Así lo confirmó a Razón+Fe el Padre Andrés Fernández, gestor de esta obra al servicio de las necesidades materiales y espirituales de los internos y de darle posada a sus familiares. Afirmó categóricamente que aceptó recibir al exjefe guerrillero Jesús Santrich por solicitud formal del Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor Urbina. “Es un asunto de razones humanitarias, no ideológicas”. Esta decisión ha generado revuelo, incluso en círculos católicos.
La cotidianidad de la fundación católica Caminos de Libertad, obra creada por la Arquidiócesis de Bogotá en 1997 para canalizar recursos y ejecutarlos en programas de la Pastoral Penitenciaria Católica, no es la misma desde la noche de este jueves, cuando llegó Jesús Santrich, exjefe guerrillero de las Farc, con curul en el Congreso por cuenta del proceso de paz y desde hace un mes en huelga de hambre tras su captura, investigado por narcotráfico y solicitado en extradición por la justicia estadounidense.
“Aquí no hay cuestiones de ideología, sino que tratamos de que (Santrich) pueda salvar la vida, ojalá se recupere un poco. ¿Qué sería lo más práctico?, ¿poner una silla eléctrica en cualquier casa del Inpec, sentarlo, conectarle la electricidad y matarlo? Eso sería lo que la gente quiere… cuando para cualquier persona de Fe la vida es muy importante, hasta la Constitución habla de la vida, y aquí no hay un jacuzzi para el señor, ni le estamos dando whisky por la noche, simplemente, por razones humanitarias, se le está prestando un servicio para que recupere la vida”, sostuvo el Padre Andrés Fernández, Director de la Fundación.
Santrich, sindicado de narcotráfico a través de una circular roja de la Interpol, de EE. UU., inició una huelga de hambre el mismo día de su captura, 9 de abril, replicando que se trataba de un montaje en su contra que ponía en riesgo el proceso de paz. Ese mismo día el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aseguró: “si hay pruebas contra Santrich por narcotráfico no me temblará la mano para extraditarlo”. El 26 de abril fue trasladado al Hospital El Tunal, donde continuó sin comer, y de allí fue trasladado finalmente a la sede eclesiástica.
Al preguntarle cómo fue el proceso y quién solicitó el traslado, respondió: “el Gobierno le pidió al Presidente de la Conferencia Episcopal (CEC) si podían recibir a este señor por razones humanitarias. En la sede de la CEC no lo podían tener, entonces estaba la Fundación, donde llevamos 20 años trabajando por el tema penitenciario. El Presidente de la CEC mandó un oficio pidiendo si podíamos prestar ese servicio, y le dijimos que sí. Vino el Ministro de Justicia y luego el Inpec envió un oficio”. Aseguró que el Inpec, precisamente, es el responsable directo de la seguridad de Santrich, “a quien le compartimos una cama sencilla y no ha comido todavía”.
Lo que está claro, hasta el momento, es que el senador Iván Cepeda y el exnegociador de paz Álvaro Leyva, que cruzaron cartas esta semana con Santrich (y en las cuales se menciona al Papa Francisco), intercedieron por la reubicación del exjefe guerrillero, mientras en el oficio que le envió el Inpec a la Fiscalía se lee que la Misión de verificación de los acuerdos de La Habana de la ONU y el representante de la CEC enviaron requerimientos para que él fuera “atendido por temas humanitarios en otras instalaciones”.
El presbítero aclaró, además, que la Fundación “no es cárcel” y reconoció que es la primera vez que reciben a un “interno”.
Allí, además de las oficinas administrativas, funciona un hogar de paso para los familiares de los internos que van a visitarlos y para los “pospenados”, es decir, quienes quedan en libertad y no tienen dónde quedarse en los primeros días. También se hacen retiros espirituales y se coordinan actividades dentro de las cárceles de acompañamiento material y espiritual a los reclusos. “Él (Santrich) sigue detenido”, quiso aclarar el sacerdote.
La polémica no se hizo esperar
Esta noticia ha generado todo tipo de reacciones, a nivel de poderes políticos, mediático, redes sociales y en círculos católicos, al punto de que el Padre Pedro Mercado, Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, expresó su desacuerdo con la decisión de la CEC, como se puede observar en la galería fotográfica (abajo).
Unos le echan el “agua sucia” al gobierno de Juan Manuel Santos, por ceder ante las pretensiones del exjefe guerrillero, “hundiendo el proceso de paz, en vez de protegerlo”; otros cuestionan la actuación del Inpec, que a su vez le notificó de la decisión a la Fiscalía, que estaría en desacuerdo de la medida, mientras el Ministerio de Justicia asegura que sí le consultaron al órgano acusador. En todo caso, el Comité Nacional de Víctimas de la Guerrilla radicó este viernes una denuncia para que se investigue si el traslado de Santrich a una «sede particular» incurre en posible prevaricato.
En entredicho queda, sin embargo, la credibilidad de la Iglesia Católica, en la medida en que su mediación queda politizada en medio de un crispado reclamo de quienes no conciben que el Estado le esté concediendo beneficios a quien fuera el líder de una guerrilla terrorista, hoy en un proceso de paz que parece tambalear. También parece que pierde la Fundación Caminos de Libertad, o por lo menos queda opacada su valiosa labor, que incluso fue reconocida internacionalmente por el Vaticano en 2009.
Por su parte, la Conferencia Episcopal de Colombia está preparando un comunicado al respecto. Razón+Fe sigue al tanto del desarrollo de esta noticia.
*Foto principal: tomada de www.kienyke.com