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El historiador Francisco Flórez, colaborador de la Revista Colombiana de Estudios Hispánicos, publicó recientemente en El Nuevo Siglo un artículo recordando uno de los escritos más polémicos de Laureano Gómez: una crítica devastadora de Stefan Zweig luego de su suicidio.
“Zweig simbolizaba el espíritu secularizante, el de una Europa unida no en torno a su carácter cristiano, sino – y por el contrario- consolidada por sus valores laicos y liberales, herederos en últimas de la Revolución Francesa”.
A tres meses de las elecciones presidenciales de 1942 en Colombia, Laureano Gómez publicó en El Siglo uno de sus artículos más polémicos, arremetiendo contra la figura del escritor Stefan Zweig tras su reciente suicidio.
Zweig, perseguido por el nazismo y prohibido en la Europa ocupada, se había convertido en un símbolo de resistencia contra la barbarie totalitaria. Su inesperada muerte conmovió al mundo decente que luchaba contra el Eje.
Sin embargo, para Laureano Gómez, Zweig representaba precisamente aquello contra lo que él batallaba: el espíritu secularizante y el europeísmo laico heredero de la Revolución Francesa.
En su duro artículo, Laureano acusaba a Zweig de tergiversar la historia en obras como su biografía de María Antonieta, presentándola de forma sesgada para adaptarla a una visión contraria al cristianismo. Así, comparaba a Zweig con Judas, señalando que “sus obras fueron sistemáticas y perversas falsificaciones, destinadas a torcer el criterio de la multitud desprevenida”.
La postura de Laureano resultaba polémica en un contexto donde Zweig era visto como una víctima del nazismo. Pero para Laureano, Zweig encarnaba precisamente ese europeísmo secular y liberal que él rechazaba. De hecho, en 1942 Laureano ya se oponía a las dos candidaturas liberales en Colombia, la de López Pumarejo y la de Arango Vélez.
Ni el sentimentalismo por la muerte de Zweig, ni el contexto electoral, frenaron la pluma doctrinaria de Laureano. Él rechazaba ese proyecto de Europa laica que acabaría imponiéndose tras la guerra, y que consideraba incompatible con sus ideales católicos tradicionalistas.
La mirada de Laureano sobre Zweig nos muestra a un político coherente con sus principios, aún cuando ello implicaba nadar contra la corriente. Sus motivaciones eran ante todo doctrinarias, no electorales. Y no estaba dispuesto a guardar silencio por razones circunstanciales.
“Al fin y al cabo, en esas vísperas electorales de 1942, Laureano Gómez estaba haciendo política, y no escatimó en el suicidio de Stefan Zwaig – autor renombrado y liberal- para dejar de hacerla”, concluye Flórez.
Fuente: El Nuevo Siglo
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