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“Quienes tocan el celibato, destruyen la Iglesia”: Card. Müller.

“Le Sorcier Du Ciel” es al presente la única película que nos muestra la vida del Santo Cura de Ars (San Juan Bautista María Vianney). Es la historia de un humilde Cura de campo al que se le Ordenó Sacerdote sin mucho entusiasmo a causa de su dificultad con algunos cursos que dificilmente aprobó. Nada haría presagiar los acontecimientos futuros que dan inicio con la llegada del “señor Vianney” a un pueblo llamado Ars, el mismo que ha perdido la fe y sabe a mundo y a vicio. Con sus oraciones, ayunos y consejos, el padre Vianney se pone a la obra en este magistral Ministerio de la Cura de Almas.

El demonio estará muy presente a lo largo de sus años de sacrificio para estorbarle, desanimarle y molestarlo de mil modos distintos, pero la santidad de este Sacerdote lo vencerá y por mucho.

Una historia apasionante que merece una mejor imagen y sonido. Entre tanto, El Cine Católico les propone esta humilde edición pero a la vez única, que les hará conocer la factura y trascendencia de este santo al que la Iglesia venera con el título muy apropiado de “Patrono de los Párrocos”.

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En un nuevo ensayo, el cardenal Müller defiende a Benedicto XVI contra los ataques por el libro escrito con el Cardenal Sarah. No hay antagonismo con el Papa reinante, sino el deseo de una contribución legítima a la verdad. En cuanto al celibato sacerdotal, Müller está con Benedicto XVI y el cardenal Sarah: «La escasez de sacerdotes (tanto en número como en calidad) en países occidentales que alguna vez fueron cristianos no se debe a una escasez de llamadas de Dios, sino a la falta de orientación de nuestras vidas hacia el Evangelio de Jesucristo».

ECCLESIA01/22/2020
Por Riccardo Cascioli

Riccardo Cascioli, Director de La Nuova Bussola Quotidiana.

Presentamos la traducción y transcripción integral de este importante artículo de Riccardo Cascioli, Director de La Nuova Bussola Quotidiana (de Italia), quien ofrece una clara síntesis del documento publicado por el Card. Gerhard Müller, ex Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en el que se refiere a dos temas cruciales:

1. La visión “ideológica” de las relaciones jerárquicas y de autoridad dentro de la Iglesia como una “Estructura de Poder”.

2. La Defensa del Celibato Sacerdotal, en la misma línea del Cardenal Robert Sarah y de Benedicto XVI, como un estado de compromiso y de entrega definitiva a Jesucristo, que da testimonio de la Fe auténtica, como una realidad eclesiológica trascendente fundamentada en un Sacramento, el Orden Sacerdotal, y que no puede ser instrumentalizada bajo una concepción meramente funcional.


EL DOCUMENTO INTEGRAL (En Italiano).

“La contribución de Benedicto XVI al libro del cardenal Sarah puede ser desacreditada como un acto de oposición al Papa Francisco solo por aquellos que confunden a la Iglesia de Dios con una organización ideológica-política”. Esto no significa que “los católicos creyentes mantengan la posición bien considerada de que, en lugar del ateo Scalfari, que ni cree en Dios ni es capaz de comprender el “misterio de la Santa Iglesia”, Benedicto (Joseph Ratzinger) sería un asesor infinitamente más calificado y competente para el Vicario de Cristo, sucesor de Pedro y pastor de la Iglesia universal”.

El ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller se ha vuelto a escuchar, en medio de la controversia sobre el libro escrito por el cardenal Robert Sarah con Benedicto XVI y la publicación de la exhortación apostólica del Sínodo amazónico es inminente. Lo hace con un breve ensayo (del cual publicamos la traducción al italiano) titulado “¿Opositores o hermanos en el espíritu? Sobre la relación entre el papa Francisco y Benedicto XVI”.

El tema crucial tanto del libro como de la exhortación es el celibato sacerdotal: defendido con la espada blandida por Sarah y Ratzinger, y que se vería expuesto a experimentos contrarios y excepciones (según los rumores) ante un Francisco abierto a dicha posibilidad. El cardenal Müller se casa explícitamente con la tesis de Ratzinger y Sarah sobre el celibato, pero al mismo tiempo niega el antagonismo entre el Papa Benedicto y Francisco, al que se refiere como “un intento de los medios de crear confusión”. Y a la relación entre el Papa reinante y el Papa emérito, Müller dedica la primera parte de su ensayo. Solo hay un Papa, explica Müller: «Un antiguo Papa que todavía está vivo está unido fraternalmente a todos los obispos y está bajo la autoridad magistral y jurisdiccional del Papa reinante. Sin embargo, esto no excluye en absoluto que su palabra aún tenga un gran peso en la Iglesia debido a su competencia teológica y espiritual, así como a su experiencia de gobierno, tanto como obispo como Papa”.

“Los católicos creyentes pueden mantener la posición bien considerada de que, en lugar del ateo Scalfari, que ni cree en Dios ni es capaz de comprender el “misterio de la Santa Iglesia”, Benedicto (Joseph Ratzinger) sería un asesor infinitamente más calificado y competente”.

Cardenal Gerhard Müller

Müller denuncia la concepción política de la Iglesia con la consiguiente distorsión de la relación no solo entre el Papa reinante y el papa emérito, sino también entre el Papa Francisco y los obispos. Y para fomentar las divisiones existe “la idea de un frente popular formado por creyentes y no creyentes” que “se propaga contra aquellos a quienes el propio Scalfari identifica como enemigos y adversarios entre las filas de los cardenales, obispos y católicos” conservadores de derecha”. En esto encuentra espíritus similares del círculo de aquellos que dicen ser parte de una “guardia bergogliana”. Esta red de populistas de izquierda impulsada por un simple deseo de poder pervierte la potestas plena del Papa en una potestas ilimitada y absoluta”.

Es decir que el Papa se convierte en un tirano: “Todo lo que el Papa quiere es bueno y verdadero y no, como debería ser, el Papa busca lo que es bueno y verdadero”.

Luego, el cardenal Müller continúa con el tema del celibato sacerdotal y arremete contra cualquier intento de aflojar la obligación del celibato:

«Una clara abolición del celibato sacerdotal según el modelo de las comunidades protestantes y anglicanas del siglo XVI constituiría un delito contra la naturaleza del sacerdocio y un acto de desprecio por toda la tradición católica. ¿Quién quiere asumir la responsabilidad ante Dios y su santa Iglesia por las desastrosas consecuencias para la espiritualidad y la teología sobre el sacerdocio católico?».

Card. Gerhard Müller

Millones de sacerdotes, desde la fundación de la Iglesia, se sentirían íntimamente heridos ante la explicación de que su sacrificio existencial por el Reino de Dios y la Iglesia se basó únicamente en una disciplina jurídica externa que no tendría nada que ver con el sacerdocio y el estilo de vida del celibato para el Reino de cielos. La escasez de sacerdotes (en números como en calidad) en países occidentales anteriormente cristianos no se debe a la escasez de llamados de Dios, sino a la falta de orientar nuestras vidas hacia el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador de todo el mundo».

Además,

“no solo estamos experimentando una discusión sobre el celibato, sino también una feroz batalla contra él y, por lo tanto, contra el sacerdocio sacramental. Los reformadores protestantes del siglo XVI creían que el oficio eclesiástico era una simple función religiosa dentro de la comunidad cristiana, y con esto le robaron el carácter sacramental. Si la consagración sacerdotal ya no equivale a una uniformidad interior con Cristo, el divino Maestro, el buen Pastor y Sumo Sacerdote del Nuevo Pacto, entonces también se pierde la comprensión de la conexión íntima con el celibato enraizado en el Evangelio para el Reino de Dios (Mt 19, 12; 1 Cor 7, 32)”.

Card. Gerhard Müller

No debemos olvidar el valor que tiene el celibato como testimonio vivo de un Dios en una sociedad secularizada:

“En la dictadura actual del relativismo, el énfasis en una autoridad sacramental derivada de una autoridad divina superior se percibe como una sed clerical del poder, y el modelo de vida célibe como una acusación pública de la visión que reduce la sexualidad a una adquisición egoísta de placer. El celibato sacerdotal aparece como el último bastión de una orientación radicalmente trascendente del hombre y de la esperanza en un mundo futuro en el más allá, que sin embargo, según los principios ateos, sería una ilusión peligrosa”.

Benedicto XVI, a miles de Sacerdotes Católicos durante la Vigilia de clausura del Año Sacerdotal, celebrada en la Plaza de San Pedro el jueves 10 de junio de 2010.
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