Con la excusa de que lo mejor para el país es que los terroristas cambien “las balas por votos”, y que es mejor que estén “echando lengua y no bala”, se forzó y se impuso en nuestra Constitución, a pesar del rechazo mayoritario en las urnas, un acuerdo de impunidad y legitimación de cinco décadas de violencia política de las FARC.
Sin embargo, lo que esa estrategia de claudicación de la autoridad frente a los violentos está logrando, es corromper como nunca antes el debate político en el país.
Eso sin contar con el mensaje ético que envía a las futuras generaciones, que saben poco de la violencia ejercida por la organización de izquierda terrorista FARC, pero que ven cómo su estrategia les ha conseguido éxito, admiración, poder e influencia.
[youtube //www.youtube.com/watch?v=HWlhnDPv7KY&w=560&h=315]Gracias al infame acuerdo de La Habana, son ahora los más violentos e inescrupulosos de Colombia quienes sentencian lo que está bien y mal en el país, al tiempo que la mentira y el cinismo se han convertido, por encima de cualquier otra época de corrupción política, en una de las más efectivas herramientas de la política, como se ve en esta entrevista concedida a El Espectador por el jefe de la legalizada organización terrorista FARC:
[youtube //www.youtube.com/watch?v=gLz2IRT2MEs&w=560&h=315]Lastimosamente, en ese juego ha caído hasta el mismo expresidente Uribe, quien recientemente dijo que creía en la “voluntad de PAZ de las FARC”, cuando lo único que han demostrado es su habilidad para engañar y utilizar el pacto de La Habana para seguir difundiendo su discurso legitimador de la violencia.
Ante actitudes tan ambivalentes y contradictorias como esas, es admirable ver cómo sí hay políticos que tienen claridad ética y moral, y también el valor para defender los Principios, así sea contra viento y marea.
Es lo que vemos en el video en el que el secretario del partido político español VOX, se mantiene coherente en una entrevista en la que engañado, pretenden ponerlo a discutir con un colaborador de la banda terrorista ETA, frente a quien había advertido en otras ocasiones que no estaría dispuesto a dialogar.
Gran parte del inconformismo con Uribe y Duque que se refleja en las últimas encuestas, se debe a la debilidad que se percibe en este gobierno y en el Centro Democrático. A la falta de principios claros y valor para defenderlos, ante lo que parece el triunfo irreversible de la conspiración de la izquierda que logró introducir los acuerdos de La Habana.
Si el Centro Democrático sigue la vía de la claudicación, liderada por Iván Duque y arrastrando por ella a Álvaro Uribe, bueno sería que surja un nuevo partido político que realmente represente a la derecha democrática.
Si trabajan con inteligencia y valentía, con seguridad no tendrían menos éxito del que está teniendo VOX en España.
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