha explotado en los últimos 15 años dentro del mundo BSDM (que por sus siglas en inglés significan Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo).
La comunidad de «Cachorros humanos» se describe en el artículo como una amplia «iglesia», en la cual sus integrantes son principalmente hombres, homosexuales, a los que les gusta vestirse con ropa de cuero, máscaras de perro, les gusta que les soben el estómago y les acaricien las orejas, usar juguetes, comer platos para perros y estar contacto con sus «cuidadores» humanos.
Tom, uno de sus integrantes que trabaja como ingeniero en un teatro, explica que el juego de rol de cachorros es mucho más que disfraces y juegos de poder: «se trata de tener la posibilidad de actuar siguiendo lo que se siente de forma natural, inclusive de forma primaria».
Según su narración, Tom descubrió el mundo de los cachorros humanos gradualmente. Le gustaba dormir con una collar, tenía el fetiche de la ropa pegada al cuerpo de Lycra y de caucho, luego consiguió un disfraz de dálmata, hasta que en un club un hombre le dijo que era un cachorro. Cuenta que ese encuentro le habría llevado a darse cuenta su nueva identidad, de modo que rompió el compromiso matrimonial que tenía con su novia y se fue a vivir con Colin, su actual novio gay, quien actúa como su cuidador humano. Explica que, aunque es triste admitirlo, no hay amor en su corazón por Colin, pero que al menos hay alguien que está ahí por él, y eso es suficiente.
Otro miembro de esa comunidad, David, quien es escritor y trabaja en una universidad, explica que ese tipo de vida es un escape del mundo analítico, hacia uno irracional, emocional e instintivo; pero es solo una parte de su personalidad. El también se identifica como vegetariano, tiene un loro, toca piano cultiva una huerta y puede pasar meses sin el mundo cachorro. David afirma que ser cachorro es una parte de su identidad, pero dentro de cada cachorro hay una persona. Ser cachorro es una forma de explorar su ser intuitivo: «El mundo gay puede ser muy serio, espantoso y repelente. Pero si vas con una máscara de perro, con su lengua y orejas, te ves tierno. Tienes permiso de ser amigable, inquieto y travieso», concluye.
Si bien siempre han existido personas inclinadas hacia este tipo de comportamientos excéntricos (por ejemplo, Diógenes Laercio y Antístenes, fundadores de la escuela cínica en Grecia cuatro siglos antes de Cristo, eran reconocidos por ir a elegantes banquetes, actuar como perros y orinarse en los comensales), la actual afirmación social y el reconocimiento institucional favorable hacia estilos de vida contrarios a la naturaleza humana, resultantes de la visión del hombre y la sexualidad propias de la revolución sexual, han animado la búsqueda de identidades alternativas en un grupo cada vez mayor de personas.
De implementarse la orden de la Corte Constitucional, asumida de forma entusiasta por el actual gobierno Santos, de promover las identidades alternativas y las expresiones homosexuales en los colegios, no pasará mucho tiempo para que nuestros jóvenes busquen una sintonía más profunda con su dimensión instintiva, actuando e identificándose como animales.
Como explica Tom con total claridad: «lo más importante es saber que este mundo existe y aceptarlo. Parece que puedes ser homosexual, heterosexual, bisexual o transexual, y está bien. Lo único que quiero es que la comunidad cachorra se aceptada de la misma manera. No estamos tratando de hacerle daño a nadie, no queremos perjudicar a la sociedad ni causar dolor en las parejas. Simplemente somos como cualquier persona en la calle”.
Recientemente se han difundido casos de seres humanos que se identifican parcialmente como animales, aunque no tienen nada que ver con la comunidad sadomasoquista.
Aquí algunos ejemplos: