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Si realmente valoramos el papel de las amas de casa, es imperativo reconsiderar la reforma de la asistencia social. Mis opiniones políticas han experimentado cambios significativos a lo largo del tiempo. Crecí en el seno de una familia católica numerosa con valores conservadores, y más tarde me incliné hacia el libertarismo durante mis años universitarios.
Sin embargo, a medida que me acercaba a la paternidad, la ausencia de las funciones parentales en el discurso económico dominante me desconcertó.Mi exploración de la economía feminista reconfiguró por completo mi comprensión del papel del gobierno en la vida familiar moderna. Hoy abogo por aspectos a los que me habría opuesto hace tan sólo una década.
Una creencia que nunca ha flaqueado es que la crianza de los hijos es crucial y tiene un inmenso significado social.
La idea de que la maternidad desperdicia los conocimientos y el talento de las mujeres nunca tuvo sentido para mí; en cambio, me llevó a debates sobre el momento del matrimonio tras la licenciatura con compañeros de clase que creían que las mujeres debían «hacer algo» antes de tener hijos.
Reconocer que el cuidado a tiempo completo no es consumo sino una parte esencial del cumplimiento de las obligaciones sociales nos lleva a reconsiderar las políticas dirigidas a apoyar a los padres que trabajan frente a los que se quedan en casa – reconocer las decisiones personales no anula la necesidad de políticas de apoyo sino que moldea nuestro enfoque hacia ellas.
Esta perspectiva lleva a rechazar la idea de que la sociedad sufre cuando los padres priorizan el cuidado de los hijos sobre el empleo remunerado. Cuestiona las políticas que pasan por alto las contribuciones de las amas de casa o las tratan como un problema que hay que resolver. Esto tiene implicaciones para diversos aspectos de la política pública, como la Seguridad Social, los marcos de apoyo a la familia y los programas de asistencia a los pobres.
El actual sistema de bienestar social falla a las madres solteras al presionarlas para que se empleen sin tener en cuenta sus circunstancias o las necesidades de sus hijos – forzándolas en última instancia a situaciones comprometidas debido a las restricciones financieras y a las limitadas oportunidades laborales.
Fuente:If We Value Homemaking, We Should Rethink Welfare Reform por Stephany Murray @stephmurrayyyy
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