Esta noche de Navidad invito a todos los colombianos, independiente de su creencia religiosa, a ser parte de un sueño común: el de construir una Colombia grande con oportunidades para todos. #FelizNavidad pic.twitter.com/52Rk8I5N8D
— Iván Duque (@IvanDuque) 24 de diciembre de 2018
El primer mandatario aprovechó la ocasión para dirigirse a los colombianos como «un colombiano más» y desearles a todos una Feliz Navidad, haciendo énfasis en la aconfesionalidad de su mensaje.
La aconfesionalidad es una de las principales convicciones del presidente Duque, la cual coincide con la de otros líderes progresistas y de izquierda que admira como Obama, Trudeau y Macrón.
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En todo caso, la omisión a cualquier referencia religiosa en una fecha tradicional cristiana deja en evidencia el vacío de la cultura secularista, pues si los valores de la humildad y la caridad que transmiten el nacimiento del niño Jesús en Belén fueran fáciles de sustituir, tal vez la alocución presidencial habría podido terminar con una referencia más inspiradora que hablar simplemente de amor y solidaridad.
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La realidad que se hace evidente en nuestra cultura, a medida que se divorcia de su inspiración religiosa, es que estas fiestas terminan convirtiéndose poco a poco en una ocasión para excesos consumistas, alcohólicos y gastronómicos, que crean su propia dinámica cultural y de la cual es difícil sustraerse, incluso para muchos que se esfuerzan en vivir una Navidad verdaderamente cristiana.
Y la unión de las comunidades alrededor de valores típicamente liberales como la «prosperidad económica» o el «bienestar social», terminan siendo poco sostenibles como lo evidencian las crisis democráticas en la mayoría de países occidentales, debido a una preocupante tendencia hacia la fragmentación política.
Aquí el mensaje «personal» (no presidencial) de Iván Duque a los colombianos:
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