“Reafirmar el Señorío de Cristo, y no a una Iglesia irreconocible”.

Traducido de La Nuova Bussola Quotidiana para Razón + Fe
por Edwin Botero Correa.

Publicamos a continuación los extractos más importantes de la ‘Lectio Magistralis’ pronunciada por el Cardenal Raymond Leo Burke durante la Jornada de La Nuova Bussola Quotidiana, titulada “Hasta los confines de la tierra”, que tuvo lugar este DOMINGO 6 DE OCTUBRE DE 2019. Para leer la versión completa, haga clic AQUÍ . En los próximos días publicaremos los informes de las reuniones y los testimonios en video (Nota de La NBQ).

“Sin lugar a dudas, la Iglesia está experimentando una de las crisis más graves que he conocido”.

Card. Raymond Leo Burke

El cardenal Burke, en la Jornada de La Nuova Bussola Quotidiana, realizada este domingo 6 de octubre de 2019, indica que la Oración y el Testimonio de la Fe son la forma de detener los errores y la desorientación que caracterizan este período. Con respecto al ‘Instrumentum laboris‘ su juicio es claro:

“Uno de sus errores más graves es la apostasía, porque se cuestiona el señorío de Cristo, único Salvador del mundo”.

Card. Burke, con respecto al ‘Instrumentum laboris‘ del Sínodo de la Amazonía.

• LA LECTIO MAGISTRALIS INTEGRALE
• LAS FOTOS DEL DÍA

Sin duda, la Iglesia está experimentando actualmente una de las crisis más graves que he conocido. Hoy, como quizás en ningún otro período del pasado, existe un fenómeno generalizado de confusión general y error dentro del cuerpo mismo del Cuerpo Místico de Cristo.

En el pasado, ha habido crisis doctrinales más serias, por ejemplo, la herejía del arrianismo en el siglo IV cristiano que negaba la unión hipostática, la verdad de las dos naturalezas en la única persona divina de nuestro Señor Jesucristo. Aunque en ese momento la herejía estaba muy extendida y si, de vez en cuando, la Sede de Pedro era menos firme de lo que debería haber sido, al final Roma, ciertamente gracias a la morada del Espíritu Santo, se mantuvo firme en la transmisión ininterrumpida de la fe desde la época de los apóstoles. Hoy, sin embargo, flota en un torrente de confusión sobre muchas verdades de la fe.

NUESTRA DECLARACIÓN

«Para abordar la gravedad de la situación, el cardenal Janis Pujats y yo, junto con los arzobispos Tomash Peta y Jan Pawel Lenga, y el obispo Athanasius Schneider, publicamos la Declaración sobre algunos de los errores más comunes en la vida de la Iglesia de nuestro tiempo [1] . Con el documento en cuestión, refiriéndose al ‘Depositum Fidei’, el Depósito de la Fe, queríamos dar “una voz común de los Pastores y los fieles, a través de una declaración precisa de las verdades”, como un “medio efectivo de ayuda fraternal y filial para el Sumo Pontífice”, en la actual situación extraordinaria de confusión doctrinal y desorientación general en la vida de la Iglesia».[2]

LA DOCTRINA NO ES ESTA

Una de las manifestaciones más preocupantes de la confusión e incluso del error que actualmente prevalecen en la Iglesia hoy es el ‘Instrumentum Laboris’ para la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Pan-Amazónica [3] . Mientras que el Sínodo de los Obispos, de acuerdo con la tradición disciplinaria constante de la Iglesia, existe para ayudar al Romano Pontífice a enseñar más efectivamente las verdades perennes de la fe y aplicar más efectivamente la disciplina que salvaguarda las verdades en la práctica [4], la Asamblea Especial que abre hoy ( ayer ed. ) se presenta como una herramienta para cambiar radicalmente la doctrina y la disciplina eclesial. El texto del ‘Instrumentum laboris’ está lleno de afirmaciones ajenas y distantes de la sana doctrina, y en muchos sentidos la contradicen. (LEA EL DOSSIER AQUÍ).

IGLESIA INESTABLE

Esta no es una opinión personal. Basta leer el texto para constatarlo. Incluso los grandes entusiastas de la revolución propuesta en el ‘Instrumentum laboris’, especialmente ciertos obispos alemanes, declaran abiertamente que los resultados de la Asamblea Especial para la Región Pan-Amazónica dejarán a la Iglesia en un estado irreconocible [5]. De hecho, ya acudieron antes a la llamada “vía sinodal” como un proceso para llegar a una nueva y diferente enseñanza moral de la Iglesia, especialmente en asuntos que tocan el matrimonio y la familia, y el orden correcto de la relación entre el hombre y la mujer en su sexualidad humana.

EL SEÑORÍO DE CRISTO Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA

Uno de los errores más graves expresados ​​en el ‘Instrumentum laboris’ es la apostasía, porque se cuestiona el señorío de Cristo, único Salvador del mundo. El ‘Instrumentum laboris’ caracteriza la enseñanza sobre la unicidad y la universalidad de la salvación realizada por el Cristo viviente en la Iglesia en relación con una cultura particular. Establece que esta relatividad se manifiesta en “doctrinas petrificadas” [6] . Así, el documento propone que la Iglesia busque su propia identidad en un diálogo con la creación y con las culturas paganas a las que allí se les considera falsamente como “una fuente peculiar de la revelación de Dios” [7]. La verdad de que Dios se nos reveló plena y perfectamente con el misterio de la Encarnación de Dios Redentor, el Hijo, está siendo gravemente oscurecida e incluso negada.

EVANGELIZACIÓN DENEGADA

Una consecuencia lógica de este pensamiento radicalmente erróneo es que la misión de la Iglesia, la misión de evangelización se niega a favor de “un enriquecimiento mutuo de las culturas en el diálogo (interculturalidad)” [8] . Se contradice el papel correcto de la inculturación en la misión de evangelización, de modo que la cultura condiciona la verdad revelada, cuando, en una verdadera inculturación, la verdad revelada purifica y eleva la cultura.

¿Qué tenemos que hacer?

En la situación muy preocupante de la Iglesia, con frecuencia me preguntan los sacerdotes y fieles que aman la Iglesia y las verdades de la Fe que se nos transmiten a través del Cristo vivo en la Iglesia: ¿Qué debemos hacer? Mi respuesta es simple: orar con todo nuestro corazón y dar testimonio de las verdades de la fe en la Iglesia y en el mundo. Recuerdo la exhortación de San Pedro a nuestros primeros cohermanos en la fe. Escribiéndoles sobre cómo soportar a los que atacan la verdadera Fe, les insta:

“¿Y quién puede haceros daño si sois fervientes en el bien? Si luego sufrís por la justicia, ¡dichosos de vosotros! No os desaniméis por temor a ellos y no os preocupéis. Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza”.

1 Pedro, 3, 13-15

EL TESTIMONIO DE FE Y EL APOSTOLADO
DE «LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA»

Muchas veces, los fieles e incluso algunos clérigos dudan mucho “de responder a cualquiera [la] pregunta de la esperanza que está en [ellos]”, por temor a no saber lo suficiente sobre las doctrinas de la fe y la buena moral. Es cierto que la catequesis en varias partes de la Iglesia ha estado seriamente ausente y algunas veces presentada errónea por algunas décadas. Por lo tanto, hay un cierto analfabetismo doctrinal y disciplinario entre muchos en la Iglesia. Por esta razón, estoy particularmente feliz de hablar en «el Día de la Brújula» (Bussola) y poder agradecer a Riccardo Cascioli y a todos sus colaboradores que se comprometen, a través de las redes sociales, a ayudarnos a comprender la situación de la Iglesia, mostrando a la Iglesia un amor filial en toda la pureza y belleza de su doctrina y disciplina, que nos ayuda a comprender cómo ser un miembro vivo de Cristo en su cuerpo místico.

LA CONCIENCIA MISIONERA CRISTIANA

La vida cristiana es esencialmente misionera. Si realmente creemos en Cristo, si vivimos en Él, querremos compartir nuestra fe, la vida de Cristo en nosotros, con otros, tanto cercanos como lejanos.

La naturaleza misionera de la fe cristiana en el Catecismo Tridentino y en el Catecismo actual

Para ilustrar la autoconciencia misionera de la Iglesia y estimular nuestra autoconciencia cristiana, me gustaría detenerme en la enseñanza sobre las misiones que se encuentra en el Catecismo Tridentino, publicado por el Papa San Pío V por decreto del Concilio de Trento, y el Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado 30 años después de la apertura del Concilio Vaticano II (11 de octubre de 1962 – 11 de octubre de 1992). Claramente, estas dos fuentes reflejan la enseñanza constante sobre la naturaleza misionera inherente de la fe católica.

ESFUERZO

Ningún cristiano puede evitar el compromiso misionero de la Iglesia universal. Todo cristiano, a través del esfuerzo de vivir coherentemente en Cristo, fortalece toda la misión de la Iglesia. Todo cristiano que no puede vivir plenamente en Cristo, debilita la misma misión.

DIÁLOGO

Finalmente, el Catecismo nos muestra que la misión requiere “un diálogo respetuoso con aquellos que aún no aceptan el Evangelio” [12] . El respeto al interlocutor pagano no significa en absoluto que el Evangelio, el ‘Depositum Fidei’, sea relativo a los elementos verdaderos, buenos y bellos de la cultura pagana, sino que estos elementos permanecen perdidos sin la purificación e iluminación que solo Cristo aporta al mundo.

CITAS

• [1]   Cf. Raymond Leo Burke, Janis Pujats, Tomash Peta, Jan Pawel Lenga y Athanasius Schneider, Declaración sobre las verdades sobre algunos de los errores más comunes en la vida de la Iglesia de nuestro tiempo (Roma: Spunti, 2019). [Declaración sobre verdades].
• [2]   Declaración sobre las verdades, p. 3.
• [3]   Cf. Sínodo de los Obispos, Asamblea Especial para la Región Pan-Amazónica, “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, Instrumentum laboris (Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2019). [Instrumentum laboris].
• [4]   Cfr. Código de Derecho Canónico de 1983, can. 342.
• [5]   Cf. katholisch.de/artikel/21542-overbeck-amazonas-synode-bedeutet-zaesur-fuer-die-ganze-kirche.
• [6]   Instrumentum laboris, pp. 35-36, n. 38.
• [7]   Instrumentum laboris, p. 23, n. 19.
• [8]   Instrumentum laboris, p. 103, n. 122.
• [9]   Catecismo de la Iglesia Católica, p. 487, n. 854.
• [10] Catecismo de la Iglesia Católica, p. 487, n. 854.
• [11] Catecismo de la Iglesia Católica, p. 487, n. 854.
• [12] Catecismo de la Iglesia Católica, p. 489, n. 856.