El atentando en la Basílica de Notre Dame en Nantes, que dejó tres muertos, y otra serie de atentados en Francia, llevó a Macrón a tomar medidas de urgencia para proteger los centros de culto en ese país.
Varias fuentes han informado que el inmigrante tunecino que mató a los tres fieles en Notre Dame, tiene 21 años y había entrado a Europa de forma irregular a través de la isla de Lampedusa (Italia) en octubre pasado.
El perfil @descifraguerra informa que el gobierno francés anunció que el plan Vigipirate pasó a toda Frania a «urgencia de atentado».
El plan es un instrumento permanente para la lucha contra el terrorismo, creado tras los atentados de 2015.
Macron anunció la movilización de 7.000 militares adicionales (adicionales a otros 3.000) para la Operación Sentinel de las Fuerzas Armadas que protege zonas sensibles de Francia.
Sin embargo, en ocasiones la policía se ha visto desbordada por multitudinarios ataques de musulmanes.
Por su parte Marine Lepen, líder de la derecha, declaró: «Hace años que nos estamos enfrentados a una guerra dirigida a nosotros. Hace falta una legislación de guerra».
Las reacciones de la Iglesia
La iglesia francesa convocó a una jornada de oración a las 3 de la tarde, en homonaje a las vícimas del atentado
El Papa Francisco, quien durante su pontificado ha abanderado la bienvenida a los migrantes musulmanes, oró por las vícitmas del atentado:
Lampedusa, el sitio de ingreso ilegal del terrorista tunecino, fue el primer sitio que el Papa Francisco visitó de forma oficial, el 8 de julio de 2013.
En ese lugar el Papa lanzó una arrojó una corona de flores al mar como homenaje a los emigrantes muertos en el Mediterráneo, celebró misa en una barca de inmigrantes, al tiempo que el báculo y el cáliz estaban fabricados con trozos de madera de una de las barcas que se hundió mientras intentaba ingresar a Italia de con inmigrantes ilegales.
En esa ocasión el Papa Francisco también hizo un encuentro ecuménico con 50 inmigrantes ilegales africanos, muchos de ellos musulmanes, y les dio un saludo en la víspera del ayuno del Ramadán.
Por otra parte, el Cardenal Sarah condenó la violencia islámica y se pronunció sobre el desafio que la inmigración musulmana representa para Europa:
El islamismo es un fanatismo monstruoso que debe combatirse con fuerza y determinación. No detendrá su guerra. Lamentablemente, los africanos lo sabemos demasiado bien. Los bárbaros son siempre enemigos de la paz. Occidente, ahora Francia, debe entender esto. Recemos.
Cardenal Sarah
Hace dos años los medios de comunicación habían condenado como una «fantasía» las advertecias del peligro del terrorismo entre los migrantes.
